Los embarazos adolescentes han crecido en Cuba durante la última década y han ido capitalizando la atención, no solo de espacios de investigación académica, demográfica o de salud, sino también de los medios de comunicación. Si en 2009 la tasa de fecundidad adolescente en la isla era de 51,3 nacimientos por cada mil mujeres entre 15 y 19 años, ya al cierre de 2015 sumaba 52,5 nacimientos por cada mil mujeres en esas edades, según datos del Anuario Estadístico de Salud publicado en 2016 por el Ministerio de Salud (Minsap).
Sin embargo, es interesante notar que en tres años consecutivos de ese período, 2011, 2012 y 2013, la tasa creció hasta 57,3, 53,6 y 54,2 nacimientos por cada mil mujeres entre 15 y 19 años, respectivamente, lo que indica una tendencia evidente al alza.
En general, esas tasas representan alrededor del 15 por ciento de la fecundidad total del país en una nación donde este indicador no alcanza el llamado reemplazo de la población (una hija por cada mujer en edad reproductiva) desde hace casi cuatro décadas.
El escenario se complica, además, porque los datos de los embarazos tempranos muestran diferenciales de acuerdo a los diferentes territorios y zonas de residencia de la isla, detalló el pasado 11 de julio la psicóloga Daylin Rodríguez Javiqué, durante un panel científico convocado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) y el Centro de Estudios sobre la Juventud (Cesj).
“Aun cuando alrededor de 76 por ciento de la población cubana entre 10 y 19 años vive en zonas urbanas, es en las zonas rurales –y especialmente en las cinco provincias orientales- donde la fecundidad adolescente es más alta, precisó Rodríguez Javiqué, máster en ciencias del Centro de Estudios Demográficos (Cedem), de la Universidad de La Habana.
De las cinco provincias orientales, Granma, Las Tunas y Holguín suman la mayoría de los casos de adolescentes embarazadas.
Un estudio cualitativo realizado por un equipo de los centros de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y el Cedem, publicado en 2014 por la revista Novedades en Población, evaluó el fenómeno en los municipios de Guamá y Tercer Frente, de Santiago de Cuba; Manzanillo y Jiguaní, de Granma, y San Miguel del Padrón en La Habana.
“Las inequidades de género están en la base de muchos de los embarazos en las adolescentes, desde la iniciación de las relaciones sexuales sin negociación previa”, revela el artículo, titulado “Comportamiento en torno a la reproducción en la adolescencia. Acercamiento a sus condicionantes”.
El estudio puntualiza que, por lo general, en los territorios analizados, creencias erróneas relacionadas con la virilidad, la fidelidad y la estabilidad llevan a la población adolescente a mantener relaciones sexuales bajo, cambios frecuentes de pareja y a dificultades con la negociación del uso del condón.
El texto precisa, además, que la mayoría de las adolescentes suelen establecer relaciones con hombres mayores entre cinco y 10 años, cuyas expectativas acerca de la paternidad pueden precipitar los embarazos en la adolescencia, aun cuando se comprueban en las muchachas conocimientos efectivos de algún método de anticoncepción.
Por su parte, el proyecto académico Adolescentes y jóvenes cubanos en los ámbitos de familia y pareja, concluido en febrero de 2015 por el Centro de Estudios de la Juventud, confirmó que los embarazos en la adolescencia suelen presentarse como un evento no deseado o no planificado, con una relación débil de pareja.
Estos hechos determinan “una actitud de rechazo y ocultamiento de su condición por temor a la reacción del grupo familiar, lo que provoca un control prenatal tardío o insuficiente” del embarazo.
Además, apunta que entre las repercusiones de un embarazo en esta etapa se encuentran el hecho de que son jóvenes que aún están estudiando o iniciándose en la vida laboral, por lo que este proceso interfiere en su formación escolar, laboral y como futuros profesionales.
Otra evidencia de la gravedad de la situación es que el embarazo en la adolescencia, un tema prácticamente ausente hace unos años en los espacios de debate púbicos, ha ido ganando presencia en los medios de comunicación.
Así, la fecundidad temprana aparece de manera reiterada, desde 2013, en varios espacios de los diarios Granma y Juventud Rebelde, y de la quincenal revista Bohemia, según una investigación presentada el pasado junio como tesis de grado de la carrera de Ciencias de Información, en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
El estudio, un análisis métrico de la producción periodística sobre temas vinculados a la demografía en esos tres medios, publicados entre 2005 y 2015, detectó un incremento de la preocupación por el tema, no solo a partir de su inclusión en la agenda del medio a partir de investigaciones propias.
También aparece referido en coberturas de reuniones gubernamentales como las sesiones del Parlamento, sobre todo en los dos períodos de sesiones de 2015, explicó a SEMlac Liliet Leyva, autora de la investigación.
Igualmente, el asunto está en la cartelera televisiva de verano del Canal Educativo, pues centrará una de las ediciones de la revista Una calle, mil caminos, que dirige la realizadora Magda González Grau.
En sus declaraciones al también programa televisivo Al Mediodía, González Grau destacó que la revista tiene el objetivo de que temas como el embarazo adolescente se discutan en familia, aunque el programa está básicamente dirigido a los jóvenes.
Asimismo, destacó que cada tópico se trata con frescura, pero con mucha responsabilidad, pues son temas que estás impactando en la realidad cubana de hoy.