Entre el 21 y el 24 de noviembre de 2019 se celebró en Bogotá, Colombia, la VIII Conferencia Regional de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe (ILGALAC, por su sigla en inglés), que contó con la participación de más de 350 activistas por los derechos sexuales y humanos de personas LGBTIQ de toda el área. La organización feminista Corporación Femm fue la anfitriona y encargada de acompañar al Consejo Regional de ILGALAC en la preparación y desarrollo de esta VIII Conferencia.
Cuba estuvo representada por activistas de la Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales, la Red TransCuba, la Red Humanidad por la Diversidad y por el subdirector del Centro Nacional de Educación Sexual, CENESEX, y coordinador de todas las redes, Manuel Vázquez Seijido
“Por una región diversa y feminista, juntEs luchando y resistiendo contra el patriarcado y los fundamentalismos” fue el lema escogido por los organizadores del evento. Las luchas y reivindicaciones del movimiento feminista por lograr una sociedad equitativa, inclusiva y justa fue el leit motiv de la mayoría de las intervenciones, a partir de las palabras inaugurales de la conferencia. Las intervenciones, paneles y debates tuvieron entre los temas principales: los fundamentalismos religiosos y sus campañas contra los avances de los derechos de la población LGBTIQ; la amenaza que representan sus agendas políticas en alianza con gobernantes de extrema derecha y neoliberales de la región; las violencias, en todas sus expresiones, que poblaciones indígenas, afros y LGBTIQ han sufrido durante el conflicto armado en Colombia; los movimientos sociales y populares como clave para los reconocimientos de los derechos de las disidencias sexuales y de género en nuestra América, y el feminismo como movimiento emancipador, entre otros.
Un espacio de intercambio entre las diferentes asociaciones de mujeres lesbianas y bisexuales de la región fue el Caucus o Pre-conferencia de Mujeres, que en esta ocasión se realizó con la participación de activistas de casi todos los países de América Latina y el Caribe. Del encuentro, discusión, análisis de nuestras experiencias y las necesidades identificadas surgió la Declaración del Caucus de Mujeres que, entre sus argumentos, señala: “Las lesbianas y mujeres reunidas en el espacio llamado Caucus de mujeres manifestamos una vez más la necesidad imperativa de ser nombradas por nuestra identidad política y orientación sexual, puesto que si bien es cierto que esta categoría de mujeres aglutina la diversidad de ellas y sus distintas expresiones de género, también es real que desconoce las luchas históricas que las lesbianas hemos dado para visibilizar nuestra existencia y ser nombradas desde nuestro posicionamiento político”.
El Panel “En Colombia las personas LGBTI resistimos e insistimos en la Paz” se presentó en la mañana del 21 de noviembre y los panelistas expusieron, desde sus experiencias de trabajo o de vida, el significado del conflicto armado que durante más de cinco décadas ha estado presente en el país. Además, se refirieron al gran esfuerzo que hizo el movimiento feminista colombiano por lograr la paz y la lucha que realizaron contra la campaña “No a la Paz”, impulsada por fundamentalistas religiosos utilizando la llamada ideología de género como elemento desestabilizador del orden social y la subversión cultural.
Marlon Acuña, coordinador del Grupo de Género del Centro Nacional de Memoria Histórica, analizó la importancia de conocer qué le pasó a las personas LGBTI durante el conflicto armado, la necesidad de buscar fuentes desde 1950 hasta 2012 para obtener información sobre las víctimas de los diferentes territorios, qué tipo de violencias en particular sufrieron las personas LGBT, qué consecuencias y secuelas generaron esas violencias, cómo dichas víctimas hicieron resistencia y se enfrentaron a los represores armados. Igualmente, Acuña comentó la realización de un Informe con los datos obtenidos en las entrevistas realizadas a 158 personas víctimas de esa guerra.
Liza García Reyes, del Grupo de Género de la Comisión de la Verdad, se presentó como feminista, lesbiana y activista, y explicó que esta comisión fue creada para garantizar los derechos de las víctimas del conflicto armado y esclarecer la verdad. Reconocer la responsabilidad de quienes participaron y la de la sociedad, reconocer la dignidad de las víctimas, mujeres y hombres que sufrieron violencias sexuales y escuchar las voces de las personas LGBTI, los pueblos indígenas y las personas afro, para saber qué sucedió con toda esa población.
Darla González, representante LGBTI, declaró: “he logrado recuperarme pensando en los demás, que nadie más viva lo que yo viví, soy una constructora de paz”.
La organización de ILGALAC y los activistas se pronunciaron sobre el momento específico que se estaba viviendo en Bogotá y otras ciudades colombianas, con las manifestaciones de protestas y el Paro Nacional convocado por el movimiento social, sindical y popular contra el neoliberalismo, la guerra, la violencia hacia mujeres y la infancia y otros asuntos.
