Vivir de las fiestas

Cambiar su trabajo estatal «de toda la vida» por un negocio por cuenta propia se convirtió en todo un proceso para Idelisa Carmenate González, licenciada en Matemática con la experiencia de haber trabajado muchos años en el ámbito de la contabilidad y la economía.

De conversación pausada y reflexiva, y con una evidente pasión por su familia, esta cubana residente en Las Tunas, a poco más de 650 kilómetros al este de La Habana, comenzó hace unos siete años a pensar en la posibilidad de un negocio propio, «para no matar un sueño» de Ronny, el mayor de sus hijos.

«Él estudiaba Licenciatura en Turismo, en Holguín (a unos 100 kilómetros de Las Tunas) y la familia de una de sus compañeras se dedicaba a decorar fiestas. Me parecía un proyecto inalcanzable. Cuando miraba las imágenes de aquellos salones bellos, elegantes, realmente no creía que nosotros pudiéramos lograrlo», confesó Carmenate a SEMlac.

Pero poco a poco se dejó seducir por la idea. Así, Fiesta Bella, una propuesta para la decoración de bodas, cumpleaños y los populares «quince», celebración que en Cuba remeda de alguna manera la tradicional puesta de largo o mayoría de edad, es hoy una opción cada vez más popular en la oriental provincia cubana. Aunque su arrancada demoró casi un quinquenio.

«Luego, la esposa de Ronny, Yilian, también se dedicaba, junto a una prima, a la decoración para fiestas en el tiempo libre que le dejaba la universidad. Finalmente fuimos a Holguín a ver la experiencia y confirmé que se trataba de puro tejido, costura e imaginación; podía hacerse», rememoró la tunera.
De todas formas, Carmenate insiste en que la idea maduró lentamente, porque «no es fácil borrar de golpe el hábito de 30 años en el sector estatal».

Cuentas con cautela

Ya con la certeza de que manejaban un proyecto alcanzable, Carmenate y su esposo, Roberto Paz, comenzaron a sacar las cuentas.

Con habilidades ya creadas para el diseño, dibujo y creación de adornos, piñatas, cestas decoradas, figuras diversas a partir de globos, nacidas gracias a la tradición de celebrar con recursos propios lo cumpleaños de los dos hijos y de otros de la familia, la primera interrogante práctica apuntó al capital inicial del negocio.

«¿De dónde lo sacamos?», se rompía la cabeza esta mujer con alma de matemática.

«Caminamos tiendas y buscamos precios. Con una idea aproximada de los costos decidimos usar los ahorros que serían para la casa de Ronny y vender el motor (motocicleta) de Roberto. No teníamos otra manera», aseveró.

«Los emprendimientos cubanos han sido capaces de recurrir a una amplia variedad de fuentes para sus inversiones. Un mito común es que los hogares cubanos carecen de ahorros», asevera Richard Feinberg, académico e investigador estadounidense en su estudio «¿Aterrizaje suave en Cuba? El surgimiento de los empresarios y de las clases medias», para el cual contó con apoyo de economistas cubanos como Omar Everleny y Juan Triana.

El investigador cita acumulaciones domésticas de capital de diversos orígenes: ganancias de emprendimientos privados anteriores, ventas de activos como automóviles, viviendas o terrenos agrícolas, como en el caso de la familia de Carmenate; o ingresos obtenidos de empleos previos, estatales o no, entre otras.

La segunda decisión importante para esta familia del oriente cubano fue «no lanzarse de cabeza», según palabras de Carmenate.

«Las primeras fiestas las decoré sin abandonar mi empleo. Primero, no sabía si iba a ser rentable y no podía abandonar mi trabajo por algo inseguro. Pero, además, me preocupaba no acumular para el retiro», explicó.

Las últimas dudas se diluyeron con las nuevas regulaciones para el trabajo por cuenta propia en Cuba, que entraron en vigor en 2011. Al poder contribuir desde su negocio para un fondo de jubilación y la seguridad social, Carmenate tomó la decisión definitiva.

«Como a los cinco o seis meses, tanto mi esposo como yo dejamos el trabajo. Ya no tenía sentido estar sujeta a la presión de un horario laboral y, en mi caso, a la responsabilidad que implicaba ser la económica de una unidad gastronómica», aseguró.

Negocio de familia

Según Tiempo 21, la edición digital de la emisora provincial de las Tunas, Radio Victoria, Fiesta Bella es uno de los únicos proyectos de su tipo bien consolidados en esa provincia del oriente.

«Un paso importante fue documentarnos bien sobre el tipo de propuesta que haríamos, buscamos ideas, patrones de diseño en Internet y nos preparamos bien, para luego adaptar todas la ideas al pedido de los clientes», relató Carmenate.

Otro punto de partida fue garantizar economía de recursos.

«Tenemos una base de forros para sillas y manteles blancos, más otra pequeña cantidad en negro. Sobre esos colores base montamos lazos y adornos de otros colores, básicamente rojo, violeta, rosado… los vamos combinando según el pedido», agregó.

Además de flores, centros de mesa y lazadas con tela, también preparan decoraciones con globos, «porque es algo que está de moda». Para los cumpleaños infantiles, elaboran dibujos, piñatas y otros detalles.

«Primero analizamos en la casa el lugar, el color, el gusto o preferencias del cliente; después les presentamos un proyecto y casi siempre lo aprueban. Tenemos en cuenta siempre la variedad para no llegar a la monotonía», explicó la emprendedora tunera.

«El recurso casi siempre está en las tiendas; lo mismo en las que venden en pesos convertibles, que en los mercados industriales y de artesanía. Pero no se trata solo de comprar ramos de flores o unos metros de satín, sino de la elaboración. Hay que imaginar, soñar».

Para Carmenate, el éxito que ya van alcanzando tiene que ver, en primer lugar, con el hecho de que se trata de un «negocio de familia».

«Fiesta Bella también nació de la disciplina y la unidad. Cuando en la familia no hay unión, ni respeto, no se puede enfrentar un proyecto así», afirmó.

Actualmente, tanto ella como su hijo mayor, Roony, tienen licencia de trabajadores por cuenta propia para la actividad que realizan.

«Roberto y yo solos no podríamos sostener el negocio, porque es un trabajo que exige de muchas horas de pie, de actividad física. En conjunto, el ingreso familiar es apreciable, y como la inversión fue propia, no hubo deudas que liquidar. Estamos empezando a recoger las ganancias», afirmó.

En la planificación familiar, ahorrar es una palabra clave, pues todos los meses del año no tienen igual demanda de trabajo.

«Marzo, abril y mayo son meses malos, por ejemplo. Las muchachas que están a punto de cumplir sus 15 años se están preparando para las pruebas de ingreso de los institutos vocacionales de ciencias o de arte, y dejan la fiesta para más tarde. Solo aparecen algunas bodas y cumpleaños», detalló la empresaria.

«No me creo protagonista, porque al final protagonistas somos todos, pero sí me considero importante dentro de la familia. Diría que soy una especie de tramoyista de Fiesta Bella».

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