Miradas entre cambios y desafíos económicos

Las nuevas formas de gestión económica que se abren paso en Cuba necesitan una articulación mayor, reconocida y legalmente respaldada, con la empresa estatal, concordaron participantes en un taller sobre el tema realizado el pasado 20 de octubre en La Habana.

«No se trata de sustituir un espacio con otro, sino de propiciar puntos de encuentro y complementariedad que permitan el cierre de ciclos productivos que, necesariamente, precisan del intercambio y la articulación entre las diversas formas de gestión: privada, cooperativa y estatal», apuntó a SEMlac Georgina Alfonso, directora del Instituto de Filosofía, al término del Tercer encuentro de diversas formas de gestión y propiedad.
Convocado por el Grupo América Latina: Filosofía Social y Axiología (Galfisa), del Instituto de Filosofía, el espacio reunió a productores y productoras de cooperativas, pequeñas y medianas empresas privadas y entidades estatales, así como actores de espacios comunitarios, de la academia y la investigación económica y social.
«Si el modelo económico cubano apuesta a la búsqueda de la eficiencia y tanto cooperativas como empresas privadas demandan desde su trabajo esa relación, ¿qué impide que se haga?», pregunta Alfonso.
Entre los obstáculos que limitan esa articulación, se reconoció la existencia de trabas burocráticas y de mentalidad que se asientan en prácticas que deben ser discutidas y superadas.
A juicio de la economista Teresa Lara, uno de los desafíos tiene que ver con que varias contradicciones no encuentran aún un reflejo en el soporte legal que acompaña a los procesos económicos actuales.
Si bien la actual infraestructura productiva tiene un estado de deterioro y tecnología obsoleta, que demanda de inversión extranjera directa, se dispone a la vez de un capital humano de alto nivel profesional, pero no se contempla una normativa que tenga en cuenta la inversión cubana, expuso como ejemplo.
A ocho años de iniciarse la construcción de un nuevo modelo económico, tampoco se han concretado otras opciones para el sector no estatal como disponer de un mercado mayorista o posibilidades de importación y exportación con fines productivos y comerciales, agregó.
«La economía no puede verse solo desde la empresa estatal socialista, que es la rectora, pero no la única, y debe articularse con el sector no estatal en el sentido práctico y realista de lo que cada uno pueda aportar al mejor desempeño de la economía», sostuvo Lara durante un panel sobre el contexto y los desafíos del trabajo cooperado y solidario.
El desarrollo de capacidades y competencias debe alcanzar a todos los sectores, agregó la especialista, partidaria también de institucionalizar espacios de participación para conocer necesidades sentidas, informar y debatir sobre estos temas.
Otros de los retos señalados tienen que ver con la dilatación en el tiempo de procesos que se mantienen como experimentales y con las normas legales que sustentan el proceso de cambios económicos, no siempre integrales o, a veces, incompletas.
«El marco legal afecta los contratos y los derechos laborales», acota Lara, pues si bien existe un Código del Trabajo que ampara a quienes se insertan en todos los sectores, «faltan mecanismos para fiscalizar y dar seguimiento al cumplimiento de lo aprobado».
La falta de integralidad también hace mella en procesos que debieran ser menos lentos y parciales, en opinión de la economista.
Tal es el caso de la reciente aprobación de una deducción del 50 por ciento de los impuestos por ingresos personales a las trabajadoras por cuenta propia con personas dependientes a su cargo.
Una decisión que Lara califica de justa, pero parcial, pues deja fuera a las trabajadoras estatales en igual situación y a los hombres solos con familiares a su cargo.
«Es una decisión buena por una parte, pero que por otra declara inequidad, expuso la economista como ejemplo ante SEMlac.
Para Pablo Rodríguez, investigador del Instituto Cubano de Antropología, urge poner una mirada especial en el valor del trabajo.
«La sociedad humana que no se articule desde el trabajo está llamada al fracaso.
El trabajo tiene un nivel central en la vida del ser humano», subrayó y dijo que «para conservar lo mejor del socialismo hay que poner el trabajo en su justo lugar», lo que implica un «intenso campo de lucha».
En esa misma línea de análisis, la directora del Instituto de Filosofía aboga por la centralidad del trabajo en estos encuentros y en la vida misma.
«Hay que lograr la eficiencia desde el trabajo bien valorado, digno y justo, no sobre la base de la explotación, el mercado negro, la acumulación y supuesta redistribución de las riquezas», comentó Alfonso a SEMlac.
Desde su experiencia como diputada al Parlamento cubano y antes al frente del gobierno en el municipio de Centro Habana, en la capital, Susana Acea considera que debe elevarse la preparación de quienes deben tomar decisiones en los diferentes niveles de gobierno, así como diputados y diputadas que deben legislar y encausar procesos.
Lo mismo sucede a veces con la articulación entre las diversas formas de gestión, agregó. «A veces se frena no porque se quiera, sino porque no se sabe ni se cuenta con los elementos para actuar», dijo y agregó que «es necesario vencer esa barrera para poder dinamizar la economía»

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