Jornadas contra la homofobia: entre aceptación y resistencia

Las jornadas cubanas contra la homofobia, que en mayo último sumaron cinco años consecutivos, gozan de reconocimiento social en el país. Así lo constató SEMlac en un sondeo que permaneció abierto en el sitio Diversidad Sexual con la pregunta: «¿Cree que las Jornadas Cubanas contra la Homofobia tienen un impacto social positivo?».

A la interrogante respondió afirmativamente la abrumadora mayoría, representada por 95 por ciento de quienes votaron. El sondeo muestra el impacto social y cultural del evento, cuyo carácter nacional promueve la participación de miles de personas en todas las provincias del país.

La exploración estadística marca también ciertas tendencias del activismo LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros). A diferencia de sondeos anteriores publicados en el sitio digital, esta vez la mayoría de los votantes fueron de Cuba (75 %). Sin embargo, del total de votantes cubanos solo 30 por ciento correspondió a mujeres.

Esas cifras tienen una correlación en el espacio público, donde los varones mantienen un protagonismo marcado en el activismo a favor de los derechos de la población LGBT en la isla.

Desde 2008 se celebran en el país las Jornadas contra la Homofobia. El evento crece cada año con propuestas que incluyen acciones culturales, festivas, artísticas, científicas y de movilización social. A partir de 2010, las celebraciones por el Día Internacional contra la Homofobia tomaron carácter itinerante y, desde entonces, se han celebrado en tres provincias: Santa Clara (2010), Santiago de Cuba (2011) y Cienfuegos (2012).

Pero, pese a tan amplia participación, existe polémica acerca de su pertinencia y la calidad en la organización. La persistente homofobia en el país hace pensar a algunas personas en activar nuevas y mejores formas para fomentar el respeto a la diversidad sexual.

En un comentario enviado por correo electrónico a SEMlac, Gloria Rebustillo, residente en Santiago de Cuba, manifestó su preocupación por las crecientes manifestaciones de homofobia en el interior del país. En su misiva, relata cómo en los barrios aún se continúa relacionando la homosexualidad con actividades delictivas y de contrarrevolución e, incluso, profesionales de la salud expresan públicamente su deseo de que se destine un parque solamente para homosexuales.

«Para mí este es un tema muy sensible y muy serio. En nuestro medio una actividad tipo marcha demostrativa de la presencia de otras identidades y/o preferencias sexuales en forma de carnaval lo que provoca es burla y acrecentar diferencias», señala.

«Sin embargo, Jornadas que privilegien la no exclusión, el respeto, el prestigio social de personas con estas identidades o preferencias sexuales y ejemplos positivos de conducta social provocarían, en el peor de los casos, una reflexión sobre la intolerancia presente en el medio social. El ejemplo que puse no es un caso aislado… Es por eso que desearía que se tomara muy en serio cualquier trabajo que se haga en este sentido, en el que los intolerantes se sientan cuestionados y no los excluidos, exhibidos como en un circo», afirma.

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