Cáncer de mama en la encrucijada

«¿Por qué me pasó esto a mí?» Es la primera frase que Martha López Olarte repite cuando habla de la enfermedad que hace cuatro años le dio un giro a su vida. «Aún no tengo respuesta para esa pregunta. Solo sé que luego de la sorpresa, la depresión, de haber tocado el fondo del pozo, de las agresiones físicas y psicológicas a las que inevitablemente te expones, estoy acá con más ganas de vivir que nunca», comenta a SEMlac esta mujer, que a sus 58 años se declara una luchadora que le ha ganado al cáncer de mama.

Ella es una de las más de 3.000 mujeres que en la isla caribeña son diagnosticadas cada año con esta enfermedad, de acuerdo con datos del Registro Nacional del Cáncer.
El cáncer de mama ocupa el segundo puesto, tanto para la tasa de mortalidad como la de incidencia, en las mujeres cubanas, según el Anuario Estadístico de Salud del año 2017.
Cuba se encuentra entre los países de alta incidencia de carcinoma de mama, con un incremento en su diagnóstico, apunta el doctor Luis Eduardo Martín Rodríguez, especialista de I grado en Oncología y Jefe del Servicio de Mastología del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR).
«El grupo de mayor incidencia sigue siendo el de mujeres entre 40 y 64 años, aunque se está viendo el desarrollo de la enfermedad en edades más tempranas, lo cual a la vez es un reto, sobre todo a la hora de lograr un diagnóstico temprano y oportuno», explica el experto.
A su juicio, que estén bajando los rangos de edades puede relacionarse con el pesquisaje mamográfico desde los 40 años y la búsqueda de la enfermedad.
Desde 1990, la Mayor de las Antillas dispone de un programa de control de cáncer de mama, instrumentado desde la atención primaria de salud hasta el nivel terciario.
«Sentí pánico cuando escuché la palabra cáncer. Fue como si me hubiesen dicho que iba a morir y antes iba a sufrir una larga agonía», cuenta López Olarte, antes de rememorar los seis meses de incertidumbres que vivió entre los procedimientos de rutina: cirugía, radioterapia, quimioterapia.
«Miedo, vergüenza, impotencia, enfado…», son sensaciones que sintió al saber de la enfermedad y durante todo el tratamiento. «Tardé semanas para tener el valor de pararme frente al espejo. Aceptar lo que pasaba conmigo y con mi cuerpo fue muy duro», dice sobre la mastectomía.

