Una agenda económica para discutir entre mujeres

Más allá de las justas demandas del empleo remunerado, la agenda feminista debe enfocarse en la transformación social para el logro de una vida digna para las mujeres, señalaron asistentes al II Encuentro Internacional de Economía Feminista «Una agenda económica para discutir entre mujeres», realizado en La Habana los días 17 y 18 de enero.

«El trabajo debe redefinirse hacia toda acción que emprenda una persona para beneficio colectivo o individual», señaló la chilena Nelly Cubillos Álvarez al intervenir en la primera sesión del encuentro.
Para Cubillos Álvarez, supone incorporar a la economía todas las relaciones sociales que garantizan la satisfacción de las necesidades hacia una vida digna. «Lo que implica superar las relaciones de poder, de subordinación», sostuvo.
Entre otros aspectos, habló también de la necesidad de trabajar hacia el logro de la igualdad de responsabilidades ante el trabajo de cuidado a nivel personal, familiar, comunitario e institucional.
«No basta con el empleo para poder alcanzar una verdadera independencia económica, porque este está sometido hoy a condiciones de explotación, inseguridad y mercantilización», reflexionó la investigadora Tania García.
Partidaria de que el empoderamiento sea una búsqueda más avanzada, que no quede solo en las justas demandas del empleo remunerado, la profesora esclarece un concepto que es mucho más abarcador.
«El empoderamiento consiste en la capacidad de la mujer de asumir la conducción de la vida y lo que puede consagrarlo es su capacidad como ente social para transformar la sociedad», señaló a SEMlac.
«El debate que debemos promover, desde la economía feminista, es cuál sociedad tenemos, la economía que queremos para esa sociedad, y la mujer como sujeto activo, con capacidad y liderazgo en ella», resumió García.
¿Cómo no pensarnos como sujetos económicos, activos, participantes, si hemos sido capaces de liderar la familia, que es el núcleo de la sociedad y la humanidad?», se pregunta la investigadora en su reflexión.
A ello añade que las políticas públicas son decisivas para promover un modelo que propenda a esas capacidades. «Nos tenemos que meter en el contenido de la agenda estatal y de gobierno para intervenir de manera propositiva y participativa», comentó García a SEMlac.
También propone cambiar la mirada hacia los indicadores de avance con los cuales se mide la economía en la actualidad, a partir de indicadores de contrapartida que lleven a una visión más realista.
En ese camino sugiere, por ejemplo, contraponer al PIB el índice de bienestar humano; al incremento de la inversión extranjera contrastarlo con el deterioro de los recursos naturales.
«La idea es poner siempre una contrapartida; plantearnos desde el movimiento femenino y la academia cuáles son los elementos que hay que introducir o fortalecer en la base de nuestros sistemas analíticos», explicó a SEMlac.
Durante el taller se reflexionó también en torno a las experiencias concretas de las cubanas, desde nuevas oportunidades de empleo con la creación del trabajo por cuenta propia, la entrega de tierras en usufructo, las transformaciones del sector estatal y las cooperativas no agropecuarias.
En opinión de la profesora Blanca Munster Infante, del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), el impacto de esas medidas en la vida de las cubanas tiene que ver, en parte, con su situación de partida, además de las inequidades al interior de los hogares, donde ellas siguen cargando con los roles asignados como cuidadoras.
Entre otras brechas de género en detrimento de las mujeres, Munster mencionó la existencia de sesgos de género en la contratación, que ellas disponen de menos activos económicos o de menor calidad, que perviven estereotipos de género y cuentan con pocos servicios de apoyo al cuidado.
En el ámbito específico de las actividades por cuenta propia, predominan actividades típicamente masculinas y «urbanas», de bajo valor agregado y relacionadas con los oficios, cuando las cubanas son mayoría entre el personal altamente calificado.
Entre las propuestas formuladas por Munster estuvo diseñar e implementar nuevas iniciativas de intervención para posicionar a la mujer de manera más equitativa en la economía y desarrollar, dentro de la política de microcréditos para cooperativas y pequeños emprendimientos, incentivos y condiciones favorables para beneficiar a mujeres y personas de grupos y territorios en desventaja.
Convocado por la Oficina de Coordinación Regional para América y el Caribe de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), el grupo «América Latina: Filosofía social y axiología» (Galfisa) del Instituto de Filosofía, la Asociación Internacional de Solidaridad y Cooperación (SUDS) Y MUNDUBAT, en el taller participaron organizaciones cubanas vinculadas al sector productivo y cuentapropistas, así como invitadas de diferentes organizaciones nacionales y de la región.
Este es el segundo encuentro de su tipo que se realiza en La Habana con el propósito de favorecer la articulación entre experiencias productivas diversas lideradas por mujeres, profundizar en los debates en torno a la economía feminista y promover acciones conjuntas que tributen a una agenda feminista.

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