Los estudios sobre lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, intersexuales y queers (LGBTIQ) en Cuba muestran numerosos pendientes y retos. Especialistas, activistas e investigadores reconocen ausencias temáticas, rezagos teóricos en la comprensión y apropiación de los aportes que desde la “disidencia sexual” se ha hecho a la academia y escasos espacios para la socialización de estas investigaciones. Otro de los puntos coincidentes que aparecen en el debate Investigación social y sexualidades no heteronormativas: subvertir la injusticia se encuentra en el aliento ético y humanista que debe asumir la academia cubana al acercase a las poblaciones LGBTIQ. El médico, especialista y activista Alberto Roque, la socióloga Masiel Rodríguez Nuñez y el psicólogo y también activista Alain Dacourt ofrecen un análisis amplio sobre investigación y sexualidades no heternormativas en la isla.
¿Cuáles son las temáticas más abordadas en los estudios sobre las poblaciones LGBTIQ en el país?
Alberto Roque: Los estudios más abordados sobre las problemáticas LGBTI en Cuba son sobre salud sexual, aspectos teóricos sobre géneros (incluye masculinidades), identidades trans, cuerpos intersexo, religión y sexualidades, maternidad y paternidad, asuntos jurídicos y desde las perspectiva pedagógica.
Masiel Rodríguez Núñez: Ofrecer una respuesta que dé cuenta del estado del arte de las investigaciones sobre las realidades de lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales y queers(LGBTIQ) implica un análisis exhaustivo de lo producido. Sin embargo, a partir de lo leído, identifico la preponderancia del abordaje de la violencia como fenómeno que da cuenta de sus historias de vida marginalizadas.
Otras referencias al fenómeno se hacen para analizar el escabroso tránsito de esa población por los principales espacios de socialización: familia, escuela, pareja, trabajo. Por otra parte, sobresalen los estudios que hacen alusión a las relaciones de pareja de gays y al ejercicio de la paternidad.
Se percibe, además, investigaciones que se enmarcan en la descripción de las representaciones, percepciones e imaginarios sociales que existen sobre la diversidad sexual. Lo anterior, con el propósito de reflexionar sobre las actitudes y prácticas hacia lo no heteronormativo, las sexualidades periféricas. Estos aportes generalmente se realizan como parte de estudios de licenciaturas y maestrías con un perfil psico-social y, en menor medida, de derecho.
Se observa un auge en el tratamiento de aspectos vinculados a la salud sexual (infecciones de transmisión sexual y acceso a servicios de salud), la homofobia, el bullying, los procesos de construcción de identidades y el ejercicio de los derechos humanos.
En sentido general, las publicaciones responden a estudios de alcance microsocial que se enmarcan en metodologías cuanti-cualitativas, con una preponderancia de la última. La población a la que se hace más referencia es a gays y trans, visibilizándose en menor medida a las mujeres lesbianas. Por su parte, es limitada la aproximación a las personas intersexuales y a los estudios queer, estos últimos han sido impulsados por la Msc. Adriana Agramante y el Dr. Alberto Roque, respectivamente.
Alain Dacourt: En general, los principales estudios sobre población LGBTIQ en Cuba se han aproximado a las vulnerabilidades asociadas a la discriminación por orientación sexual e identidad de género, desde la salud y con énfasis en las ITS-VIH/sida, obviando incluso otros aspectos relevantes asociados a la salud física y mental, y sin revelar mucho las necesidades reales y sentidas más estrechamente relacionadas con el bienestar y la calidad de vida de estas personas.
Desde la sociología y la psicología se han descrito las concepciones, imaginarios, configuraciones psicológicas, interacciones reales y simbólicas individuales y colectivas implicadas en la comprensión y explicación de las sexualidades no heteronormativas desde el heterosexismo, pocas veces con sugerencias o derivaciones hacia un abordaje integral y humanista, sino desde lo meramente fenomenológico. Se producen, además, estudios que van a la caracterización o descripción de la violencia hacia las personas con sexualidades no heteronormativas, con énfasis en la homolesbotransfobia, manteniendo a las personas bisexuales invisibilizadas y desde el punto de vista de las víctimas, con prácticamente ningún acercamiento a los victimarios.