Al respecto, Aldo Dávila, Diputado electo de Guatemala, en su intervención del día 22 en el panel dedicado a “Los desafíos por las agendas por los derechos humanos y emancipación de los cuerpos frente al aumento de las violencias y las amenazas de los sectores fundamentalistas políticos y religiosos” expresó: “Ayer debimos haber estado con nuestros hermanos colombianos, hay que seguir siendo activistas y apuntar hacia el gobierno, estar dentro para que nos vean y se den cuenta de que no somos pocos y solo pedimos equiparación de los derechos que los heterosexuales ya tienen. Defender nuestros derechos contra la corrupción y los fundamentalismos. Las cosas no van a cambiar si no logramos estar en los gobiernos”.
“Los feminismos son las luchas por no dejar a nadie atrás” fue un panel particularmente impactante. Antes de dar voz a las y los panelistas, se proyectó un audiovisual sobre reconocidas feministas y activistas por los derechos de las mujeres en la más amplia, abarcadora e inclusiva acepción del ser mujer. Algunas de ellas fueron asesinadas, como la activista trans argentina Diana Sacayán y la concejala brasileña Marielle Franco.
“Los escenarios políticos no valen lo mismo para las mujeres lesbianas y mucho menos negras e indígenas” afirmó Diana Marcela Ortiz, de Filomena, colectiva feminista, y agregó que “la justicia es la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace”.
Por su parte, Alba Rueda, de Argentina, apuntó la necesidad de poder recuperar las voces de las mujeres trans y legitimarlas ante Estados e instituciones, ya que estas son víctimas de violencias múltiples en todos los ámbitos y 90 por ciento de esa población se prostituye para poder sustentarse.
De la Red Centroamericana de Hombres Trans, Alex Castillo se refirió a su vivencia personal: “Soy un hombre con vagina, el patriarcado y el machismo me hicieron crecer sumiso y callado porque era lo que le tocaba a mi cuerpo; muchos hombres trans se prostituyen o son violados y quedan embarazados por la violación, no contamos con un servicio de salud sexual y reproductiva sensible a nuestra identidad de género”.
La preocupación ante el avance de fundamentalismos religiosos, políticos y de extrema derecha, que significan una amenaza hacia los derechos alcanzados por la población LGBTI, fue otra de las constantes en las intervenciones, desde los diversos paneles. Karina Nazabal, activista social y feminista, aseveró: “Los neofascismos se despiertan cuando la sociedad sale del closet y reconoce la existencia de las diversidades, cuando se rompe el silencio sobre las personas LGBTI y se visibilizan la violencia y las discriminaciones que viven”.
Laura Weintein, directora de la Fundación GAAT (Grupo de Apoyo a Personas Trans), relató que, cuando llegó a Bogotá, el autobús naranja -se refiere a un autobús pintado de naranja que muestra una campaña de descrédito contra las personas trans- a la plaza Bolívar, donde nunca entra un bus, se plantaron: “nos sentamos persona trans, lesbianas y gays, éramos pocas y los religiosos nos golpearon, ese bus decía mentiras sobre nuestros cuerpos trans, no solo contra nuestros cuerpos disidentes sino sobre nuestros discursos contestatarios contra la discriminación y los prejuicios. Lo curioso es que esos grupos religiosos que promueven violencia hacia nosotras hubo momentos en que fueron perseguidos y maltratados”.
Víctor Madrigal Borloz, experto independiente de la ONU, en su relatoría afirmó: “Me propongo trabajar muy fuerte en un informe sobre las mal llamadas terapias de reconversión. Hay que conocer cómo se produce el financiamiento a los movimientos contra los derechos de las personas LGBTI, no parece que haya una percepción clara de cómo se financian esas campañas, esos grupos, esas iglesias”. Sobre la misma preocupación se expresó Fidel Ramírez, de Red Global Interreligiosa: “Hay que oponerse al fundamentalismo neoliberal de los sectores ultra conservadores de la política, además de los religiosos pentecostales. Soy parte de la red interreligiosa en América Latina que promovió la liberación de la mujer, de los pueblos indígenas, de poblaciones LGBT. Lo que ocurre hoy es un ataque a la humanidad, a la ecología, a todas y todos. Hay que recuperar el feminismo que tiene mucho que dar, que tanto ha hecho y ha luchado por los derechos de todas y todos”.
Durante los días de trabajo, en la VIII Conferencia Regional se presentaron las nominaciones para el nuevo Consejo Regional, representaciones regionales de los Comités Mundiales de ILGA y la elección de la próxima ciudad sede. De Cuba quedaron elegidos Manuel Vázquez Seijido y Teresa de Jesús Fernández. La ciudad sede de la IX Conferencia Regional de ILGALAC, en 2021, será la capital de Bolivia, La Paz. ¡Esperemos signifique un feliz augurio!