Si bien muchas cubanas alcanzan un alto nivel técnico y profesional, y disponen de diversas oportunidades laborales, todavía perviven desigualdades entre hombres y mujeres en el sector empresarial, alertan especialistas.
«Aunque las mujeres cubanas se han incorporado al trabajo remunerado, aún existe una reserva en aquellas que se dedican a los quehaceres del hogar, que están en edad laboral y tienen en su mayoría nivel escolar medio», asegura la economista Teresa Lara.
Hay un gran potencial femenino que no se aprovecha suficientemente en el propio universo laboral, de donde han salido más mujeres que hombres en los últimos años, agrega Lara en su artículo «Equidad de género en el sistema empresarial cubano», publicado en julio en la revista Nueva empresa, que edita la Empresa de Gestión del Conocimiento y la Tecnología (Gecyt).
Hasta 2009, las mujeres empleadas en el sector estatal mantuvieron una tendencia creciente y mayoritaria entre los técnicos y profesionales. Ello, advierte la economista, las distingue como empleadas capaces de emprender diversas actividades.
«Sin embargo, esta acumulación de conocimientos de las empleadas cubanas es en parte potencial, pues no existe una relación directa entre el capital de conocimiento de estas con su tasa de participación en el empleo y su presencia en la dirección», precisa la estudiosa, también consultora de Gecyt.
Desde la aplicación, en 2010, de una nueva política económica que busca mayor eficiencia y productividad e incluye la reducción del empleo estatal y el desarrollo del sector no estatal, las dinámicas han variado.
Entre 2010 y 2013 salieron del empleo estatal casi 62.000 mujeres, mientras los hombres disminuyeron solo en 4.000, señala Lara.
En 2013, ellas eran el 37,4 por ciento de las personas ocupadas, por debajo del 38,1 por ciento de 2010. En ese lapso las desocupadas se incrementaron en alrededor de 15.000, para una tasa de desocupación de 3,5 por ciento mayor que la de los hombres.
Al analizar la participación de las mujeres en el empleo, sus cocimientos y presencia en la dirección y la producción, la economista concluye que si bien la gran mayoría de las empleadas tiene nivel superior, se encuentran ubicada en los sectores de menor salario y están menos representadas que los hombres en los puestos directivos.
Ellas, además, participan menos que ellos en el trabajo remunerado, ya que 63 por ciento de la población femenina no económicamente activa se dedica a los quehaceres del hogar, según el último Censo de Población y Viviendas de 2012.
Encuestas aplicada por Gecyt en marzo, abril y julio de 2013 a 131 mujeres y tres hombres del mundo empresarial cubano indican que, para la mayoría de la muestra, los factores más influyentes a la hora de acceder a un puesto de dirección son la formación y la experiencia.
Sin embargo, la mayoría también reconoce que es más difícil ese ascenso para las mujeres, a pesar de que hay transparencia en los procedimientos de selección.
«Entre las principales barreras a las que suelen enfrentarse las mujeres directivas están: responsabilidades familiares, dificultades para conciliar horarios excesivos e insuficientes servicios de apoyo al hogar», comenta Lara.