Insuficientes finanzas para comprar insumos y equipos, inestable disponibilidad de medicamentos, atraso tecnológico y limitado acceso a procedimientos más modernos y eficientes son algunos de los efectos que deja el cerco económico de Estados Unidos en los servicios de salud cubanos.
“Aunque los cirujanos estemos preparados, porque hemos pasado diversos entrenamientos, a veces también se nos dificulta poder realizar intervenciones debido a esas limitaciones”, asegura a SEMlac la doctora Yipsi Fernández Santiesteban, jefa del servicio de Cirugía del Hospital Hermanos Ameijeiras, en la capital cubana.
La especialista lo ha experimentado directamente, pues en 2018 recibió entrenamiento en España, específicamente para el tratamiento quirúrgico de cáncer avanzado o carcinomatosis peritoneal, mediante una técnica que en el mundo se practica hace ya tiempo, pero resulta novedosa para Cuba.
La literatura médica la describe como una práctica que permite destruir las células cancerígenas microscópicas que hayan quedado en el abdomen tras la realización de la cirugía y técnica específica para tratar cánceres de afectación abdominal como los de ovario, gástrico, colorectal, primario del peritoneo, pseudomixoma peritoneal y ascitis maligna.
“Se trata de procedimientos avanzados de cirugía citoreductora con quimioterapia intraperitoneal a altas temperaturas, conocida como Hipec, que permite una notable mejoría en el pronóstico y supervivencia de los pacientes”, precisa.
Sin embargo, son pocas las intervenciones de este tipo que han podido realizar en esa institución médica, la única del país que las realiza.
“Con mucho esfuerzo se compró el equipo y nos preparamos para ello, pero los insumos para sostener esta actividad son muy caros. Nos hemos visto limitados y solo hemos logrado intervenir a tres pacientes”, explica a SEMlac.
La falta de suturadoras mecánicas, insumos y equipos de protección para personal médico y pacientes, que permitan una intervención segura y eficaz, han impedido el desarrollo de esta cirugía compleja y la atención a personas que la necesitan. A ello se une también limitaciones con medicamentos más novedosos para la anestesia.
Otros cinco pacientes con cáncer avanzado no pudieron acceder por ello a este tipo de operación. “Hemos tenido que ir atrás, al procedimiento antiguo de hacer la citoreductora sin este tipo de complemento”, comenta la jefa del servicio de Cirugía.
Enfrentar este tipo de situaciones genera otro problema que pocas veces se visibiliza, como el estrés y la presión psicológica a que se ven sometidos especialistas de la salud.
“Todo ello demanda esfuerzos extra del personal médico y de las instituciones de salud para dar el mejor servicio. Siempre se ofrecen las mejores opciones a los pacientes”, asegura Fernández Santiesteban.
Tensiones de ese tipo se viven también entre pacientes y especialistas de Oncología, por motivos similares.
“El bloqueo económico y comercial de Estados Unidos también impide la estabilidad en la disponibilidad de medicamentos para enfermedades oncológicas de alta incidencia en la población cubana”, refiere el doctor Noyde Batista, jefe de servicios de Oncología también el Hospital Hermanos Ameijeiras.
Entre otros menciona a los inhibidores de Shake Point o la inmunoterapia en sentido general, con grandes aplicaciones hoy en pacientes oncológicos, y se refiere específicamente al Prembolizumab, de la farmacéutica The Mert.
Este, en particular, se emplea en los tratamientos del cáncer de pulmón, con alta mortalidad en Cuba; los linfomas y el cáncer de vejiga.
“No podemos acceder al Prembolizumab porque pertenece a una casa farmacéutica estadounidense y es, además, muy costoso. Por la pérdida que tenemos diariamente en el país, causada por el bloqueo, quizás tampoco tengamos dinero para comprarlo”, explica el galeno.
Entre abril de 2018 y marzo de 2019, el daño al sector de la salud cubano ascendió a 104 millones 148.178 dólares, cifra que supera en 6 millones 123.498 dólares a la del año anterior, de acuerdo con el informe “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, presentado este año por Cuba en Naciones Unidas.
Ese mismo informe resume una lista de contactos infructuosos hechos con varias empresas estadounidenses para la compra de fármacos novedosos en el tratamiento del cáncer.
Entre otras, se menciona la gestión sin repuesta con la farmacéutica Pfizer Inc. para adquirirel Crizotinib, empleado en el cáncer de pulmón; el Palbociclib, para tratar el cáncer de mama metastásico hormonosensible, y el Sunitinib, único medicamento eficaz existente en el mundo para el tratamiento del cáncer renal avanzado o con metástasis, del cual se diagnostican 20 casos anuales como promedio en el Hospital “Hermanos Ameijeiras”.
Otro fármaco de alta demanda es el Nivolumab, con una amplia gama de indicaciones oncológicas y entre los más novedosos en la actualidad, pero al tratarse de un medicamento producido por la Bristol-Myers, también estadounidense, no puede ser adquirido por ninguna entidad cubana.
“No podemos acceder tampoco tecnologías para el diagnóstico, sobre todo de secuenciación masiva, por tratarse de equipos de fabricantes estadounidenses”, agregó. “Realmente se limita mucho el desarrollo de las especialidades y de la atención a pacientes con cáncer”, reiteró.
“Pese a todo, siempre buscamos opciones y alternativas para poder realizar el mejor tratamiento disponible y una buena atención. Lo que dependa del personal de la salud será siempre en función de brindar una atención lo más humana posible”, concluyó.