(Especial de SEM) Entre hombres y mujeres jóvenes que estudian medicina en Cuba puede encontrarse una visión rígida y estereotipada de la homosexualidad, según demuestra una investigación realizada en una provincia del occidente de la isla caribeña.
«Es sorprendente la discriminación y prejuicio que impera aún con respecto a los homosexuales», dijo a SEM la sicóloga Geydi Díaz Crespo y autora del estudio realizado en la Facultad de Ciencias Médicas de Pinar del Río, ciudad situada a unos 150 kilómetros de La Habana.
El estudio, presentado en La Habana durante el XVI Congreso Mundial de Sexología, detectó una valoración basada en prejuicios en torno a la homosexualidad, desechando la apreciación del individuo en toda su dimensión.
«Resultados de investigaciones realizadas en Cuba avalan que los prejuicios hacia la homosexualidad tienen manifestaciones diversas; a menudo la actividad sexual-homosexual se considera inmoral, sucia. En estas ocasiones, las discriminaciones se tornan en burlas, actitudes degradantes e incluso violencia física», afirmó Díaz Crespo.
La indagación realizada por la especialista de la necesidad de definir la representación social de la homosexualidad entre el estudiantado de medicina, para luego extender la experiencia a grupos de reflexiones y debates, a fin de que la homosexualidad empiece a comprenderse y respetarse.
Para las personas entrevistadas, de forma general, la homosexualidad es una orientación sexual privativa de individuos normales cuyas causas están determinadas por trastornos hormonales y bioquímicos, aunque también por otros factores de índole psicosocial, que mayoritariamente se asocian manejos inadecuados en etapas tempranas de la vida.
Según el estudio, la homosexualidad, ha sido tratada a través de la historia de manera característica y peculiar, que responde al énfasis y espíritu de la época y el lugar.
Algunas explicaciones la sugieren como una cuestión ritual, otras una manifestación maligna, una herejía, un desorden o trastorno mental, una perturbación, una perversión, una desviación, hasta llegar a la actual consideración de ser una orientación diferente de la sexualidad.
Desde el 15 de Diciembre de 1973, la Asociación de Psiquiatría Americana eliminó la homosexualidad como patología, defendiendo el derecho a la autodeterminación sexual y exhortando a abolir las leyes contra los actos homosexuales. En tanto, la OMS excluyó esta orientación sexual del listado de enfermedades mentales a partir del año 1983.
Según Díaz Crespo, se pudo apreciar que estos estudiantes de medicina «tienen criterios ambivalentes en torno a la homosexualidad, aunque tienden a distinguir entre dos tipos de homosexuales: abiertos y encubiertos».
«Para nosotros resultó curioso la apelación que hacen los jóvenes a elementos positivos y negativos de cada grupo. Del primero aprecian la valentía para vivir la sexualidad y juzgan su comportamiento, y viceversa con el segundo grupo», explicó la estudiosa.
Los jóvenes no ven ilícito que los homosexuales existan, sino que se muestren inadecuadamente en el medio donde se insertan, criterio que sigue sustentado sobre una base de tabúes y prejuicios.
«Lamentablemente, nuestra población en estudio tiene una visión fría de esta realidad y no aprecian la posibilidad -real- de que existen personas con orientación homosexual que reúnen las condiciones que ellos idealizan. Están juzgando a los homosexuales por un minoritario grupo que, efectivamente, no respetan la diferencia y la diversidad, lo que no está dado por las preferencias sexuales sino por la calidad humana de cada cual», argumentó Díaz Crespo.
En esta visión sobre la homosexualidad, tampoco se alude a la orientación bisexual como alternativa de disfrutar el erotismo, asumiendo que los homosexuales que tienen relación con mujeres no son más que inmorales, faltos de lealtad consigo mismos y cobardes para enfrentar sus realidades.
La muestra entrevistada, por otra parte, sobrevalora la función reproductiva de la sexualidad humana en comparación con la erótica, al expresar criterios de lastima con relación a los homosexuales «por que no pueden tener descendencia».
En cuanto a la actitud, se aprecia un evidente rechazo hacia este fenómeno lo que, al parecer, está dado por la percepción de lo que consideran como un comportamiento social inadecuado por parte de los homosexuales. «A pesar de ello, a medida que los individuos se van acercando a la problemática del homosexual, aumenta la aceptación de la homosexualidad como realidad social», alerta Díaz Crespo.
Marzo, 2003