Curar la anemia desde el surco

Amelia prepara el almuerzo de su hijo Abelito, de cuatro años. Con esmero pica bien pequeñas las habichuelas y las coloca al lado del huevo hervido. Al arroz y los frijoles les añade acelga cortada en pedacitos bien chiquitos, apenas perceptibles, para que el niño no los saque del plato.

Hace unos meses no se hubiera tomado tanto trabajo, pero al saber de la anemia de su hijo, esta joven de 24 años, residente en la ciudad de Pinar del Río, en el occidente de Cuba, ha comprendido que sus hábitos alimentarios deben cambiar y que el consumo de frutas y vegetales es imprescindible para la salud.

En la consulta, la nutricionista que atiende a Abelito le explicó claramente las consecuencias: «en la edad escolar la anemia puede provocar problemas en el rendimiento y retraso escolar». 
Para combatir la enfermedad, además de la proteína de origen animal, le recomendó incluir en las comidas vegetales ricos en hierro como lechuga, berro, acelga, perejil, espinaca y pimiento; y comer frutas como mango y guayaba.

Como Abelito hay muchos niños en Cuba, donde la carencia de hierro es la deficiencia específica de micronutrientes más frecuente y constituye la principal causa de anemia, cuya elevada presencia la convierte en un problema de salud.

Esta insuficiencia tiene que ver con disponibilidad y hábitos. Según estudios, la mezcla de arroz y frijoles es considerada el alimento básico en Cuba. A ella se incorporan viandas (principalmente papa, boniato (camote o batata), yuca, malanga, plátano y calabaza), huevo, y en menor cuantía productos cárnicos y muy poco pescado, lo que significa un aporte insuficiente de micronutrientes a la dieta.
Sin embargo, a su vez existe conocimiento disponible para lograr producciones de otros cultivos (para consumo humano y animal) y especies animales que mejoren la dieta por su aporte en micronutrientes y en especial en hierro.

Espaldarazo a política nacional

Un incremento de la disponibilidad, mayor acceso físico y económico y la utilización adecuada de los alimentos ricos en hierro son elementos clave en la lucha contra la anemia en Cuba, consideran expertos.

Para contribuir a alcanzar esos objetivos, varias agencias de la Organización de Naciones Unidas desarrollan desde 2009, junto a las autoridades cubanas, el programa conjunto «Apoyo a la lucha contra la anemia en grupos vulnerables en Cuba», cuyo objetivo es contribuir a reducir los niveles de anemia en niños y niñas de 0 a 5 años y en mujeres embarazadas.

Un análisis previo a la adopción del programa consideró que, aunque la anemia ha recibido especial atención por parte del gobierno cubano con programas integrales para combatirla, incluidos los suplementos alimenticios a grupos en riesgo y la fortificación de alimentos a personas específicas y a la población, estas estrategias requerían ser reforzadas y complementadas.

El proyecto multisectorial se desarrolla en 24 municipios vulnerables de seis provincias, cinco ubicadas en la región oriental (Granma, Santiago de Cuba, Las Tunas, Holguín y Guantánamo) y el otro, en Pinar del Río, en el occidente de la isla.

Esta iniciativa apoya el Plan Integral para la prevención y control de la anemia por deficiencia de hierro en Cuba, que persigue disminuir la deficiencia de hierro y la anemia como problema de salud en el país, y prevé hasta 2015 reducir a 15 por ciento la anemia en niñas y niños hasta dos años y en mujeres embarazadas a nivel nacional.

El problema de la anemia no es privativo de la isla caribeña. Estudios internacionales describen que la más de la cuarta parte de la población mundial tiene anemia, la mitad de los casos por carencia de hierro.
La hemoglobina se considera adecuada en las mujeres a partir de 11 gramos por litro de sangre. De 10,9 a 9,9 es una anemia ligera; de 9,8, a 8,9, moderada, y la severa, inferior a ocho. Esta condición puede provocar decaimiento, fatiga, somnolencia, cansancio fácil, sudoraciones, falta de aire y taquicardia.
Se estima que uno de cada dos niños y niñas de hasta dos años en el planeta la padecen, lo que puede afectar adversamente y de manera irreversible su desarrollo sicomotor e intelectual. En los lactantes es todavía más complejo pues implica trastornos irreversibles de aprendizaje.

La cura crece en el surco

La agricultura es una de las prioridades en este proyecto que desarrollan la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud (OPS/OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Programa para el Desarrollo (PNUD) y la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), junto a organismos cubanos.

En el huerto Ingeniería 1, de la ciudad de Pinar del Río, bajo el fuerte sol del trópico, crecen sanas acelgas, habichuelas, berro, lechugas y perejil. «Por su alto contenido en hierro, estas variedades tienen prioridad en el proyecto anemia y las reciben niños menores de cinco años y mujeres embarazadas con baja hemoglobina, tanto en hogares maternos y círculos infantiles como quienes están en sus casas», explica Miguel Espinosa, jefe de la unidad productiva.

