Homofobia institucional, entre prejuicios y responsabilidad pública

La existencia de prejuicios machistas y homofóbicos en los medios de comunicación vuelve a encender las alarmas sobre el derecho a la no discriminación en Cuba.

La alerta surgió a partir de afirmaciones de Yusimy González Herrera, actual directora de Comunicación del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular e integrante de la dirección de su Comisión permanente de trabajo sobre la niñez, la juventud y los derechos de la mujer.

“…Y hay…y lo digo y lo reitero, lo subrayo, un uso en las voces masculinas platinadas de locutores. Para ser más concreta, las voces platinadas son voces blandas, voces suaves, voces amaneradas…”, se escucha en el audio que circula por las redes sociales y que reproduce fragmentos de la intervención de González Herrera en una reunión nacional de la institución cubana en 2016.

“…Y no es solamente de locutores. Son periodistas y son colaboradores. Hay colaboradores, señor mío…y usted tiene que seleccionarlos. Porque, mire, no hace un mensaje creíble. Cuando usted empieza a dibujar florecitas y colores en las voces, señor mío, el mensaje se distorsionó. No es creíble. Y si usted diseña un programa para una voz masculina y una voz femenina, es una voz masculina y una voz femenina”, continúa otro fragmento del audio.

Activistas y profesionales de la comunicación denunciaron inmediatamente los prejuicios, estereotipos y discriminación presentes en las palabras de González Herrera.

Entre las diversas voces, estuvo la del actor y director de televisión Elio Pérez Pavón, quien publicó un post en su perfil de Facebook en el cual cuestiona la visión patriarcal de la también radialista cubana.

“Yusimi, no solo estás ofendiendo por segunda vez a la comunidad LGBTIQ+, porque hay locutorxs, periodistas y colaboradorxs heterosexuales que sus voces califican en lo que sueles llamar: Voces Platinadas, ellxs tienen voces blandas y no son homosexuales. Usted ha planeado el binarismo de género sin tener siquiera conocimiento de lo que es. Su posición es homofóbica, machista, heterohegemónica y heterosexista, demostrando que muchas mujeres como usted no escapan del machismo cruel y brutal”, compartió el también coordinador del proyecto ZoomDiversidad.

La activista Mercedes García también compartió en Facebook su indignación y preocupación por los criterios que, en su opinión, contradicen “los intentos de una voluntad política para una nación unida, donde quepan les cubanes con identidades sexuales no heteronormativas”, a la vez que alertó sobre el hecho de que “tales posturas son más comunes de lo que creemos y queremos en nuestras instituciones”.

“Hay que identificarlas, desenmascararlas y denunciarlas manteniendo el sospechómetro activado”, concluyó García.

Por su parte, Yusimy González Herrera y personas solidarias con ella han denunciado la manipulación del audio filtrado, a partir de cortes, y difundido sin su consentimiento, de forma anónima. Quienes la apoyan alegan que los fragmentos buscan desacreditarla, afectar a la institución y al proyecto socialista cubano.

“Porque además no se habló solamente de eso. En esa reunión no solamente habló Yusimy, no solamente se habló sobre ese tema. Se abordaron muchos temas. El audio se editó y se fue construyendo la idea de la persona que lo editó –no sé quién–, para dar a entender que la radio estaba cuestionando las voces platinadas y la no posibilidad de personas con este tipo de voz de trabajar en los medios de comunicación, cuando no es cierto”, afirmó González Herrera en una entrevista al periodista y activista Francisco Rodríguez Cruz, en la cual reconoció que sí es su voz la que aparece en el material difundido.

“Nunca ha sido posición de la radio y la televisión limitar a nadie por su orientación sexual, por algún tipo de discapacidad, por ningún color de la piel, no es el caso. Y no es que solo lo muestre en sus trabajos periodísticos o en sus propuestas dramatizadas o en su quehacer musical. Quienes construyen esos proyectos, quienes los defienden y tienen como sus hijos, son personas disímiles, diversas”, agregó.

