De arcoíris se vistió Bayamo, municipio cabecera de la oriental provincia de Granma, a más de 700 kilómetros de La Habana, en el día mundial de lucha contra la homofobia y la transfobia, el pasado 17 de mayo.
Una verdadera fiesta a favor de la emancipación humana y la inclusión social contagió a los habitantes de esa ciudad. A paso de conga, se sumaron vecinos y vecinas de diferentes edades junto a activistas de la comunidad LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales), gritando a viva voz frases en contra de la homofobia y a favor de los derechos humanos y sexuales.
La gigantesca bandera multicolor se elevó y descendió al ritmo de tambores y cornetas en una suerte de dinámica colectiva donde se compartieron gestos de amor y una alegría sincera e inclusiva. Esa es, pues, una de las buenas prácticas para sensibilizar a ciudadanos y ciudadanas con la libre expresión de la diversidad sexual e identidad de género.
El desfile terminó en la histórica plaza de la Revolución, donde «acontecieron hechos que nos inspiran a seguir luchando contra toda forma de discriminación e injusticia social», comentó Mariela Castro, directora del gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), en una alocución realizada frente a la sede del gobierno municipal.
«El movimiento LGBTI rinde homenaje al pueblo de Bayamo por su histórica valentía, por su sentido revolucionario y patriótico. Por eso venimos a contar con su apoyo para seguir esta lucha como nuestro pequeño aporte a la Revolución», añadió.
La sexóloga apuntó además la satisfacción que sintió al ver presentes a niñas y niños, involucrados en las celebraciones gracias a sus familias para aprehender el mensaje de amor, inclusión y solidaridad que se defiende.
Granma fue la sede de la VII Jornada nacional contra la homofobia y la transfobia por la sistematicidad en el trabajo de las redes comunitarias que conforman la plataforma del centro provincial de prevención, en torno a la educación sexual responsable de los ciudadanos en ese territorio, situado al oriente de Cuba.
Las celebraciones continuaron con música, charlas, paneles, festivales deportivos y culturales, además de la entrega de materiales educativos para promover la disminución de expresiones homofóbicas y el respeto a la diversidad.
Entre los intercambios realizados destacó el diálogo establecido entre integrantes del Cenesex y estudiantes y profesores de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo.
«El ejercicio de los derechos sexuales es coherente con el proceso revolucionario, con el proyecto de socialismo que en Cuba se está creando. No se puede generar una sociedad socialista si la población no participa plenamente con todas sus inquietudes, sus puntos de vista, con todas sus propuestas», enfatizó Mariela Castro.
Uno de los propósitos del Cenesex es proporcionar información para la participación como ciudadanos y ciudadanas en los espacios de gobierno, para hacer valer sus derechos en todos los ámbitos posibles, agregó.
Como parte del panel, intervino Manuel Vázquez, asesor jurídico de esa institución gubernamental, quien repasó los avances consolidados en temas legislativos en Cuba y el resto de la región.
A propósito, se debatió intensamente sobre la propuesta de modificación del código de familia, uno de los más revolucionarios en su tiempo, pero que a casi cuatro décadas de creado no responde a la realidad del país.
«Todo el mundo está esperando de la Cuba revolucionaria decisiones revolucionarias», apuntó la también diputada al parlamento.
Ante la pregunta formulada desde el público sobre si la sociedad cubana está preparada para los cambios que supone la unión legal entre personas del mismo sexo, la especialista respondió que, aunque ninguna sociedad está lista para asumir transformaciones, a no ser las que esta misma demande, con esa ley se visibilizan los intereses de un grupo importante de personas con derecho a la igualdad de oportunidades.
Ese espacio de interconexión de ideas permitió escuchar también las experiencias de vida de Clair Walton, activista estadounidense que está casada legalmente con otra mujer y juntas asumen la maternidad de dos niños.
Otras colegas de Walton conmemoraron allí el décimo aniversario de haber consumado el matrimonio igualitario, precisamente en fecha tan importante como el 17 de mayo, día de 1990 en que la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad mental.