Griselda Correa, trabajadora del organopónico, no puede dejar de sentir orgullo por su contribución: «saber que nuestras producciones ayudan a mejorar la salud de esas personas nos hace sentir más responsabilidad y compromiso con sembrar cada día para mantener el suministro», comenta a SEMlac.
De acuerdo con Jesús Gómez Marín, coordinador del proyecto conjunto en Pinar del Río, en el trabajo por incrementar la producción de hortalizas ricas en hierro y proteína animal están involucradas un total de 57 formas de producción, incluidas las que garantizan las semillas de las diferentes variedades de vegetales, de cuatro municipios de la provincia: Los Palacios, Viñales, La Palma y la cabecera provincial.

En todo el país, el programa conjunto por tres años, iniciado en septiembre de 2009 y con un monto superior a los ocho millones de dólares ha propiciado la adquisición de los sistemas de riego necesarios, equipamiento para el procesamiento del forraje y jaulas para conejos, entre otros recursos. 

Datos parciales indican que este proyecto tiene como beneficiarios en alimentos a más de 50 mil personas en la más occidental de las provincias cubanas y a más de 290 mil en toda la isla. 

Han sido favorecidos productores agropecuarios, quienes además de equipamiento han recibido capacitación en técnicas de procesamiento de alimentos, manejo agroecológico de plagas, producción y conservación de semillas, técnicas de cría animal, alimento animal, operación de equipos de riego y maquinarias agrícolas.
Las ventajas del programa han llegado también al personal encargado de la distribución de alimentos a nivel local, brigadistas sanitarias y promotoras de educación, personal de la atención primaria de salud y de educación preescolar.

Aporte invaluable
Según datos de la Delegación de Agricultura en Pinar del Río, de 2009 a la fecha, la producción dirigida a las personas con anemia ha crecido 66 por ciento.

Pero la mirada del programa en el ámbito agropecuario va más allá de sembrar y cosechar más, obtener más huevos o mayores volúmenes de carne de ave, conejos, cerdos o ganado ovino caprino. Se trata también de cambiar hábitos alimenticios, acercar más a las mujeres a la producción de alimentos y llevarlas a puestos clave de dirección.

Para Sarilena Ramos, especialista principal del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Agrícola en Pinar del Río, rector del programa a nivel de país, una de las fortalezas del programa es la inclusión del tema de género para tratar de sensibilizar a coordinadores, actores y beneficiarios del proyecto.

«En Pinar se ha trabajado progresivamente para ir limando estereotipos, concientizar sobre el papel que juegan hombres y mujeres en el impulso a las producciones que en la agricultura puedan contribuir a disminuir o prevenir la anemia, así como a empoderar a las mujeres en el sector agropecuario», dijo en declaraciones a SEMlac.

«Por la cultura patriarcal las mujeres generalmente se encargan en el hogar de la preparación de los alimentos. Capacitarlas en nutrición puede favorecer el cambio de hábitos alimenticios, beneficiosos para toda la familia y evitar la anemia y la obesidad», consideró.

Para ello, explicó, junto con la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) se han desarrollado talleres de sensibilización y capacitación sobre género y nutrición, de manera que puedan irse eliminando concepciones y viejas prácticas.

En el sector de la salud los contenidos abarcaron lactancia materna, nutrición y prevención de la anemia más de 200 médicos, enfermeros y técnicos.

A juicio del coordinador provincial del programa, hasta el momento los resultados van más allá del incremento productivo y se reflejan en el incremento de la presencia de mujeres en los organopónicos cultivando las hortalizas, en la cría de ganado, en la dirección de unidades productivas y en la coordinación del proyecto a nivel de dos de los municipios involucrados.

Acostumbrado a trabajar y a dirigir hombres afirma: «que ellas estén en la agricultura es muy bueno, son hacendosas, perseverantes y disciplinadas».

Otro de los impactos es el incremento del consumo de estos alimentos. «La FMC en Viñales, Los Palacios y Pinar del Río, por ejemplo, han hecho un buen trabajo en la capacitación y las mujeres, a diferencia de otros tiempos, piden ahora esos alimentos, en los organopónicos y las bodegas», destaca Gómez.

Mayra, de 27 años, con seis meses de embarazo, lleva en una bolsa de tela un mazo de habichuelas y otro de acelga. «No te voy a mentir, no acostumbraba a comer esto, me costó trabajo, pero que si con esto ayudo a la salud de mi hijo que está por nacer, cómo no voy a hacerlo», comenta.

Más allá de la producción agropecuaria, el cambio de hábitos y el empoderamiento femenino, el proyecto contempla también la construcción en la más occidental de las provincias cubanas de una planta para la producción de alimentos fortificados destinados a las personas con anemia.

Hay también ganancias adicionales. Para Osmín Hernández, coordinador del programa en el municipio de Pinar del Río, uno de los resultados ha sido la integralidad y sinergia alcanzada en el trabajo, que involucra a salud, educación, comercio, la industria alimentaria, la FMC y el gobierno, lo que genera el apoyo de las instancias nacionales, provinciales y municipales.

 

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