Resulta difícil encontrar un ámbito de la vida que no haya sido impactado por la covid-19; la salud sexual y reproductiva se incluye en esa larga lista, también en Cuba.
La interrupción de las cadenas productivas a nivel mundial, debido a la pandemia; el incremento del bloqueo unilateral del gobierno estadounidense a Cuba y las continuas deficiencias en la importación y distribución de métodos anticonceptivos llegan hasta la cama de muchas parejas cubanas, cambian sus vidas y desafían la creatividad de especialistas.
Laura es una joven universitaria que vive en la central provincia de Santi Spíritus, a 380 km de La Habana, y no quiso dar su nombre real para este reportaje, pues lo considera un tema muy íntimo y no quiere que la reconozcan.
Ante la falta de otro recurso, ella y su pareja optaron por el coito interrupto (eyaculación externa). Acudir a métodos alternativos ha sido casi una obligación y un juego al azar. “Esto dio resultado por un tiempo, hasta que un día hubo un descuido y salí embarazada”, relata la joven.
“Ha sido difícil prevenir el embarazo en la pandemia, pues no hay preservativos y tampoco implantes hormonales. Yo no puedo tomar pastillas anticonceptivas, pues una vez probé y me hicieron daño; usaba preservativos, pero se han perdido de las farmacias”, afirma la joven.
Las opciones de anticoncepción es un tema frecuente en la consulta de la doctora Aissa Naranjo Dojer, quien está a cargo del gabinete de Planificación Familiar en el Policlínico Rampa, en La Habana. Naranjo asevera que, desde la llegada de la enfermedad al país, no se han interrumpido los servicios en esta institución de salud, aunque sí se adoptaron medidas para reducir el número de pacientes en consultas.
“Los servicios se han mantenido y se garantizan no solo a pacientes del área de la salud y del municipio, sino a quienes llegan con remisiones de otras localidades. Pero, para evitar aglomeraciones y prever posibles contagios, hemos tenido que disminuir la cantidad de pacientes por consulta”, explica la especialista.
En medio de la crisis sanitaria, el gobierno cubano implementa medidas específicas destinadas a la protección de embarazadas; las autoridades han declarado que se mantienen funcionando los servicios de salud sexual y reproductiva (SSR), mientras se garantizan los medicamentos antiretrovirales a personas que viven con VIH-sida.
Sin embargo, otros problemas afectan a la ciudadanía y preocupan al personal de salud en materia de salud sexual y reproductiva (SSR), como la usencia de anticonceptivos y condones en las farmacias estatales; los insuficientes insumos y reactivos para análisis, requeridos en la interrupción de embarazos, y la disminución del número de pacientes en las consultas especializadas.
En los últimos 11 meses, a la consulta de Naranjo Dojer han acudido parejas que tampoco encuentran anticonceptivos orales ni condones en los dispensarios estatales.
“Entre las principales demandas que nos llegan hay una muy importante que, lamentablemente, no podemos desconocer: tenemos muchas dificultades con la anticoncepción. Hemos tenido momentos con baja cobertura, otros en que se recupera, pero en estos momentos no tenemos ninguno, ni por vía oral, ni intramusculares, al menos en este servicio”, se lamenta la médica.
La crisis de anticonceptivos y condones durante los últimos meses ha sido protagonista de varios reportajes en distintos medios. No hay condones, se repite una y otra vez, como un ciclo intermitente que trasciende la emergencia sanitaria. Por ejemplo, desde 2014 se reporta inestabilidad en la importación, distribución y comercialización de los profilácticos.
Iniciando 2021, la Oficina en Cuba del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), dio a conocer la llegada de un donativo al país para “apoyar la continuidad y calidad de los servicios de salud sexual y reproductiva (SSR)”. Este envío se sumaba a otro realizado en agosto de 2020.
La donación incluyó medicamentos para embarazadas y neonatos, insumos médicos, anticonceptivos inyectables y píldoras de anticoncepción de emergencia.
Una nota publicada por UNFPA refiere que los 20.000 bulbos de Medroxyprogesterona permitirán prevenir embarazos no deseados en igual número de mujeres, durante tres meses.
“Los bulbos de este anticonceptivo inyectable con sus jeringuillas desechables se distribuirán en 41 hospitales y 23 policlínicos de las 15 provincias del país y el municipio especial Isla de la Juventud”, confirma el reporte.
Las 22.500 tabletas de Levonorgestrel, adquiridas con recursos regulares de la Oficina del UNFPA en Cuba, y utilizadas como método anticonceptivo de emergencia en las 72 horas siguientes a una relación sexual, se destinarán a 256 consultas de planificación familiar de todo el país.
Mientras las buenas noticias llegan a los territorios y las vidas cotidianas; parejas, especialistas y promotores de salud sexual buscan soluciones a su alcance, llamando a la responsabilidad y la creatividad.
Para Laura, la joven embarazada entrevistada para este reportaje, comienza una carrera contra el tiempo.
De acuerdo con lo estipulado, debe hacerse un ultrasonido, pues tampoco encuentra en las farmacias test de embarazo. Una vez confirmada la gestación, requiere una batería de exámenes complementarios que incluyen hemograma con diferencial (análisis de sangre), grupo y factor Rh (llamado grupo sanguíneo), dos exudados (vaginal simple y endocervical) y serología.
