Ofrecer algo más, sumando reflexiones, criterios de clientes y las motivaciones de las mujeres que lo soñaron podría resumir la esencia de O2, un spa capitalino que, además de ejercicios y belleza corporal, ofrece arte y jardinería, consejos nutricionales o culinarios y hasta música.
«Siempre quise tener algo propio», confesó a SEMlac Omara Mirabal López, cibernética de 51 años, amante de las artes y ahora mujer de negocios.
Razones múltiples coincidieron para llevar a esta profesional de las ciencias exactas a la construcción de un espacio para practicar ejercicios, arreglarse el cabello o hacerse la manicura, o sea, para atender «la parte más bien estética del cuerpo», como ella misma define.
«Pero no estaba muy conforme y para hacer un poco menos frívola la elección de la peluquería y el gimnasio, se me ocurrió armar un proyecto mayor que tuviera conexiones con el arte, con la cultura», relató Mirabal, quien acometió el empeño junto a sus dos hermanas.
Así, O2 Spa, al fondo del conocido Zoológico de 26, en La Habana, «propicia un espacio de relajación y esparcimiento, servicios de gimnasio, spinning, ejercicio de pilates, yoga, tratamientos faciales, masajes, peluquería, manicura y pedicura», según reza uno de los anuncios que lo promocionan en su blog digital (http://o2spahabana.wordpress.com/).
Pero también sirve «tragos, tapas, bocaditos, dulces, y hasta libros y discos… ¡engordamos el alma!, ¡rompemos las costuras gramaticales!», consta en otra de las promociones en línea.
Mirabal es una de las 444.109 personas que ejercen el trabajo por cuenta propia en Cuba, según las estadísticas divulgadas en la última sesión del Parlamento, el pasado diciembre.
Las mujeres representan apenas el 26 por ciento de esa lista y según los datos oficiales suelen concentrarse en oficios tradicionales como los vinculados a la gastronomía, el cuidado de menores, la costura o la peluquería.
Pero para las hermanas implicadas en O2, el asunto «no está en si existen tantas peluquerías o tantos spa en La Habana, sino qué vamos a ofrecer en el nuestro que sea diferente. Y, sobre todo, en emprender algo que sepamos hacer bien», asegura Omara Mirabal.
Antes de O2
Oma, como la llaman su familia y las amistades, se enamoró de las matemáticas en quinto grado y supo que su vida estaría de alguna manera unida a los números.
«En décimo, cuando estudié diagramas de bloques, descubrí que era eso lo que quería hacer y decidí estudiar Cibernética Matemática».
Durante siete años practicó su profesión, un ejercicio que todavía extraña, pero la crisis económica que agitó la isla en la pasada década de los noventa la obligó a tomar otros caminos.
«Tuve que decidir entre la carrera que me gustaba y mantener económicamente a mi familia. Me hicieron una propuesta para trabajar en otro lugar y me empecé a desvincular de la computación», explicó.
Antes había intentado ejercer la programación de software de manera independiente, sobre todo por lo mucho que le gustaba, pero finalmente concluyó que esa no era una solución estable.
Entonces trabajó un tiempo con la Real Inmobiliaria S.A, empresa mixta para la construcción y arrendamiento de apartamentos, creada en 1996 en la isla entre la firma International Investment & Trading, con sede en Luxemburgo, y la cubana LARES.
Luego transitó por otras firmas extranjeras en Cuba, hasta llegar a la sucursal de United Products, UNIPRO, grupo comercial, industrial y de inversiones que tiene su casa matriz en Dublín, Irlanda. Allí labora todavía, aunque ahora comparte su tiempo con la administración de O2.
«Fui a trabajar como vendedora a UNIPRO y por ahí comenzó todo. Me llegó una línea de peluquería para comercializar que yo digo que me cayó del cielo. Eran productos profesionales con un diseño bellísimo, pero acompañados de mucha información, manuales, libros. Preparándome para venderlos estudié química, teoría del color y otros temas que me abrieron un horizonte muy interesante».
La línea, según Mirabal, también traía incorporadas recomendaciones para trabajar con peluqueras y peluqueros, en busca de poner ciencia a un oficio en el que en Cuba «se inventaba mucho», debido a las carencias materiales.
Con todo ese conocimiento acumulado sobre el mundo de la peluquería y el mercado de los productos de belleza, cuando finalmente llegó la decisión de convertirse en empresaria, la opción resultó obvia.