Mujeres en riesgo
Tres de cada 10 personas en el mundo padecen cáncer de mama. Al menos una de cada ocho mujeres desarrollará esta enfermedad a lo largo de su vida, siendo la causa principal de muerte por enfermedades cancerosas de mujeres en el mundo, asevera la Organización Mundial de la Salud.
«Si bien se hacen esfuerzos por disminuir la mortalidad, la principal brecha que existe para el tratamiento del cáncer es el diagnóstico temprano», sostiene el doctor Alexis Cantero Ronquillo, cirujano general especializado en mastología, del Hospital Universitario Clínico-Quirúrgico Comandante Manuel Fajardo, en la capital cubana.
Solo se gana tiempo si las mujeres aprenden a identificar los signos tempranos. Cantero recomienda el autoexamen mensual, una semana o 10 días luego de menstruar la mujer, para detectar cualquier irregularidad. Si la mujer no menstrúa, le hicieron histerectomía, está embarazada o en la menopausia, debe escoger un día fijo al mes en que se hará el autoexamen.
Asimismo, debe dársele la importancia debida a la mamografía cuando es indicada, explica el entrevistado.
De acuerdo con los expertos, existen factores de riesgo para desarrollar el cáncer de mama que no son modificables, y el principal de estos es ser mujer (por cada 100 mujeres, un hombre padece cáncer de mama).
A ello se suman otros, como los antecedentes familiares de cáncer de mama, sobre todo en la línea materna; la menarquia precoz (antes de los 12 años) y la menopausia tardía (luego de los 55 años), así como las patologías mamarias benignas, que merecen un seguimiento.
Sin embargo, hay factores de riesgo modificables como la obesidad, el sedentarismo, el alcoholismo y el tabaquismo, que inciden negativamente en el desarrollo de esa patología.
«El diagnóstico precoz lleva a un tratamiento menos cruento y mutilante, porque la lesión se diagnostica más pequeña. Ello permite un tratamiento conservador de la mama, inclusive cirugías mínimamente invasivas», agrega el doctor Martín Rodríguez.
Estos últimas tienen la ventaja de que permiten la reconstrucción de la mama de manera natural, con sus propios tejidos, señala.
Hace dos años se incorporaron al INOR nuevas tecnologías, como la radioterapia intraoperatoria y la aplicación de la técnica del ganglio centinela.
«Ya no es necesario quitar todos los ganglios de la axila, con la comorbilidad que ello puede conllevar» explica el Jefe del Servicio de Mastología del INOR, con más de 12 años de experiencia atendiendo el cáncer de mama.
No obstante, considera que la reconstrucción mamaria con prótesis o sus diferentes variantes siguen requiriendo mayor atención.
«Al ser tan frecuente el cáncer de mama en la mujer, es una de las regiones anatómicas que más reconstruimos. Hoy hacemos más de un centenar de cirugías reconstructivas al año, lo cual aún no es representativo», indica el doctor Pavel Reyes Rodríguez, jefe del servicio de cirugía plástica del INOR.
Para el especialista, lamentablemente no se conocen las posibilidades reconstructivas a las que muchas mujeres mastectomizadas, jóvenes o no, pueden acceder para alcanzar mayor calidad de vida.
Si bien existen limitaciones financieras para la adquisición de materiales, como prótesis y expansores tisulares, también es cierto que no se aprovechan ventajas como la posibilidad de la reconstrucción inmediata, señala.
«Sería ideal que en aquellos casos que lo permitan, la mujer fuera operada de su cáncer y, en el mismo acto quirúrgico, participe el cirujano plástico y se haga la reconstrucción mamaria. La recuperación sería más positiva», refiere.
Bajo esta premisa, desde el INOR se impulsan capacitaciones a los cirujanos plásticos de otras provincias en aras de sensibilizarlos y prepararlos en las herramientas necesarias para la reconstrucción mamaria, de modo que se disemine esta práctica en la isla, precisa Reyes Rodríguez.

Redes de amor contra el estigma
El manejo del cáncer de mama radica no solo en el diagnóstico temprano y su tratamiento, sino en el después, en cómo esa mujer enfrenta esa realidad, insiste el doctor Alexis Cantero Ronquillo.
«Las mamas históricamente han sido asumidas como la representación externa de la feminidad y, por lo tanto, la pérdida de una o ambas, o parte de ellas, puede traer serios trastornos en la recuperación psicosocial, autoestima y actividad sexual de la mujer».
Subraya que los pacientes oncológicos necesitan de mucha comprensión.
«Todavía más si se trata del cáncer de mama, pues la mujer no solo se enfrenta a un diagnóstico donde existe la posibilidad de la muerte, sino que empiezan otras preocupaciones: si se ve como una mutilada, si la van a ver como una infeliz, si su pareja la va a subestimar…», ejemplifica.
Y aunque muchas se separan de sus parejas, ello no quiere decir que la mujer operada de cáncer de mama automáticamente enfrentará un divorcio. De hecho, hay muchas parejas que cuando han tenido una relación estable, este evento las ha unido más, comenta el especialista.
«Muchas continúan su vida y es lo que tratamos de llevar a las pacientes operadas, en el grupo de Mastología del Hospital Fajardo», comenta Cantero.
«Al relacionarnos con ellas nos percatamos que quedan muchas incertidumbres, heridas que no cierran, y necesitábamos algo extra para ayudarlas. Así surgió el grupo Alas por la Vida, para elevar la autoestima, disminuir el estrés y mejorar su calidad de vida», señala el coordinador de este proyecto.
«En Alas por la Vida el cáncer se trata de tú a tú. Cada dos meses se reúnen, cuentan testimonios de cómo han enfrentado y derrotado esta enfermedad, y brindan consejos a las nuevas mujeres que se integran al grupo», refiere.
El grupo comenzó en 2003 con solo 17 integrantes y hoy son más de 600 las personas que lo integran, entre las operadas, sus parejas, familiares, amistades, personal técnico y de enfermería, con extensión hacia todas las provincias del país.
De esa batalla también da fe Martha López Olarte. «Estuve aterrada y esa incertidumbre fue tan terrible como el dolor o las reacciones insoportables de los medicamentos. Pero es como si de toda esa tristeza sacara las fuerzas. Aquí estoy, y viva», concluye.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

5 × 5 =