Cáncer de mama y sexualidad: difícil, pero posible

Aunque pueden lograr, en general, una vida sexual satisfactoria, las mujeres sometidas a tratamiento por cáncer de mama suelen experimentar una repercusión negativa sobre el desempeño de su sexualidad, según confirma una investigación específica de especialistas cubanos.

El estudio de casos tuvo en cuenta a 16 mujeres entre 35 y 60 años de edad, con pareja, diagnóstico de cáncer de mama y más de un año de sobre vida al tratamiento quirúrgico. Se trata de pacientes que acudieron a la consulta de oncología del Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas (CIMEQ), de la capital cubana.

“La actividad sexual de las pacientes disminuyó de manera significativa después de ser operadas”, concluyeron los autores de la pesquisa en un resumen que publica el último número de la revista Sexología y Sociedad, que edita el gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).

La frecuencia con que estas mujeres realizaron el acto sexual, la intensidad de su disfrute, su grado de excitación y el logro del orgasmo estuvieron entre los indicadores valorados por los doctores Marlén Izquierdo, Beatriz Torres, Marisabel González y Ulises Jáuregui, autores de la investigación.

También tuvieron en cuenta la satisfacción que, desde el punto de vista afectivo, experimentaron estas mujeres, con respecto a la actividad sexual con su pareja y con la vida sexual como un todo.

Las indagaciones constataron que la actividad sexual de las pacientes disminuyó significativamente después de ser operadas, se afectó la frecuencia e intensidad del deseo y les fue ligeramente difícil lograr el orgasmo respecto a su estado previo de salud.

Sin embargo, la presencia de la enfermedad no anula completamente la satisfacción personal en su vida afectiva y sexual. El 75 por ciento de las entrevistadas dijo no percibir cambios o aseguró sentirse mejor afectivamente con su pareja, después de la intervención quirúrgica.

La fortaleza de la relación de pareja, el apoyo familiar, el mayor número de años de sobre vida y el rescate de la autoestima fueron identificados por los autores del estudio como factores que favorecieron el reencuentro de estas mujeres con la actividad sexual y su disfrute.

Aun cuando la cirugía parece influir de modo significativo en la capacidad de adaptación conyugal, todas las pacientes reconocieron la importancia de la familia como fuente de apoyo durante la etapa de recuperación de la enfermedad.

En este sentido, la reacción de la pareja fue un factor determinante en la continuidad de la relación, la vida afectiva y su adecuación sexual. De las 16 entrevistadas, sólo dos se separaron de sus parejas luego de la enfermedad, que de alguna manera funcionó como desenlace de conflictos previos.

Pero “estas pacientes rehicieron su vida matrimonial un tiempo después, con buena aceptación de sus nuevos compañeros”, detalla el resumen del estudio.

Si bien todas las entrevistadas reconocieron mayor apoyo en el desempeño diario y comprensión por parte de sus parejas, algunas apreciaron sobreprotección. La mayoría, finalmente, ha ido recuperando el disfrute de su vida sexual, lo que ha tenido una repercusión favorable en su calidad de vida, concluyen los investigadores.

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