Diversidad sexual, un asunto de inclusión

semcuba@ceniai.inf.cu

Javier Estremera confesó a sus padres que era homosexual a los 14 años, y, contrario a lo que había escuchado en casos similares, no fue excluido por los suyos, sino que recibió la comprensión que le ha ayudado a vivir sin conflictos su sexualidad.

«Es necesario el respeto de la familia, los amigos y los compañeros de trabajo. Cuando traigo una pareja a mi casa no tengo que preocuparme por que lo vayan a expulsar. Solo se preocupan por el tipo de persona que es», refiere el joven de 28 años, trabajador de la industria del turismo.

Sin embargo, su historia es poco frecuente entre las personas gays y lesbianas en Cuba, pues la familia sigue siendo uno de los espacios desde los cuales se perpetúa la homofobia. A esto se añade la discriminación que, a nivel social, existe aun contra toda manifestación que contradiga el heterosexismo, y sobre la cual se sostienen diferentes actos de violencia.

Con lo anterior concordaron los y las asistentes al videodebate que de manera habitual desarrolla el proyecto de hombres que tienen sexo con hombres (HSH), del Centro Nacional de Prevención de ITS/VIH/sida (CNP), los segundos y cuartos jueves del mes en la sede de la institución.

En su edición más reciente, se exhibió el filme francés «Un amor para ocultar», como parte de la Jornada Cubana contra la Homofobia, desarrollada durante mayo por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) en colaboración con diferentes instituciones del país.

Ubicada en Francia durante la etapa del fascismo, la obra aborda la deportación de gays a campos de concentración alemanes con el propósito de ser «reeducados» a través de las peores torturas físicas y sicológicas. Lo más controvertido es que, en la narración fílmica, el protagonista fue denunciado por su propio hermano.

«La película sintetiza lo que significa ser homosexual en todas las épocas», afirmó Raphael M. Caldas, especialista del proyecto HSH en Cuba, y coordinador del espacio. Si bien en la actualidad no se cometen barbaries como las del fascismo, aún continúa vigente la violencia contra los homosexuales, también dentro de la familia.

Entender este concepto no según criterios clásicos, sino como un proceso en evolución, es parte del camino hacia el entendimiento de la diversidad sexual. «La construcción de la familia es algo dialéctico, porque existen las monoparentales, las formadas por parejas gays y lesbianas, las tradicionales, y otras. Pero hay que pensar que es en este núcleo donde se transmiten los valores y se educa a las personas, por eso debemos de incidir allí», opinó el coordinador.

Carmen Contreras, informática de 52 años, reconoció que lo más importante en la familia es el amor, por eso los padres tienen que prepararse para que cualquiera de sus hijos un día se declare homosexual, y no rechazarlo por eso.

Hermanar la lucha contra la homofobia con otras como la liberación de las mujeres y la superación del racismo, fue otro de los consensos. «La discriminación por orientación sexual se asemeja a otras como la causada por la raza, género o discapacidad», opinó Thiago Rensoli, realizador audiovisual de 31 años.

Se hizo hincapié, además, en la necesidad de extender el trabajo de promotores y activistas contra la homofobia a las comunidades, así como incluir a personas de todo tipo de orientación sexual sensibilizadas con esta causa.

El joven abogado José Balboa, quien se declaró heterosexual a favor de los derechos sexuales de todos los seres humanos, declaró que hay que acabar con la exclusión y romper el miedo a la respuesta social.

Con él, la doctora Rosaida Ochoa, directora del CNP, abogó por trabajar con inteligencia, para ir sumando a todos y todas a la lucha. «Debemos crear actividades que cada vez sean más inclusivas, llegar a que la gente vea la inclusión de todo tipo como algo normal».

Para ello debe prepararse también la comunidad homosexual, al interior de la cual existen diferencias y, en ocasiones, se manifiestan rasgos de resistencia contra otros grupos que componen la diversidad sexual.

«Yo no abogo por los ghetos, no se debe excluir a nadie, y menos a los heterosexuales», reveló Raphael Caldas. «Debemos demostrar nuestro avance con paciencia. Todos los cambios requieren de tiempo, pero en 2011 estamos logrando cosas que el año pasado no hubiéramos imaginado. Si empezamos a actuar desde ahora, a trabajar con los niños y las niñas, podremos romper el tabú de la homosexualidad», expresó.

Mayo de 2011

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

uno + 6 =