Justo a las puertas de la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida, que se celebra en México en estos días, en Cuba una telenovela vuelve a calentar los debates en torno a la vida cotidiana de las personas infectadas por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).
“¿Cómo van a poner por televisión a un seropositivo que anda dándole vueltas a dos mujeres al mismo tiempo? ¿Dónde se ve en la telenovela la responsabilidad social que deben tener quienes portan el virus?”, se pregunta Marta García, una relacionista pública de 55 años.
Las interrogantes se refieren al conflicto de uno de los personajes de Polvo en el viento, la telenovela cubana que actualmente ocupa los horarios estelares del canal Cubavisión, tres noches a la semana.
David, un joven seropositivo heterosexual que vive con su pareja, se enamora de la médica de la familia (Keila) que debería atenderlo y le oculta su condición de portador del VIH/sida, aunque no ha mantenido relaciones sexuales de riesgo con ella.
No pocos televidentes, en su mayoría mujeres con hijos adolescentes, sostienen que la manera en que se presenta esta situación dramática en la serie no ayuda a las personas más jóvenes a elevar su percepción del riesgo frente a la epidemia.
El asunto, incluso, apareció como tema colateral en los debates finales de la jornada científica celebrada por el gubernamental Centro de Estudios de la Juventud, con motivo del Día Mundial de la Población el pasado 11 de julio.
Para Daniela Santos, estudiante de Medicina de 21 años, lo preocupante no es que David se enamore de otra mujer, sino que le mienta.
“El debía haberle dicho: ‘mira, yo estoy enamorado de ti pero soy seropositivo’. Keila, que en la novela, además, es doctora, debe estar en capacidad de decidir si toma o no el riesgo y cómo protegerse.
De eso se trata la responsabilidad”, aseveró Santos a SEMlac.Al cierre de 2007, la isla registraba 9.304 personas diagnosticadas como seropositivas al VIH, de las cuales estaban vivas en ese momento 5.273. Poco más de 7.600 vivían con VIH/sida.
La epidemia se considera como de bajo nivel, con una prevalencia de 0,09 por ciento y un ritmo de crecimiento lento, aunque sostenido, predominio de transmisión por contacto sexual y, en específico, entre hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH).
Roberto D., con 38 años y diagnosticado seropositivo desde hace poco más de 11, no aprecia una ausencia de responsabilidad en la actitud del personaje de la serie televisiva.
“Habría que ponerse en el lugar de quienes vivimos con sida. David estuvo evitando a su pareja estable para no ponerla en peligro. Luego se enamoró de Keila, pero no ha tenido con ella relaciones sexuales con penetración. Y como él mismo dice, es joven, está vivo. Ser diagnosticado seropositivo no significa que tengas que encerrarte o aislarte del mundo”, explicó a SEMlac.
Agosto de 2008