También se encuentran algunas referencias investigativas a las familias (relaciones con personas LGBT, concepciones mentales al respecto), la educación de la sexualidad y la formación de recursos humanos con mirada de género y derechos, y en menor medida acercamientos a las políticas públicas (necesarias y ausentes en algunos sectores como salud, educación y el ámbito legislativo). Por último, se registran trabajos dedicados a la evaluación de impactos de programas, estrategias y políticas puntualmente dirigidas a estos grupos.
¿Qué asuntos o problemáticas crees que siguen pendientes en las investigaciones cubanas?
AR: Los estudios sobre mujeres lesbianas y bisexuales, ciudadanías sexuales, estudios queer, feminismos, todos ellos desde una perspectiva descolonial. Tampoco se han realizado estudios desde una perspectiva bioética.
MRN: A nivel nacional, los temas de diversidad sexual han tenido poca representatividad en las investigaciones cubanas, en comparación con otros tópicos. En tal sentido, todos los aportes que se realicen con el objetivo de promover el respeto a la dignidad de esa población serán de trascendental importancia y pertinencia.
El estigma y la discriminación que matiza las biografías de LGBTIQ constituyen indicadores de realidad de la persistencia de modelos patriarcales, sexistas, homofóbicos e inequitativos sobre los cuales se erige la sociedad cubana actual, al ser un patrimonio inmaterial que cubanas y cubanos reproducimos. Ese acervo sociohistórico implica una transformación cultural profunda desde posicionamientos científicas justas, lo cual demanda posicionamientos políticos e ideológicos igualmente justos. Para lograrlo, las investigaciones deben profundizar en los procesos de desigualdad social, de salud y jurídicos a los que están expuestos LGBTI, y cómo las vulnerabilidades que experimentan no constituyen episodios aislados, sino inequidades conexas que son injustas y prevenibles.
Visibilizar la precaria garantía y ejercicio de derechos sexuales, civiles, económicos…, puede ser el primer paso para proyectar alternativas de cambio.
En función de lo anterior, resulta imprescindible la realización de investigaciones con enfoque humanista, mirada holística y transdisciplinar de la realidad. La apropiación y construcción teórica de un aparato conceptual amplio que permita la reflexión de los fenómenos que impactan en el ámbito nacional es una deuda aún pendiente, dada la relativa juventud del tratamiento de la diversidad sexual.
Desde metodologías participativas se pueden producir valiosas propuestas a nivel comunitario e institucional desde el trabajo con los gobiernos locales, organizaciones políticas y de la sociedad civil. Ellas pueden tributar a la sensibilización y al proceso continuo de educación sexual que requiere nuestra sociedad.
Desde la investigación-acción sería oportuno proyectar alternativas para la atención a víctimas de violencia y discriminación; así como para fortalecer los sistemas de protección en la familia, en las instituciones educativas y laborales, entre otros espacios. Lo anterior podría tributar a propuestas de políticas sociales y a la actualización de las normativas legales.
Desde 2011 en Cuba se han organizado grupos de activistas LGBT por los derechos y la salud sexual. Las propuestas investigativas pueden ser interesantes si estos se suman como sujetos de investigación activos y, desde sus propios marcos, aportan a la comprensión y potenciación de sus ciudadanías sexuadas. La militancia sexual en todo el mundo ha mostrado robustez en la abogacía y exigibilidad de sus derechos, por lo que Cuba no tiene por qué ser una excepción. El desarrollo del activismo puede ser fundamental para los procesos de auditoría social sobre el diseño e implementación de políticas y marcos legales.