Lugar de eSPArcimiento
«Teníamos muchos deseos de hacer algo. Mi mamá, que ahora no vive en Cuba, había sido cuentapropista y yo tenía una idea de cómo arrancar. Entonces me decidí por el spa», relata Omara, quien quiso involucrar a su hermana jimagua, Odalys, economista de profesión y con gran inclinación hacia la artesanía y la cerámica, pero esta, al principio, no se entusiasmó mucho.
«No obstante, quería ponerle al lugar un nombre que tuviera que ver con nosotras, que somos muy unidas, con la familia. A mi hija Amalia se le ocurrió O2, que coincide con el símbolo del oxígeno y también con lo que estábamos buscando: un lugar adonde la gente viniera a oxigenarse el cuerpo y el espíritu».
La inversión inicial fue grande, pero toda la familia aportó su parte. Arrancaron con el salón de belleza y el spa buscando, además de lo utilitario, una propuesta estética.
«Mandamos a hacer los aparatos de ejercicio, pero buscamos a alguien que los terminara bien pulidos, no de manera chapucera. Luego los pintamos de blanco y los tapizamos en blanco también, buscando la combinación con las paredes y el resto del mobiliario», detalló.
También llenaron las salas de espera de revistas culturales -no solo de moda o peinados, como suele ocurrir en lugares similares- y hasta de libros de poesía o artes plásticas.
«Cuando ya el spa estaba funcionando y aportando alguna ganancia, entonces nos enfrentamos a qué hacer con el patio de la casa, lleno de malas hierbas y, en ocasiones, criaderos de mosquitos. Finalmente logré sumar a mis hermanas».
Proyecto redondo
Nuevas inversiones convirtieron al patio en una cafetería con jardín, en el cual se cultivan y venden plantas ornamentales, pero en macetas elaboradas y decoradas de manera artesanal.
Ese resulta ahora el mundo de Odalys y de Patricia Jiménez López, la hermana pequeña por parte de madre. Médica de carrera, es una apasionada de la literatura y fue ganadora de una mención en el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar de 2008, convocado por Casa de las Américas.
«Siempre hemos estado buscando opciones para complementar el servicio», asegura Omara. «En la cafetería brindamos un menú de comida sana, diferentes tipos de té, jugos naturales, aunque también existen otras ofertas. Pero se sugieren alimentos lo más sanos posible y se ofrecen como muestra. Con el asesoramiento de Patri, brindamos consejos nutricionales y de salud».
Aunque la P de Patricia no aparece por ningún lugar en el O2 que nombra la iniciativa de las hermanas, ellas insisten en que «tiene mucho que ver con lo que sucede con el negocio».
«No tuvimos forma de incluir la P en el nombre y a la propia Patricia le gustaba mucho O2, así que lo dejamos», explicó Mirabal.
Sin embargo, la menor de estas mujeres se ha convertido en el alma de la peña cultural El despeñadero, que también nació para complementar la oferta múltiple de O2.
«En la peña Patri dicta clases de anatomía en verso, útiles y muy divertidas; pero además proyecta videos, cortos, pone música y convierte el espacio en un sitio para el aprendizaje y la orientación cultural», narró a SEMlac.
«Porque también aspiramos a educar el gusto de quienes nos visitan. Declaramos este lugar como terreno libre de reguetón vulgar, por ejemplo, aunque tuvimos que hacer un trabajo intenso con los entrenadores para lograrlo.
«Y nos encantaría programar de manera sistemática espacios culturales con artistas en vivo, pero eso aún es difícil según las normativas del país», asegura Mirabal, defensora de avanzar con calma, pero sin mirar atrás.
Desafíos antes de invertir
De la conversación con Omara Mirabal, varias recomendaciones se desprenden como pasos previos para emprender un negocio propio:
-Sacar bien las cuentas; soñar en grande, pero avanzar despacio. Es preferible ampliarse poco a poco, que invertir mucho de golpe y luego tener que cerrar porque la apuesta inicial demora en recuperarse.
-Investigar experiencias similares para saber las ventajas y también los obstáculos. En el caso de O2, desde el principio concluyeron que tenían que apostar a la promoción, porque su ubicación al fondo del Zoológico tenía la desventaja de que no estaban en el paso cotidiano de grandes grupos de personas.
-Estudiar a fondo la actividad y buscar apoyo entre especialistas en aquellos campos que no se dominan, como el diseño de interiores, si se trata de un espacio que hay que remodelar. Así se garantiza eficiencia, pero también se evitan futuros problemas por violar alguna norma urbanística, por solo poner un ejemplo.
-Atender la contabilidad, es el alma misma de un negocio, no algo complementario.