Asumir posturas de seres poderosos, fuertes, temerarios y exitosos, como dicta la tradición y les enseñan a ser desde pequeños, conduce a muchos hombres hacia malestares físicos, emocionales y sexuales a lo largo de sus vidas.
“Los accidentes, el homicidio y la cirrosis hepáticas son las primeras causas de muerte en la población masculina entre 15 y 64 años en América Latina y las tres se asocian en parte a patrones y prácticas relacionadas con la masculinidad hegemónica”, señala Pedro Pablo Valle, psicólogo clínico.
El médico fue uno de los ponentes de un foro dedicado al tema el 24 de septiembre, en la capital cubana, convocado por el Grupo de Reflexión y Solidaridad “Oscar Arnulfo Romero” (OAR).
Entre 70 y 75 por ciento de esos casos de cirrosis tienen su origen en el alto consumo de alcohol, ejemplifica el galeno, quien también mencionó la participación como soldados en las guerras y la defensa con violencia del honor propio y de la familia como actos que, históricamente, han conducido a no pocas muertes masculinas.
En Cuba, los tumores malignos, las enfermedades del corazón y las cerebro-vasculares ocupan las primeras causas de muerte para los hombres. En el quinto lugar se encuentran los accidentes y en el décimo las cirrosis hepáticas, de acuerdo con el Anuario Estadístico de Salud de 2014.
Pero el número de defunciones masculinas supera las femeninas por tumores malignos, indicador que Valle asoció, fundamentalmente, a estilos de vida poco saludables. En 2014 fallecieron 13.610 hombres y 10.119 mujeres por tumores esa causa, según la misma fuente estadística.
“Los hombres llegan a consulta en estadios avanzados de la enfermedad, entre otras razones por la forma en que han sido educados, su resistencia a mostrar fragilidad y asistir al médico, aunque también faltan programas específicos para atender su salud.
Otro indicador que evidencia diferencias de comportamientos por sexo es el de lesiones auto infligidas, incluido el suicidio. Las estadísticas indican que las mujeres intentan procurarse la muerte más que los hombres, pero ellos las superan concretando el acto fatal.
“Los hombres optan por métodos más drásticos y seguros: no toman pastillas; se ahorcan o usan armas de fuego. Es también una manera de garantizar un suicido exitoso y no tener que caer luego en el descrédito de haber fallado o evidenciar debilidad. Detrás de estos y otros comportamientos está el mito de ‘morir como un hombre’”, sostuvo el psicólogo.
Otros malestares menos visibles en estadísticas e informes afectan a los hombres en el área del erotismo y la sexualidad, por efecto directo de valores y modelos hegemónicos de masculinidad contenidos en la cultura patriarcal.
Desde el tamaño del pene, la calidad de la erección y el número de parejas y relaciones sexuales, una lista de falsas creencias relativas a la “hombría” mediatizan muchas veces la actividad sexual masculina, que supone estar sexualmente disponible en todo momento y hacerse responsable del placer de la mujer. “Esa construcción de la masculinidad no es privativa de los hombres, también está en las mujeres”, apuntó el terapeuta.
Cumplir con los mandatos de una supuesta sexualidad óptima lleva muchas veces a la disfunción eréctil, el deseo sexual hipoactivo y la eyaculación precoz, los tres motivos más frecuentes por los que buscan orientación y terapia.
“Y cuando llegan a consulta, ya llevan varios años con el problema”, insiste Valle a SEMlac, lo que denota cuánto les cuesta asumir lo que consideran un fracaso de su hombría en el campo sexual y los lleva a demorar el momento de pedir ayuda especializada.
Desde otro punto de vista, mantienen también una alta vulnerabilidad a contraer infecciones de transmisión sexual y el VIH/sida, “en gran medida por la resistencia a usar o negociar el empleo del condón”, subrayó la psicóloga María Teresa Díaz, de OAR.
La especialista sitúa los principales desafíos en deconstruir la invulnerabilidad masculina socialmente aprendida, multiplicar vías para crear conciencia sobre estos problemas y enfocar el trabajo de prevención, también, en la salud de los varones.
La agresión que practican contra su propio cuerpo los jóvenes que buscan de forma expedita adquirir una apariencia física escultural y de moda fue denunciada en el foro por Alejandro Céspedes, especialista en Cultura Física. “Esos jóvenes emplean esteroides, medicamentos y sustancias para conseguir rápidamente una mayor musculatura. Incuso apelan al aceite común de cocina o el de maní, que se inyectan entre los músculos para lograrlo”, explicó Céspedes.
Esa práctica, cada vez más común entre adolescentes y jóvenes, ha llevado a muchos a graves infecciones y hasta mutilaciones que han demandado la intervención médica, con serias infecciones y graves daños para la salud.
“Quieren estar a la moda a cualquier precio y también quieren apropiarse de un cuerpo musculoso, como dictan los patrones de la hombría y la masculinidad hegemónica, en detrimento de su salud”, agregó.
A juicio de Céspedes, esta es una realidad que necesita mostrarse para poder llegar con un mensaje útil a esos jóvenes que ponen en riesgo su salud y hasta sus vidas.
“Estos temas hay que sacarlos del silencio y una forma de hacerlo es mediante foros como estos que proponemos cada mes desde OAR y dedicamos a lo largo de este año al análisis y discusión social sobre las masculinidades”, acotó la psicóloga Díaz a SEMlac.
La agenda de debates se ha formado teniendo en cuenta, como punto de partida, la mención del tema cuando se trabaja en grupos y comunidades asuntos relativos a las relaciones de género, de poder y la violencia contra las mujeres y las niñas.
“Tenemos en cuenta la construcción teórica desde las opiniones especializadas y los resultados de las investigaciones científicas, pero también abriendo la oportunidad a que las personas puedan debatir y hallen puntos de encuentro con quienes estudian y profundizan en la materia”, comentó Díaz.