Otro temas en los que hay que profundizar son el erotismo y la construcción del placer de las personas LGBTI. La investigación sexológica podría aportar luces sobre los procesos de sexuación de esa población a partir de la construcción de sus identidades. Especial interés reviste el acompañamiento a las personas trans antes, durante y posterior a la cirugía de adecuación genital.
AD: Siguen pendientes las aproximaciones teóricas al sistema sexo-género-deseo y cómo atraviesan las vetustas concepciones sobre las sexualidades, incluso a las propias aproximaciones académicas y el quehacer de los académicos.
Falta el descubrimiento, critica y desmontaje de las biopolíticas institucionalizadas y los mecanismos de control social muchas veces ilegales y siempre cuestionables en su humanismo, eticidad y carácter revolucionario.
Hay que profundizar en el sufrimiento humano inherente, en las estructuras que mantienen intactos los cimientos de la discriminación por orientación sexual e identidad de género en Cuba y la violencia que se ejerce como consecuencia.
Necesitamos estudiar el papel de los medios de comunicación, de los grupos religiosos, la intersección de las discriminaciones, la construcción de ciudadanías sexuales, la preminencia de paradigmas de asimilación vs. emancipación en la educación, la investigación, la formación de recursos humanos, las políticas públicas, etc.
La lista de pendientes se extiende a: la realidad de las personas intersexuales y bisexuales, la despatologización y desmedicalización de las identidades trans, las familias del mismo género y otros parentescos, el envejecimiento en personas LGBTI, los crímenes de odio, el fortalecimiento de la sociedad civil desde el liderazgo y el activismo, la teoría y prácticas queer en Cuba y sus retos para la transformación social, los antecedentes históricos de los derechos LGBT en el país, análisis de los aportes y experiencias, las peculiaridades de esta “comunidad”, etc.
¿Existen suficientes espacios para la divulgación de estos estudios?
AR: Los espacios se centran a las publicaciones de algunas instituciones (Editorial Cenesex) y de la sociedad civil (OAR, Socumes), más los espacios informales de las redes sociales.
MRN: Los espacios aún son reducidos en función de todo lo que hay por mostrar, hacer y proyectar. Pese a ello, se aprecia un incremento de áreas en las que se insertan especialistas, investigadores e investigadoras y el profesorado que estudian las temáticas de la diversidad sexual. Poco a poco la sociedad va mostrando una mayor atención a los debates que se realizan. Temáticas clave como la violencia de género, la homofobia, la transfobia, el bullying, la prostitución se han colocado de manera aislada en la televisión nacional, en la radio y en los espacios de fortalecimiento de capacidades de instituciones vinculadas a la investigación y la docencia.
En ese punto se vislumbran retos para quienes tributan a la divulgación de los estudios sobre sexualidades no heteronormativas: socializar más resultados; desarrollar proyectos que den cuenta del trabajo intersectorial y multidisciplinario; así como ganar habilidades para transmitir mensajes claros y educativos.
La socialización de resultados de la academia es fundamental para encontrar brechas en las que es necesario enfocar los recursos intelectuales; sin embargo, urge la comunicación directa con la población, la apertura de la academia a las comunidades, a esa geografía humana en la que se debe materializar la praxis investigativa.
AD: Son pocos los espacios académicos dedicados a ello o que incluyen estas problemáticas en eventos, congresos, compilaciones sobre género o violencia, comunicación social, educación y salud, etc; como si necesariamente tuvieran que abordarse de forma separada de otras realidades heteronormativas.
Pocos estudios logran ser publicados en revistas científicas nacionales, refugiadas en sus líneas temáticas; en pocas editoriales, páginas o portales electrónicos se aprecia una intencionalidad real y científica de visibilización de estas realidades y predomina más lo anecdótico, modas, estancos personales, el aprovechamiento de opiniones para sostener posiciones ideológicas anticientíficas en contra de los avances o la ubicación en las agendas públicas de esta temática, con debates poco serios. Aunque, habría que señalar que también ha sido esta plataforma la principal vía de expresión del activismo político y la abogacía de derechos LGBTIQ, destacando como acertados algunos medios como SEMlac o IPS y la existencia de comunicadores comprometidos, a pesar de las limitaciones de acceso masivo a internet en Cuba.
