Prejuicios condenan a familias con dos mamás

«¿Por qué dos mujeres lesbianas no pueden criar a un niño?», se pregunta Delmis Fajardo Tamayo. A su interrogante responden, en primer lugar, estereotipos y prejuicios que en Cuba limitan el derecho de las personas homosexuales a constituir familia.

Varios mitos rodean a las familias homoparentales, formadas por dos mujeres o dos hombres que se aman.
Entre otros, la idea de que un niño o niña que vive con esa pareja desarrolle, obligatoriamente, una orientación sexual homoerótica; que su desarrollo psicológico y cognitivo se vea afectado por la orientación homosexual de sus padres o madres y que, debido a estas circunstancias, sus relaciones sociales sean limitadas.
No existe evidencia científica que corrobore estas creencias sociales, extendidas en la sociedad cubana contemporánea. Hasta el momento, no se dispone de ningún estudio que determine que el tipo de familia (homoparental o heteroparental) sea un indicador de éxito.
«Mi pareja y yo estamos capacitadas para criar a nuestros hijos. Los niños lo que más necesitan es amor, afecto y comprensión. Todo está en el nivel de preparación y sensibilidad que tenga una persona para criar a un menor, para orientarlo en la vida, en lo que está bien y mal. No depende de ser lesbiana o heterosexual», declaró Delmis Fajardo Tamayo a SEMlac.
Fajardo Tamayo vive en el municipio Manzanillo en la oriental provincia de Granma, a 740,8 kilómetros de La Habana. Junto a su pareja Yaricelis Díaz Mejías, ella cuida de cinco niños (cuatro niñas y un niño), hijos biológicos de Fajardo Tamayo.
En los seis años de relación, esta pareja ha enfrentado prejuicios y lucha por sus derechos y reconocimiento como familia. Su historia hace visible las dificultades que deben enfrentar las personas LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, intersexuales y queer) que deseen tener descendencia.
Aunque la población de lesbianas ha sido poco estudiada, algunas investigaciones apuntan a que la maternidad es un anhelo y deseo manifiesto para muchas.
Según un estudio realizado con 25 mujeres lesbianas, en edades comprendidas entre 25 y 45 años, en la central provincia de Cienfuegos, más de la mitad de la muestra relacionó la maternidad con su identidad de género y sexual.
«Mi ambición sería: ‘tener hijos’, ‘tener una familia con mi pareja’, fueron las frases más repetidas, según el artículo «Salud sexual y desarrollo de la sexualidad de mujeres lesbianas, en edad adulta», de los psicólogos Omar Frómeta Rodríguez y Tania Maité Ponce Laguardia.
No obstante, la mayoría ve frustrado su deseo de ser madre biológica, adoptiva o de crianza.

Lagunas legales, derechos autoagenciados
Con más de cinco décadas de políticas y prácticas a favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, Cuba implementa estrategias para estimular la fecundidad, frente al progresivo envejecimiento demográfico.
Sin embargo, una de esos programas, el de Atención a la Pareja Infértil, no llega a las mujeres homosexuales y parejas lésbicas pues los servicios de reproducción asistida y de adopción están destinados solo a parejas heterosexuales.
De «injustificable exclusión» califica esta realidad el investigador y psicólogo cubano Ariel Arcaute.
«El Estado cubano debe actuar como garante de lo que es un derecho con el cual se nace: el ser padre o ser madre, sin reparar en la orientación del individuo», opina el especialista.
Pero algunas parejas no se rinden a las dificultades y buscan estrategias alternativas. En el estudio de 2015 «Representación social de la lesbomaternidad cubana. Desafíos, desarrollo y evolución en contextos excluyentes», Arcaute constató la existencia del pluriparentesco.
«El pluriparentesco es la posesión de más de un rol familiar (afectivo / consanguíneo) con referencia a los hijos e hijas de estas parejas, donde un padre biológico, además, es el hermano del recién nacido; una abuela biológica comparte la responsabilidad de ser la madre adoptiva; una madre biológica funge también como la madre adoptiva del padre de su hijo», refiere el cientista social en su estudio de caso de 20 mujeres lesbianas (10 parejas) en familia.
Pero Delmis Fajardo Tamayo y Yaricelis Díaz Mejías saben que lograr la llegada de la descendencia ansiada tampoco es garantía de éxito.Delmis Fajardo Tamayo(izquierda) y Yaricelis Díaz Mejías (derecha) convocan a las parejas y familias homoparentales a no tener miedo y amar sobre todas las cosas a sus hijas e hijos, luchar por ellos. Foto SEMlac Cuba

