Janet Á. tiene 18 años y una gestación de 15 semanas. Es un embarazo imprevisto, pero a las 10 semanas nada se podía hacer para interrumpirlo, como era el deseo familiar. Aun así, puede decirse que tiene suerte: pese a dos abortos anteriores, sigue siendo fértil.
La infertilidad, afirman expertos, puede ser una de las consecuencias del aborto, sobre todo si es reiterado y, aún más, si se práctica en adolescentes.
En el consultorio 21, perteneciente al policlínico Plaza de la Revolución, en la capital cubana, el doctor Jorge Sancristóbal Díaz, especialista en Medicina General Integral, con 22 años de experiencia en la atención primaria de salud, confiesa que el aborto en muchachas tan jóvenes le provoca desasosiego.
“Ellas y sus parejas, e incluso no pocos padres, lo ven como la solución a un problema, pero no calculan sus riesgos y consecuencias. Sobre todo, no entienden que recurrir a ese método es una evidencia de que en el camino fallaron varias cosas”, dice.
A su juicio, fracasó la confianza y la comunicación entre hijos y padres, falló la educación y la información para evitar relaciones sexuales precoces sin protección y faltó responsabilidad en las jóvenes y sus parejas.
Sancristóbal, miembro del grupo multidisciplinario de atención a la consulta de Planificación Familiar del policlínico Plaza y miembro de la Sociedad Cubana de Desarrollo de la Familia, considera que el ambiente familiar influye considerablemente en la conducta sexual de los jóvenes y sus consecuencias.
“En no pocos casos, son hogares disfuncionales y mujeres solas con hijos de varios padres. Se crea como un caldo de cultivo para la desatención a los adolescentes y la precocidad de las relaciones sexuales desprotegidas. Claro, eso no quiere decir que en otro tipo de familias, con buen funcionamiento, no suceda”, advierte.
“A las familias y a las y los jóvenes debe llegarles el mensaje de que existe una amplia gama de anticonceptivos inocuos y eficaces, cada uno con sus características, que permiten atender las diversas necesidades de las muchachas”, explica.
“Les sugerimos el uso del condón como método doblemente eficaz: protege de un embarazo no deseado y de las enfermedades de transmisión sexual, sobre todo en una etapa en la cual la curiosidad, la presión del grupo y el desconocimiento empujan a varias parejas”, señala.
Estudiosos indican que cerca del 50 por ciento de las adolescentes entre 15 y 19 años tienen una vida sexual activa y que existe un incremento de 10 por ciento anual de mujeres con relaciones sexuales a partir de los 12 años.
Por otro lado, 25 por ciento de las adolescentes con experiencia sexual se embarazan, ocurriendo 60 por ciento de estas gestaciones en los primeros seis meses posteriores al inicio de las relaciones sexuales.
Expertos aseveran que en la isla, uno de cada cuatro abortos tiene lugar en mujeres menores de 20 años, en una proporción similar a la de todos los nacimientos vivos que ocurren entre las adolescentes.
El aborto es legal en Cuba desde 1965, como un derecho de la mujer. La norma respectiva establece como período máximo para realizarlo la décima semana de embarazo y, a partir de ese momento, sólo se hace por razones de salud.
Aun cuando en la interrupción del embarazo es un procedimiento legal en la isla y lo realiza personal especializado, no debe hacerse un uso indiscriminado de ese derecho, considera Sancristóbal.
El aborto, un método “a ciegas”, tiene entre sus principales complicaciones las que se derivan del uso de la anestesia, perforación del útero con lesión o no de órganos vecinos, laceraciones cervicales, hemorragias uterinas asociadas o no a un aborto incompleto e infecciones. A más largo plazo pueden presentarse el embarazo ectópico, inflamación pélvica crónica e infertilidad, refieren los expertos.
Causas y azares
No es un secreto que haber tenido padres adolescentes y, sobre todo, haber nacido de una mujer adolescente, constituye un elemento o factor de riesgo elevado de iniciación sexual precoz y de embarazo a edades tempranas, alerta el doctor Jorge Peláez Mendoza, en el último número de la revista cubana Sexología y Sociedad.
Según Peláez, quien preside la Sociedad Cubana de Ginecología Infanto Juvenil, las investigaciones evidencian que cerca de 34 por ciento de las adolescentes que abortan tienen el antecedente de tener padres muy jóvenes y más de 51 por ciento son hijas de madres adolescentes.
Otro factor de riesgo es la alta frecuencia de padres divorciados, el hecho de no convivir con sus dos padres, e incluso con ninguno, al igual que la disfunción familiar, señala el especialista en su artículo “Aborto en las adolescentes, ¿quién toma la decisión?”.
Una vez detectado un embarazo no deseado, la adolescente, su pareja y la familia enfrentan el dilema de qué hacer.
Según los estudios realizados, en Cuba la familia tiene un gran peso en la decisión, junto al deseo de las muchachas de no interrumpir los estudios y no estar preparadas para asumir la maternidad.
En la isla se exige el consentimiento de los padres para la realización del aborto a todas las adolescentes con 16 años o menos, indica Peláez.
El especialista señala que, al analizar los estudios realizados en Cuba, llama poderosamente la atención el poco peso que se le reconoce a sus contemporáneos y amistades cercanas para tomar la decisión de abortar, situación que difiere de naciones desarrolladas y países en vías de desarrollo.