Por Dixie Edith
Las operaciones de reasignación sexual ya son un hecho en Cuba, con la reciente aprobación de una resolución del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) que establece las normas para la atención sanitaria y quirúrgica de los transexuales.
Juani Santos, transexual masculino, y una de las primeras personas diagnosticadas como tal en la isla, en 1972, confesó hace unas semanas a SEMlac que esperaba ansiosamente esta noticia.
Juani nació mujer, físicamente hablando. Pero en la medida que fue creciendo, notaba que su cuerpo no le correspondía. Se ha sentido hombre, hasta el día de hoy.
«Aunque tenga 90 años, cuando se apruebe la operación, si estoy vivo, me la haría. Pediría como condición a los médicos que, si yo me muriera, la llevaran hasta el final para poder morirme como hombre”, aseveró Santos. La resolución número 126, firmada a inicios de junio por el ministro de Salud Pública, José Ramón Balaguer, establece la creación de un centro de atención integral a la salud de las personas transexuales, como la única institución en el país autorizada para realizar tratamientos médicos totales o parciales de cambio de sexo.
Igualmente, el texto «legitima las funciones de la Comisión Nacional de Atención Integral a Personas Transexuales», creada en 2005 por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) como continuación del trabajo de un grupo multidisciplinario que funcionaba desde 1979.
“Las operaciones comenzarán a realizarse tan pronto el equipo médico cubano esté listo para hacerlo», aseguró a la prensa Mariela Castro Espín, directora del CENESEX.
«Esta resolución establece todos los procesos de cuidado de las personas transexuales, incluida la operación cuando se cumplen los criterios de salud requeridos y también cuando la persona lo desea, porque no todas lo desean», indicó Castro.
Una vida difícil
“Desde que nací supe que era diferente. Yo nunca quise ser grande. Nunca dije, como otros niños, quiero crecer para hacer esto o lo otro. Cuando tenía 10 u 11 años quería quedarme así, porque sabía lo que me esperaba. Me daba cuenta o lo presentía; no sé…”, rememoró Santos, quien tiene actualmente 58 años y labora desde hace más de tres décadas en el sector metalúrgico.
“Trabajo en una fábrica donde se hacen cilindros de gas y participo en todo. Solo de mirarlo, sé si un cilindro sirve o no”, contó a SEMLac.
“Ahora casi no siento el rechazo de los compañeros de trabajo. Al principio sí. Pero hoy ellos saben mi situación y yo les explico, les hablo. Les pregunto cómo se sentirían si no tuvieran pene, porque lo perdieran por un accidente.”
Natural de Calimete, en la provincia de Matanzas, cuando Juani Santos tenía 21 años, unas amistades lo pusieron en contacto con un equipo de especialistas del Hospital “Comandante Manuel Fajardo”, en la capital.
“Me comenzaron a tratar, me hicieron muchas pruebas, demasiadas; de sangre, de cromosomas, test mentales y pruebas de la cabeza también. Estuve ingresado como 15 días y después me presentaron a unas compañeras del CENESEX, que me atendieron desde entonces”, recuerda.
Este transexual, que casi entra ya “en la tercera edad”, como él mismo confesó, recuerda con dolor las relaciones con su familia cuando era un adolescente.
“Tuve hermanos que no me trataban. Si me veían, me huían. Las cosas mejoraron algo cuando los doctores fueron a mi casa y hablaron con ellos. Pero encontré mucho apoyo en otras personas.”
Cifras cubanas
Según el CENESEX, la transexualidad define a «aquellas personas que, desde su infancia temprana y a lo largo de su vida, demuestran su indisoluble sentimiento de pertenecer a un género (femenino o masculino), que no se corresponde con el sexo asignado al nacer».
Desde 1979, la actual Comisión Nacional de Atención a Transexuales ha recibido 92 solicitudes y ha confirmado el diagnóstico de 27 transexuales, dos travestis y dos homosexuales masculinos afeminados, según datos del libro La transexualidad en Cuba, publicado por la Editorial CENESEX y presentado durante la jornada contra la homofobia y la transfobia, en mayo último.
Del total de transexuales diagnosticados, 19 esperan beneficiarse con la cirugía y ocho no desean la operación, pero sí el reconocimiento jurídico de su identidad de género.
Hasta el momento, 13 han podido cambiar su nombre y foto en el registro de identidad y siete esperan la aprobación del Ministerio de Justicia.
En las estadísticas registradas por el CENESEX sólo constan dos transexuales masculinos (el caso de Juani es uno de ellos) y se incluye a la transexual femenina que fuera sometida a operación y, que desde entonces, vive su vida normal como mujer.
Actualmente se encuentra en proceso de aprobación una propuesta de modificaciones al Código de Familia que reconoce iguales derechos a parejas homosexuales y heterosexuales y abre las puertas para el reconocimiento legal de las uniones entre gays y lesbianas.
También está en estudio la propuesta de un decreto ley de identidad de género que establecerá legalmente que no es necesaria una operación de reasignación sexual para obtener el cambio de identidad, en los casos de transexuales diagnosticados, ha explicado Castro.
Atrapado en otro cuerpo
Santos consta como el primer transexual cubano que solicitó atención institucional y “sufrió los conflictos familiares y sociales clásicos que genera la permanente confrontación entre su identidad de género masculina con su sexo asignado de mujer, hasta ser diagnosticado”, refiere la investigación Aproximación a la transexualidad como noción científica. Los nuevos significados, de Mariela Castro.
“Al llegar a nuestra institución ya le habían extirpado el útero y las mamas, por las ulceraciones provocadas tras los intentos permanentes de ocultarlas”, precisa el texto, parte de los empeños investigativos del CENESEX.
Para Santos, una de las mayores preocupaciones de su juventud era que lo pararan en la calle y le pidieran el carné de identidad, donde aparecía registrado con nombre y foto de mujer.
“Nunca he tenido problemas con la policía ni con la justicia. He sido un ciudadano respetuoso. Nada más de pensar que me pararan y me pidieran el carné me daba vergüenza”, confesó.
No fue hasta 1996 que pudo cambiar los datos en su documento de identificación legal.
“Después del cambio de nombre, mi vida fue más fácil. Fue una bendición. De todas maneras, vivo sufriendo nada más de pensar que me vaya a pasar algo malo en la calle y me lleven a un médico que no entienda nada cuando me revise.”
Por eso, el mayor deseo de Santos es operarse, “ser un hombre en todo el sentido de la palabra”.
“He tenido muy poquitas relaciones de pareja. Casi todas con mujeres heterosexuales y casadas. No soy bonito, pero tampoco soy feo y muchas veces he tenido que hacerme el que no me doy cuenta con mujeres que me han sacado fiesta, para no tener que explicar. Aunque tuviera una opción de vida y 99 de muerte, me operaría de todas maneras.”
Solicite el trabajo completo a semcuba@ceniai.inf.cu