Una agenda por la equidad en la producción alimentaria

Para impulsar la equidad entre hombres y mujeres en la agricultura cubana, el proyecto Prosam, que fomenta la sostenibilidad alimentaria en cinco municipios cubanos, presentó el pasado 23 de julio una agenda de género en el municipio Madruga, provincia de Mayabeque.

“Las mujeres han ganado mucho, pero pensemos lo siguiente: ¿cuántas mujeres de las que nos rodean, que han salido al espacio público a trabajar, no llevan aún solas la carga de las labores domésticas?”, cuestiona desde las páginas de esta agenda una de las frases insertadas como “Reflexiones para pensar y actuar”.

Como esa hay varias ideas que buscan el cambio porque esta no es una agenda común, sino también “un instrumento de trabajo para avanzar en la estrategia de género en la producción alimentaria”, señaló Kenia Lorenzo Chávez, especialista de género de Prosam y de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf).

Las páginas de esta libreta ilustrada incluyen, junto a calendario y espacios para anotar, un grupo de recomendaciones para superar brechas de género que resumen parte de los resultados de los talleres impartidos por las profesoras Clotilde Proveyer y Magela Romeroça, de la Universidad de La Habana, con  productoras, productores, lideresas, decisores y personal técnico, entre otros participantes, detalló Lorenzo.

Una de esas reflexiones, por ejemplo, alude a que “la mayor parte de las mujeres tiene poco tiempo para descansar, distraerse y cuidarse” y a que “la manera en que muchas de ellas viven la privacidad se puede catalogar como una privación”.

Otra asegura que “la cultura patriarcal afecta no solo la vida de las mujeres, sino también la de los hombres. La mayoría de ellos siente presiones por su responsabilidad de generar ingresos y aportar bienestar material a su familia”.

“Son frases dichas por mujeres y hombres durante el trabajo de sensibilización y formativo del proyecto, que nos sirven de guía para las acciones que queremos y debemos desarrollar”, agregó la especialista.

Prosam se implementa desde 2015 en los municipios Artemisa, Bejucal, Guanabacoa, Güines y Madruga bajo la responsabilidad de Instituto de Suelos, el acompañamiento de varias entidades y organizaciones, la asistencia de las ONGs Care y Oxfam y fondos de la embajada de Canadá.

Además de fortalecer capacidades para promover el autoabastecimiento local de alimentos mediante tecnologías sostenibles, prácticas agroecológicas y un enfoque de cadenas de valor, Prosam cuenta con una estrategia de género en función de favorecer el liderazgo y la autonomía de las mujeres, su participación en la vida productiva y social, así como reducir las brechas de desigualdad.

También contribuye así a la implementación de la estrategia de género en el sistema de la agricultura.

La estrategia de género que ha trazado Prosam partió de un diagnóstico que permitió identificar brechas y desafíos, como el  menor acceso de las mujeres a los recursos, las mayores dificultades que ellas experimentan para participar en las actividades productivas y la presencia naturalizada de estereotipos de género que también lastran su inserción, aportes y desarrollo.

Igualmente se detectó poca presencia femenina en espacios de toma de decisiones, la sobrecarga de las mujeres por falta de conciliación laboral y familiar y el insuficiente reconocimiento a sus aportes y potencialidades. “Eso se traduce también como poco reconocimiento a las mujeres como sujetos de derecho”, apuntó la socióloga Clotilde Proveyer.

En su opinión, ello se debe en parte a que, “si bien la sociedad cubana ha contado y cuenta con políticas sociales a favor de la equidad, sigue teniendo un peso muy fuerte la cultura patriarcal en la relaciones entre los géneros”.

Es por ello que la agenda también incluye intereses y demandas de las mujeres para trabajar en la cotidianidad productiva, como la necesidad de garantizar el descanso y recreación de las mujeres, compartir las tareas domésticas con la familia o gestionar los servicios de apoyo al hogar para el cuidado y las tareas de reproducción de la fuerza de trabajo y familiar.

Para poder llevar el compromiso por la equidad a las iniciativas productivas fue necesario, primero, el trabajo de formación y fortalecimiento de capacidades en  hombres y mujeres, un paso primordial a juicio de Madelyn Monaga Castillo, referente de género del Instituto de Suelos.

La agenda de género de Prosam cuenta con recomendaciones concretas anotadas a pie de página y dirigidas a superar las brechas de género identificadas.

“Es importante sensibilizar a las personas que diseñan y administran los datos estadísticos para incluir variables que permitan la desagregación por sexos y así visibilizar el aporte de las mujeres”, afirma una de las anotaciones.

Entre otras, está la de asegurar el acceso y control por parte de las mujeres de los recursos del proyecto, potenciar su participación en cargos de dirección,  tener en cuenta las necesidades diferenciadas de mujeres y hombres, trabajar con estadísticas desagregadas por sexo y pensar en presupuestos, acciones y recursos que favorezcan la equidad.

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