«Todo comenzó cuando llevé a mi pareja a vivir conmigo. Se me acercaron funcionarias de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) de mi localidad, la jefa del Consejo Popular que atiende el Programa Educa a tu hijo, una oficial de la Dirección de menores del Ministerio del Interior (MININT) y dos maestras de la escuela de una de mis hijas», contó Fajardo Tamayo a SEMlac.
Esta cubana de 38 años recuerda con indignación que le hicieron todo tipo de preguntas, le cuestionaron que los niños no tuvieran una figura paterna como referente y comprobaron que los infantes durmieran en una habitación independiente.
«Un día llegué con mi mamá del hospital y los vecinos me dijeron que a los niños los habían llevado para la Casa de niños sin amparo filial. Querían aplicarme el delito de ‘otros actos contra el normal desarrollo del menor’, por abandono, por dejarlos con mi pareja», rememora Fajardo Tamayo.
En ese momento, Fajardo Tamayo no tenía un empleo fijo, sostenía a su familia mediante actividades económicas temporales como vender pizzas, dulces o alguna artesanía. Su caso llegó a tribunales y fue sancionada a cumplir un año y tres meses de trabajo comunitario.
«Terminé la sanción antes de tiempo, por mi buena conducta. Entonces me uní al grupo Venus de mujeres lesbianas y bisexuales, me formé como activista y hasta el día de hoy no hemos tenido más problemas. Cuando tengo cualquier situación, se cómo dirigirme y a dónde ir», declara Fajardo Tamayo.
Para esta activista por los derechos de la comunidad LGBTIQ en Cuba, el conocimiento de los derechos y deberes, la preparación y empoderamiento que ha encontrado en la Red nacional de mujeres lesbianas y bisexuales -que auspicia el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex)- han sido fundamentales para ella y su familia.

Rompiendo esquemas desde la ciencia
Estudios en distintos países muestran el desarrollo sano y armónico de infantes que crecen con lesbianas o gays. En su estudio, el psicólogo Arcaute constató algunas rupturas del esquema patriarcal en la crianza de la descendencia en parejas de mujeres lesbianas.
«Casi el 50 por ciento de la muestra rompe con los patrones tradicionales de maternidad, para aventurarse a una altísima dosis de creatividad en la educación de los menores, en contextos excluyentes», dijo el especialista a SEMlac.
Protagonismo en el cuidado de hijas e hijos, respeto a la diferencia, no discriminación por orientación sexual y educación para la sexualidad plena son algunos valores que la bibliografía científica sistematiza sobre las familias homoparentales.
El estudio «Fortalezas y debilidades de las familias homoparentales«, de las españolas María del Mar González y Francisca López, concluye que «la sociedad puede aprender de las familias homoparentales los valores de igualdad, libertad y tolerancia que promueven».
Según las estudiosas del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad de Sevilla, las familias homoparentales deben ser asesoradas y orientadas para afrontar las diferentes dificultades que les depara el contexto.
«Es responsabilidad de la sociedad disminuir estas situaciones adversas eliminando barreras legales; formando personal con responsabilidades en infancia y familia, educación, servicios sociales, justicia, protección a menores, salud, educación», afirman las autoras en su texto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

veinte − diecisiete =