Salud de personas transgénero en la encrucijada

La falta de asistencia especializada, la discriminación y la precariedad económica ponen en riesgo la salud y bienestar de personas transgénero, señalan expertos y activistas en Cuba.

«Las personas trans vivimos estigma y discriminación, pues se nos considera diferentes. Pero no son frecuentes quejas y denuncias porque a una persona trans se le haya negado la atención de salud en un policlínico u hospital. Nuestros problemas son otros», declaró a SEMlac Malú Cano Valladares, coordinadora nacional de la red Trans Cuba.

El acceso universal a la salud está refrendado en la Constitución cubana y se reconoce a la isla del Caribe por sus logros en este terreno. Sin embargo, referirse al bienestar de la población transgénero trae consigo la confluencia de múltiples aspectos y no poca polémica.

Cano opina que en la calidad de vida de las personas trans inciden aspectos como el autocuidado, el acceso a servicios especializados, las transformaciones del cuerpo, la autoestima, los conocimientos, la aceptación social e incluso las políticas públicas.

«Un paso de avance ha sido la despatologización de la transexualidad. Ya no hablamos de atención a pacientes transexuales; se trata de un acompañamiento a personas transgénero que necesitan de la asesoría y los conocimientos de un equipo multidisciplinario», refiere Cano.

 

Un cuerpo a imagen y semejanza

 

Según especialistas cubanos, la necesidad y el deseo manifiesto de ser reconocidos como hombres y mujeres plenos, además de la presión cultural y jurídica, lleva a las personas trans a un largo y complejo proceso de transformaciones corporales.

En su artículo «Derechos, sexualidades y géneros en transición», el médico y activista Alberto Roque critica «el biopoder jurídico» que les demanda a las personas trans «la realización obligatoria de adecuaciones genitales para reconocerles derechos plenos'».

Según Roque, sigue existiendo un control externo sobre los cuerpos, sexualidades y derechos de las personas trans, por lo cual estas se ven precisadas a asumir los cambios físicos, algunos de ellos irreversibles y con altos riesgos para su salud.

Lo cierto es que la mayoría de las transexuales cubanas asumen las transformaciones de su cuerpo en busca de un ideal de feminidad, a pesar de los riesgos, las complicaciones y los costos monetarios que ello conlleva. Para muchas, representan el punto de partida para una salud y bienestar completos.

Poco se conoce del grupo de hombres trans cubanos y sus problemáticas específicas. Según Cano, muchos no se auto reconocen por desconocimiento y transfobia internalizada.

A criterio de la activista, se impone descentralizar la atención y acompañamiento a personas trans para que estos servicios lleguen a otras ciudades y provincias del país.

Hasta el momento, quienes quieran acceder a tratamientos hormonales, cambios de documentos de identidad y cirugía de readecuación genital deben viajar a La Habana, donde radica el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

Desde esta institución se coordinan las acciones de la Comisión Nacional de Atención Integral a Personas Transexuales y la atención multidisciplinaria que se brinda a personas de todo el país.

La Red TransCuba, surgida con apoyo del Cenesex, reconoce los beneficios del trabajo de la comisión, pero la realidad cotidiana de muchas trans exige mayores esfuerzos.

«Las muchachas se inyectan biopolímeros en los glúteos, caderas y muslos. Estos son procedimientos que se hacen de manera clandestina y muchas veces en condiciones de insalubridad, en casas particulares, por manos inexpertas o a escondidas en centros hospitalarios. Incluso, los implantes de mama, a veces, no se hacen en salones de operaciones», alerta Cano.

Las consecuencias pueden ser nefastas. En agosto pasado la periodista Marta María Ramírez compartió en la red social Facebook la triste noticia de la muerte de una joven trans de 20 años, debido a complicaciones por la inoculación de biopolímeros.

«Estas son prácticas cotidianas, que si se hicieran por manos especializadas en condiciones hospitalarias o al menos en centros de salud, no tendríamos que lamentar la pérdida de muchachas que en los últimos meses han fallecido», reflexiona Cano.

La automedicación también afecta la salud de las personas trans. El desconocimiento sobre las dosis, resultados y riesgos de consumir hormonas llevó a la Red Trans Cuba a editar un material que brindará recursos para tomar decisiones basadas en el conocimiento científico.

 

VIH-sida… más allá de la sobrevivencia

 

El pasado 4 de septiembre, Día Mundial de la Salud Sexual, el Cenesex convocó a una feria comunitaria en un barrio popular de La Habana, que reunió a personas diversas en un diálogo sobre sexualidad, respeto e inclusión Se llamaba Amanda y, a finales de julio, amigas, activistas y personas solidarias la despidieron con pesar. Murió por enfermedades oportunistas relacionadas con el sida.

«Siempre te recordaremos con esa sonrisa que te caracterizaba y esas fuerzas por defender la idea de vivir en un mundo más justo e inclusivo, sin distinción por orientación sexual e identidad de género. Ve pues en paz, amiga, compañera, ve feliz sabiendo que siempre serás parte de nuestra Red», compartió Trans Cuba en su perfil de Facebook.

El VIH tiene una alta prevalencia en la población HSH (hombres que tienen sexo con otros hombres).

Estadísticas de mayo de 2014 refieren que en Cuba 17.252 personas son seropositivas al VIH, de ellas 14.032 son HSH, población que incluye también a mujeres trans (travestis y transexuales).

Según la Encuesta sobre Indicadores de Prevención de Infección por el VIH/Sida-2013, la población trans en Cuba es de 3.512 personas y del total 28 por ciento practica sexo transaccional.

«En general tienen una baja autoestima, por lo que cuentan con menos herramientas para la negociación del condón, de ahí la alta incidencia del VIH en esta población», declaró a SEMlac José Raúl Valdés, responsable de la línea de atención a Personas que viven con VIH (PVIH) en la Unidad Nacional de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades (UNPP) del Ministerio de Salud Pública.

La exclusión social, la precariedad económica, la prostitución y el VIH, imprimen múltiples retos para las personas trans y su calidad de vida.

«Definitivamente, el sexo transaccional afecta la calidad de vida de las personas trans. Muchas emigran a la capital y, para poder mantener el alquiler de una vivienda, tienen que salir noche tras noche, casi sin descanso, sin alimentarse bien, a expensas de maltratos. Y si a esta situación le agregamos ser seropositivos al VIH, pues la situación empeora.», refiere Cano.

Es por ello que trabajar en la autoestima, fortalecer la prevención y el uso del condón como único medio para no infectarse son objetivos de la red Trans Cuba. Una voluntad que, a criterio de Cano, debe ser compartida con el Estado.

«Pensar en salud y calidad de vida implica, en primer lugar, la integración social y garantizar el derecho a la superación educacional de las personas trans; por ahí comienza todo», asegura.

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