Quince años después del inicio en Cuba de las Jornadas contra la Homofobia y la Transfobia, uno de sus principales méritos ha sido la visibilización de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y queers (LGBTIQ+) y su contribución en derribar estigmas y estereotipos.
Así lo consideró Teresa de Jesús Fernández, coordinadora de la Red nacional de Mujeres lesbianas y bisexuales, y con ella coincidieron participantes y activistas durante un debate sobre el tema en el foro de Telegram Acompasex, efectuado el pasado jueves 5 de mayo.
“Las Jornadas han colocado la mirada en la realidad de las personas LGBTIQ+, que vivían bajo estigmas y mitos. Además, lograron que se hablara de derechos sexuales como derechos humanos”, apuntó la coordinadora.
En su caso personal, el comienzo de estos eventos organizados por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) significó, incluso, el estímulo para regresar a la nación caribeña, tras vivir varios años en Italia.
“Ha ocurrido un cambio cualitativo; en primer lugar nació el activismo, se visibilizó”, consideró Fernández y añadió que las personas LGBTIQ+ encontraron espacios para organizarse y debatir sobre sus problemas y vivencias.
A esto se suma que se produjo un acercamiento a la comunidad desde la investigación y el estudio, comenzó la publicación de artículos desde miradas no patologizadoras y se levantaron las necesidades de esos grupos de población.
Carmen María Arenas, una de las participantes en el diálogo, acotó que las Jornadas han sido muy útiles, en particular, para la educación de las nuevas generaciones, en las cuales se observa un cambio hacia la aceptación.
No obstante, la coordinadora de la red nacional de mujeres lesbianas apunta que, en el caso de ellas, aún siguen pendientes reivindicaciones por las cuales luchan, aunque aspiran a que la aprobación del nuevo Código de las Familias impulse el alcance de muchos derechos.
Asimismo, señaló que aún existen muy pocos estudios en la nación caribeña sobre las mujeres lesbianas, un fenómeno que no es privativo de Cuba. “Hay más investigaciones sobre transexualidad y homosexualidad masculina, porque en general la sexualidad de las mujeres es un tema pendiente y el lésbico aún más, porque no interviene el hombre. Está muy relacionado con el patriarcado como cultura”, explicó.
En la experiencia de Ana y Maritza, del colectivo Las Isabelas, en Santiago de Cuba, y primer grupo de mujeres lesbianas organizado en la isla, aun cuando queda mucho por batallar, las Jornadas han aportado visibilidad, en especial en los medios de difusión, un canal importante para llegar a las multitudes.
Estas actividades abrieron el espacio, agregó Fernández, y de pequeñas notas informativas que se publicaban al inicio ha crecido el interés, “aunque muchas veces quienes escriben no dominan el tema”, valoró.
“Lo que es innegable que cada vez más surgen entrevistas o artículos relacionados con la diversidad sexual y que hay periodistas que se han ido formando en esos temas de manera adecuada; la página de SEMlac Cuba sobre género es un ejemplo positivo”, precisó.
Ana, de Las Isabelas, refirió la necesidad de continuar con las actividades informativas y recreativas en las que se involucre la población, y hacer un uso adecuado de los medios de comunicación como la televisión, la radio y los periódicos, para instruir y familiarizar con los objetivos que se proponen.
Al respecto, Yeilis, que se presentó en el foro online como coordinadora de la red de jóvenes, reconoció que, desde que comenzaron las Jornadas, el activismo ha logrado una mayor sensibilización y, sobre todo, se han aportado conocimientos esenciales para no actuar desde el prejuicio y el desconocimiento.
Implicar a diversas instituciones, que se debata en distintos espacios sobre temas como el acoso escolar y laboral, la promoción de salud y los derechos son otros aspectos positivos, dijo Teresa de Jesús Fernández.
En tanto, el usuario Sam HD valoró como trascendente que estas actividades no se quedaran en la capital y llegaran a varias provincias, entre ellas algunas donde más resistencia había hacia estos asuntos, para así propiciar la sensibilización. La discusión sobre la modificación del Código de las familias podría decirse que es otro resultado de este período, valoró.
Como retos, Aidee Rodríguez Infante mencionó el incremento de las investigaciones y lograr un acercamiento real con algunas instituciones, particularmente las de la salud, donde todavía se dan incidentes de violencia hacia las personas LGBTIQ.
“El Cenesex impulsa el trabajo sobre los derechos sexuales y humanos de esa población y las Jornadas han sido espacios de debate desde el activismo, la academia y la cultura”, afirmó Fernández. Sin embargo, consideró que lo alcanzado no es suficiente.
“Todavía se lucha por el reconocimiento de los derechos homo-lesbo-transparentales. Una parte de la sociedad –no solo fundamentalistas religiosos, sino otras personas– se opone a esos derechos, no considera que podamos tenerlos y nos ponen a la par en cuestiones de ciudadanía con quienes los tienen garantizados solo por ser heterosexuales. Hay muchos prejuicios, estigma, discriminación y doble rasero que limitan la posibilidad de una vida armónica”, añadió.
Sam HD catalogó como otro desafío superar el hecho de que el activismo independiente sea mal visto, solo porque durante décadas los activismos estuvieron concentrados en las instituciones. Ello dificulta que este emerja de forma orgánica, expresó.
“Se necesita favorecer el diálogo desde posturas inclusivas, desde cada espacio se puede aportar, no se deben cerrar puertas por prejuicios, pues contra eso luchamos”, significó. Tenemos la fortaleza de los puntos de coincidencia entre cada grupo, institucional o no, algo que debemos aprovechar, agregó.
2022-05-07