¿Por qué es importante ampliar y socializar estos estudios?
AR: Dichos estudios proveen insumos para la generación de políticas que reconozcan los derechos de las personas con sexualidades y géneros no heteronormativos. También son fuente de construcción de ciudadanía y el consecuente empoderamiento de las personas que sufren exclusión social.
MRN: La desnaturalización de procesos que colonizan formas de ser y estar en el mundo de forma no hegemónica implica dinamizar la sociedad, cambiar las subjetividades y revolucionar verdades absolutas. Eso solo se logra a partir de la educación y su democratización en toda la sociedad. La diseminación de aportes investigativos es crucial para la prevención de flagelos sociales cometidos contra los “desviados” de la norma sexual y de género, así como para ampliar el consenso social sobre la importancia del ejercicio activo de derechos, la ciudadanía y las libertades fundamentales.
Los cambios estructurales que requieren reformas jurídicas en las formas de organizarse la sociedad, la economía y la cultura solo son posibles mediante la ciencia.
La ampliación y socialización de los estudios de diversidad sexual son fundamentales para que las personas comprendan y conecten con importantes áreas de sus vidas que influyen en su bienestar y el desarrollo de capacidades humanas, como es el caso de la orientación erótica del deseo y la identidad de género.
Los guiones sociales producen malestares, al erigir la heterosexualidad como modelo exclusivo de sexualidad. En tal sentido, las personas LGBTI vivencian múltiples situaciones para las cuales no están preparadas o no encuentran los recursos para superarlas. La investigación puede ser un recurso que provea potencialidades y fortalezas sicosociales para construir mecanismos de afrontamiento ante esas dificultades.
Lo anterior posibilita que la población LGBTI no se visualice exclusivamente como víctima, sino que se comprenda como principal agente de cambio de sus vidas y entornos inmediatos.
En ese mismo orden de ideas, los resultados de los estudios permiten desmitificar prejuicios, estereotipos; prevenir problemas sociales que obstaculizan el desarrollo social; así como contribuir a la cultura de paz, al colocar temas clave en las agendas sociales y políticas del país, como es el caso de los derechos sexuales como derechos humanos. Constituyen un soporte fundamental para el ejercicio de decisores políticos, para la reestructuración de un proyecto de país más equitativo, justo y con bases humanistas más sólidas.
AD: Esencialmente, porque es una realidad que desde los centros de poder hegemónicos con una matriz heteronormativa han estado, permanecen y se pretende mantener en el silencio para justificar desde el desconocimiento la subordinación y sometimiento ideológico de estas contraculturas supervivientes solo a expensas de mecanismos de asimilación y aniquilar los brotes de rebeldía emancipatorios, para sostener la falta de consentimiento social (falsa mayoría en materia de derechos humanos) y las prácticas anticientíficas e inhumanas, violadoras de derechos elementales, la escasa garantía de los derechos y de protección jurídica ante las violaciones sistemáticas. Ampliar y socializar los estudios LGBTIQ es una bandera de lucha contra las biopoliticas de control social que extienden la inexistencia de ciudadanías sexuales plenas
Las personas LGBTIQ no pueden solo comprenderse como objetos de investigación sino también como sujetos de la investigación. Entre los aportes de la “disidencia sexual” están otras formas de acercarse a la teoría y la investigación. Perspectivas que incluyen teorías feministas, la teoría queer, etc. ¿Cómo valora el conocimiento e inclusión de estas perspectivas en la academia cubana?
