La Habana, febrero, (SEMlac). – Yunet Pérez, fundadora del proyecto de desarrollo local Delavida, es una mujer que no cree en imposibles. Por eso, cuando tuvo la intención de sacar adelante un emprendimiento dedicado a la cosmetología artesanal, no reparó en los obstáculos del camino.
Actualmente, en su sede en el municipio de Morón, en la provincia del Ciego de Ávila, en el centro del país y a más de 420 kilómetros de la capital cubana, fabrican más de 30 variedades de jabones naturales, cremas, vaselinas, bálsamos, mascarillas, talcos, ungüentos, aceites, detergente, champú, acondicionador, así como productos de limpieza.
Comercializan sus renglones en los 10 municipios avileños, en las tiendas de la corporación Artex ubicadas en los cayos Coco y Guillermo, y en la red de comercio minorista en las provincias de Pinar del Río, La Habana, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Camagüey y Santiago de Cuba.
Sin embargo, de la idea inicial surgida en medio de la pandemia de covid-19, al alcance actual, hay mucho esfuerzo y aprendizaje, según declara a SEMlac.
Pérez Pérez cuenta que, tras una mañana entera en una fila para comprar jabones durante la pandemia, ella decidió que aprendería a hacerlos en casa. Fue entonces que buscó cursos en internet y encontró el de la española Herlen Moreno, que tomó online con la ayuda de su padre.
“Empecé a estudiar y después hice las primeras pruebas de jabones. Todos pensaron que estaba loca, pero seguí superándome y llevando los jabones por todos los institutos de Morón para que les hicieran pruebas, a pesar de que no existía la posibilidad de tener una licencia para comercializarlos”, relata.
Las circunstancias no la desanimaron; por el contrario, siguió estudiando, experimentando y hasta buscó a su amigo Yarimil Herrera, que trabajaba en ese momento en una finca, y lo sumó al proyecto como uno de los titulares, con lo cual creó una cadena de trabajo que garantizaba una parte de las materias primas para sus productos.
De esa manera, cuando en el país se abrió el número de actividades para el sector privado y se crearon nuevas formas de gestión, la antigua guía turística fue una de las primeras que, en octubre de 2021, entregó su propuesta en el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social para hacer jabonería y cosmética artesanal.
“Le pusimos Delavida porque, en aquel momento de pandemia, todo lo que se oía eran malas noticias, fatalidades, muerte…, y queríamos crear un proyecto que se enfocara más bien en la vida, lo natural”, recuerda.
Emprender en equipo
De aquellos instantes fundacionales, en los que estuvo acompañada igualmente por su esposo Ediberto Rivero, al día de hoy trabajan en el proyecto 47 personas y la mitad son mujeres.
La mayor parte de ellas están vinculadas a la confección de cosméticos y jabones, sin que esto represente una división del trabajo por cuestiones de género. “Tenemos un hombre que también fabrica jabones”, aclara y reafirma que, en su opinión, hombres y mujeres son capaces de hacer aquello en lo que pongan su mente y corazón.
“Me causa mucha felicidad que el proyecto haya llegado a donde está. Soy mujer y me encantan las mujeres que crean, producen y son independientes”, apunta. Pero igualmente señaló que, en este caso, se trata de una labor de equipo, que trasciende lo femenino y lo masculino.
Somos como una familia, asegura y precisa que la mayor parte de quienes integran Delavida viven en la misma cuadra, crecieron juntos o son amigos desde hace muchos años. “Esto es un equipazo, aquí no hay límites de que alguien hace y alguien no. Todos se ayudan muchísimo”, aseguró.
En su criterio, esta es una de las fortalezas del proyecto, que les permite saltar sobre los obstáculos que se les presentan, como a cualquier negocio del país.
“Emprender en Cuba es difícil, no es algo lineal; por lo general tiene altas y bajas, tienes que ser muy creativo y buscar soluciones a cada problema; incluso, antes de que ese problema surja tienes que tener pensadas soluciones”, comenta a SEMlac.
Especifica que, para Delavida, esto se complejiza por la diversidad de materias primas que usan para la variedad de productos que confeccionan. No obstante, su experiencia como guía turística le aportó el poder conocer numerosas personas y lugares, lo cual tuvo mucho impacto en los inicios para salir adelante y sortear algunas dificultades.
Su carácter “sociable”, como se autodefine, también la ayudan a la hora de buscar nuevos proveedores y establecer relaciones de trabajo.
Es partidaria de que cada mujer que esté emprendiendo y conozca a otra que transite por ese camino, debería extenderle la mano y apoyarla. Así ha sido en su caso, pues desde su surgimiento tuvo contacto con muchas emprendedoras en distintas ramas, que se convirtieron en su soporte para crecer.
“Este mundo me ha llevado a conocer a mujeres que hay que admirar y también a hombres”, refiere Pérez Pérez, quien valora mucho el aporte que ha recibido Delavida por la colaboración de personas como Amanda Tamayo, una de las titulares de Inspira, que es quien lleva las redes sociales.
De igual forma, Yanitza Martínez, titular de Prynta, empresa que produce los envases; Sheyla Morales, de Alchimia cosmética Natural, que comercializa algunos renglones en la central ciudad de Santa Clara; y Yocelyn Morejón, de Cafuné, que vende en La Habana.
Sin embargo, destaca la sinergia maravillosa que se ha logrado con el trabajo del equipo que ha formado con su esposo y jefe de producción, o el que han creado en las distintas áreas de fabricación, lo que facilita que se hagan realidad las aspiraciones de todos.
“Se trabaja siempre con música y alegría. Si hay que quedarse para cumplir con un pedido, no hay una protesta; si hay que venir más temprano, tampoco. Eso me causa placer, que el proyecto vaya creciendo y las utilidades se compartan con sus trabajadores”, dice.
Agrega que el compromiso de aprender y prepararse se combina con la certeza de que tiene un buen respaldo.
“Creo en las mujeres empoderadas, en las que se preparan. El conocimiento no ocupa espacio y es bueno que no existan límites en la mente de ninguna mujer”, afirma quien se declara feminista y cree en la fuerza de la autoestima.
Llegar a toda Cuba
Desde el inicio hasta la actualidad, el crecimiento de Delavida ha sido exponencial y sus productos se han expandido por varias provincias. Para Yunet Pérez Pérez el propósito es llegar a todo el país.
“Estamos bien cerquita de lograrlo”, asegura y añade que también sueñan con algún día poder exportar. “Estamos buscando todos los caminos, aunque hoy por hoy el tema de los envases en Cuba es muy difícil”.
Mientras, trabajan en nuevas líneas productivas que puedan tener buena acogida en el público.
“Han sido tres años de mucho estudio y disciplina, pero sin duda tres años de felicidad”, resume Yunet Pérez Pérez.
“Delavida no soy yo solamente; Delavida es Yarimil, Ediberto mi esposo, es nuestro equipo, mi madre, mi hermana, mi familia… Si hemos crecido tanto, ha sido por la sinergia con la que funcionamos. Vamos a seguir creando con mucho amor y pronto estaremos por toda Cuba”, pronostica.
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Yunet es un ser humano excepcional y Delavida es el reflejo de todo ese empeño y amor que pone en lo que hace.
Y sí que tienen un equipazo, donde se respira alegría y compromiso con la marca.
PRYNTA siempre estará para Delavida porque juntos hemos crecido y juntos vamos por más.
Donde hay una mujer emprendedora no existen imposibles.
Nuestro cariño y respeto siempre. Felicitaciones y muchas gracias por el reconocimiento.