Pero lo difícil, afirma, es poder hacerse a tiempo todos los exámenes que se requieren, pues siempre falta algún reactivo. Entonces hay que andar con paso ligero para realizar los análisis, nos cuenta.“Una vez por semana siguen haciendo interrupciones. Por ejemplo, en el municipio Guayo, todos los miércoles hacen regulaciones menstruales y, en el hospital materno de Cabaiguán, los lunes ponen las pastillas”, explica refiriéndose al aborto farmacológico.
Hasta el momento, en Cuba no es un problema acceder al aborto; está institucionalizado, es universal y gratuito desde 1965.
Según el Anuario de Salud de 2019, ese año se realizaron 73. 661 interrupciones voluntarias y se registraron dos muertes. Los datos correspondientes a 2020 aún no han sido publicados y permitirán conocer con exactitud el comportamiento de este procedimiento en tiempos de pandemia.
Otro desafío es que, ahora mismo, en la salud sexual y reproductiva influye la econom
ía personal. En el mercado informal se comercializan profilácticos importados por un precio que oscila entre los 35 y 50 pesos cubanos la unidad, no son accesibles a todos los bolsillos.
“Las píldoras anticonceptivas y las inyecciones no están disponibles ahora mismo, están perdidos los condones y en los grupos de venta por WhatsApp están vendiendo la tirilla de tres preservativos en cuarenta pesos. ¡Imagínate, cuarenta pesos moneda nacional, cuando en la red de farmacias comunitarias han costado un peso!”, confirma Liliana Álvarez Ramírez, residente en Santi Spíritus.
Hacer frente a una pandemia sin descuidar otra…
Si hablamos de salud sexual y covid-19, es necesario hacerse preguntas sobre otra epidemia que, décadas atrás, conmocionó al mundo: el VIH-sida.
Cuba ha logrado resultados importantes en la prevención de esta y otras enfermedades de transmisión sexual.
Desde 2015, la nación del Caribe eliminó la transmisión materno-infantil del VIH y la sífilis congénita. Al cierre de 2020 se mantuvo como la nación con más baja prevalencia de la infección en América Latina y el Caribe y una de las más bajas del hemisferio occidental. El año 2020 cerró, además, con la disminución de casos diagnosticados y la mortalidad asociada a la epidemia.
No obstante, ser positivo al VIH se considera una de las comorbilidades que presentan los pacientes con COVID-19 en estadios graves y críticos de la enfermedad. La pandemia también ha afectado la prevención del VIH-sida y el trabajo de una organización histórica en su enfrentamiento: la red de Hombres que tienen sexo con otros Hombres (HsH).
La red HsH agrupa a miles de voluntarios en todas las provincias del país y cuenta con 21 años de experiencia en el activismo y la promoción de salud sexual en la población homosexual y trans, grupos vulnerables por la homofobia y la transfobia que persiste en la sociedad cubana.
“En estos meses de distanciamiento social, ha sido muy difícil acceder a muchos hombres que tienen sexo con otros hombres para poder hablar de la prevención del VIH, el uso del condón, dónde realizarse la prueba rápida, su importancia y la necesidad de conocer el resultado, entre otros temas importantes, vinculados a la salud sexual de nuestra comunidad”, cuenta Omar Parada, de la provincia Granma, a 730 Km de la capital.
El coordinador de la Red HsH para esa provincia y para el oriente del país reconoce que la pandemia limitó mucho el trabajo de prevención porque quedaron desiertos los sitios de encuentro habituales, debido al aislamiento físico y el confinamiento.
“Incluso fue difícil llegar a espacios públicos, como barberías y gimnasios. Los sitios de encuentro emigraron a lugares privados y entonces la comunidad, el hogar de promotores, consejeros y líderes comunitarios fueron los espacios a los cuales llevamos materiales educativos, condones, lubricantes y pruebas rápidas, para que las personas interesadas pudieran hacerse la prueba y acceder a los materiales promocionales”, explica Parada.
En los últimos meses, en la región oriental también han decrecido la disponibilidad de condones, las pruebas rápidas y la búsqueda activa de personas seropositivas, una realidad que podría tener un impacto negativo en el comportamiento de la epidemia.
“Llegan muy pocos condones a la farmacia y se agotan enseguida. También sabemos de muchas personas que los acaparan y luego los venden a precios exorbitantes. Nuestros promotores están trabajando para identificar a esas personas y hacer la denuncia correspondiente, contribuir a parar el lucro con un producto de tanta necesidad”, alerta el activista.
Ante las adversidades, los promotores administran con cuidado los recursos, se apoyan en la comunidad y el barrio, a la vez que amplían su presencia en las redes sociales digitales nacionales (toDus, Sijú) y extranjeras (Facebook y Telegram).
“En estos momentos apostamos también por promover prácticas sexuales seguras, que las personas puedan disfrutar su sexualidad con responsabilidad. Ahora el conocimiento es nuestro mejor aliado”, concluye el promotor de salud.