AR: No percibo que el activismo político y social por los derechos de las sexualidades no heteronormativas aporten elementos propios a la producción de saberes sobre estos temas. Se aprecian grandes distancias con la teoría feminista y muy escasa inclusión de los marcos teóricos queer. Las personas LGBTI continúan siendo objeto de investigación desde paradigmas racionalistas clásicos que descansan en el sexo, categorías identitarias fijas construidas desde el dominio masculino y desde la heterosexualidad.
MRN: La academia cubana ha recibido la impronta de las teorías feministas desde la década de los noventa del pasado siglo. Ha bebido de su legado para reflexionar sobre las desigualdades de género socialmente construidas por el patriarcado y su ideología androcéntrica. Importantes estudios se han realizado sobre la posición subordinada de las mujeres y, en menor medida, las expropiaciones a la que están sometidos los hombres bajo los modelos hegemónicos de masculinidad y feminidad imperantes, así como el vínculo sexo-género-deseo. No obstante, la inclusión de esa perspectiva ha sido deficitaria en los análisis de las realidades de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, lo cual está relacionado con la propia impronta que han tenido los estudios de diversidad sexual en el país. Una menor introducción ha tenido la teoría queer.
Para bien de la academia cubana y la comprensión-transformación de la realidad, perspectivas de análisis del feminismo y de la teoría queer han ido ganando reconocimiento, en los últimos años, en el abordaje y comprensión crítica de LGBTI. Estos se conciben teniendo en cuenta la impronta sociocultural del contexto en el que se insertan. Trascendental ha sido el entendimiento de lo personal como expresión política, lo que marca la necesaria puesta en común del corpus teórico y la práctica política; así como las críticas a las categorías mujer y hombre, homosexual, lesbiana, trans como universales y totalizadoras, para desembocar en el reconocimiento de personas concretas y particulares.
En ese punto, se ha criticado al propio marco categorial que canoniza lo humano, lo anormaliza y patologiza. Las reflexiones comprenden la orientación sexual, la identidad de género, el género, entre otras, como mecanismos de poder y dispositivos de control social, construidos desde el modelo hegemónico de la ciencia. En ese sentido se identifican publicaciones que abordan la homogenización social impulsada por el patriarcado y la heteronorma como la base común de todas las desigualdades, incluida la sexual.
Persisten innumerables retos. Estos se asocian al necesario cuestionamiento del pensamiento único y universalizable que no considera los sistemas de opresión articulados como la heterosexualidad obligatoria, el sexismo, el racismo, el clasismo.
Lo anterior posibilita que se entienda la identidad de género y la orientación erótica del deseo como procesos dinámicos que no se construyen aislados de otras categorías sociales como la raza/etnia o la clase socioeconómica, la edad, el grado de capacidad/habilidad, la nacionalidad, la ideología, el estatus migratorio, etc.
La teoría feminista y queer ofrecen una oportunidad teórica, política, ideológica y práctica para pensar la construcción de conocimiento de las ciencias sociales en Cuba, en torno a las nociones de diferencia, diversidad, pluralidad, multiculturalismo, poscolonialismo. Este es uno de los senderos que le vendría bien transitar de manera más sistemática a la academia cubana. La necesaria implicación de la sociedad como ente vivo de la investigación y con recursos para su transformación es también un camino que hay que fertilizar. Bajo esa óptica es crucial la militancia LGBTIQ y su compromiso con la subversión de lo injusto.
AD: Lamentablemente, predomina la ignorancia, la sustantiva, que evidencia que la academia cubana tiene un retraso importante en relación con este particular y ni siquiera tiene incorporado un discurso teórico y epistemológico al respecto, lo que emerge también del análisis crítico de muchos de los estudios que sobre sexualidades y géneros se producen (ni en sus programas de formación profesional a ningún nivel); y la subjetiva, la que pretende ignorarlo consciente o inconscientemente desde el currículo oculto, desde una endosexualidad plagada de prejuicios y estereotipos, individuales y paradigmáticos.