Lo compré en el estanquillo de periódicos al salir de mi casa esta mañana, y primero de pie en el ómnibus, luego sentado y finalmente en mi oficina, me bebí el documento base para la Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba que tendrá lugar en enero, el cual fue hecho público este viernes, y que contiene dos menciones explícitas a la orientación sexual, hecho inédito en el país.
Entre los objetivos que deben concentrar la actividad del Partido en lo adelante, y que discutirán todos sus militantes en la base están estos dos:
54. Enfrentar los prejuicios raciales, de género, ante creencias religiosas, orientación sexual y otros que puedan originar cualquier forma de discriminación o limitar el ejercicio de los derechos de las personas, entre ellos los de ocupar cargos públicos, participar en las organizaciones políticas, de masas y en la defensa de la Patria.
65. Reflejar a través de los medios audiovisuales, la prensa escrita y digital, la realidad cubana en toda su diversidad en cuanto a la situación económica, laboral y social, género, color de la piel, creencias religiosas, orientación sexual y origen territorial.
Además, el citado documento base expresa en su introducción que «los retos actuales reclaman (…) enfrentar prejuicios y discriminaciones de todo tipo que aún persisten en el seno de la sociedad».
Mucho más habría que decir sobre estos propósitos que discutiremos en breve los militantes cubanos, los cuales reflejan el resultado de las múltiples consultas hechas luego del VI Congreso del Partido que tuvo lugar en abril último, en algunas de las cuales tuve la oportunidad de dar mis criterios personales junto con otros activistas de los grupos LGBT que agrupan las redes sociales del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), y también en cuanto al funcionamiento de la prensa.
En el tema específico de la diversidad sexual, el enunciado es lo suficientemente amplio como para abarcar un conjunto de transformaciones necesarias para garantizar el respeto a la libre orientación sexual e identidad de género en Cuba, tanto en relación con el reconocimiento jurídico de las uniones homosexuales, como en materia de participación de las personas LGBT en responsabilidades de cualquier índole, incluso en las instituciones militares.
La mesa está servida, pero no será fácil argumentar, persuadir, establecer y normar. Hay mucho trabajo por delante
Tomado de Paquito el de Cuba