“No es tampoco ni la proyección, ni el entendimiento, ni el pensamiento ni la manera de ver míos, porque Yusimy necesita de todos los seres humanos. Quienes me conocen podrán decir si mi manera de manifestarme durante todos estos años como profesional coincide con esa línea de pensamiento que alguien intentó construir o no. Eso pudiéramos dejárselo al tiempo, pero sí defiendo que nunca ha sido, ni es, ni será la proyección del ICRT limitar ni excluir a nadie por su orientación sexual u otra condición humana, todo lo contrario”, dijo la entrevistada.

Estereotipos y requerimientos técnicos

“Los registros vocales son tan diversos como la humanidad misma, encasillarlos en femeninos o masculinos es una expresión de un orden de género binario y biologizante que forzosamente quiere apelar a una supuesta ‘naturaleza’ para sustentar la ficción de dos géneros”, argumenta Yarnelis M. Malfrán en un comentario publicado en el blog Negra Cubana..

La permanencia de estereotipos y prejuicios machistas en los medios de comunicación no es un asunto nuevo, ni exclusivo de Cuba.

Desde hace varios años, en postgrados, espacios académicos, institucionales y de activismo social, se discute sobre la escasa representación de personas LGBTIQ en la radio y la televisión cubanas, el uso continuado de un lenguaje sexista, la representación patriarcal de las mujeres como objeto de deseo en los videoclips nacionales y la censura de expresiones homoafectivas en productos televisivos.

Los costos de la homofobia en los medios y sus impactos en la cultura y la sociedad cubanas son debates de larga data y emergen también actualmente. El reconocido dramaturgo y poeta Norge Espinosa expuso varias alertas en su perfil de Facebook.

“Una radio limpia de homosexuales, una cultura exente de ‘voces dudosas’, un proyecto de país vacío, donde los dueños de esas voces no puedan transmitir mensaje alguno. Si eso es lo que se propone, mientras otras personas abogan por una diversidad verdaderamente representativa, debemos estar hablando de un país equivocado. O al menos en una nación que se llama Cuba, pero existe en un mundo paralelo, incapaz de progresar y sacar partido de errores y exclusiones precedentes”, reflexiona Espinosa.

Capacitación y responsabilidad política para superar prejuicios

Las declaraciones hechas por la funcionaria del ICRT en 2016 se comparten en la Cuba de 2020, con una Constitución que prohíbe la discriminación por orientación sexual e identidad de género, entre otras causales.

Los avances de la Carta Magna se encuentran con un contexto social complejo, donde emergen posturas contrarias a los derechos de personas LGBTIQ. Pero también existen espacios de formación en temas de género y diversidad sexual, mayor visibilidad y diversidad del activismo LGBTIQ y posicionamientos políticos.

Recientemente, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez reconoció que el matrimonio igualitario, un punto central en la agenda LGBTIQ, junto a otras problemáticas sociales como el racismo, la violencia contra la mujer o el maltrato a los animales son asuntos sensibles “en los cuales trabajamos seriamente para resolver deudas de siglos que solo la Revolución en el poder ha enfrentado con indiscutibles progresos”, dijo el mandatario.

Activistas de la nación caribeña también recuerdan que, desde mucho antes, en el país existen normas que proscriben la homofobia y ha habido posicionamientos partidistas a favor de su erradicación.

En su post en Facebook, la activista Mercedes García señaló que, en el audio, la funcionaria “estaba ignorando a la Primera Conferencia Nacional del PCC, que en 2012 había definido, entre sus objetivos de trabajo, el de erradicar la discriminación por orientación sexual y tomar en consideración la identidad de género en la implementación de las políticas futuras, además de la Ley 116, Código del Trabajo, que proscribe la discriminación por tales causas en el ámbito laboral”.

Superar la homofonía en la isla no parece tener una sola ruta. En los debates emergen propuestas para la transformación social, como el reconocimiento del problema, la capacitación y sensibilización, el enfrentamiento público y legal y la atención a los reclamos de la comunidad LGBTIQ en defensa de sus derechos.

En un comunicado de prensa, el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) enfatiza en la necesidad de continuar con la capacitación, un proceso que aseguran es “el más difícil, porque se propone eliminar tabúes que fueron heredados por nuestras generaciones”, apunta el texto.

“Tales situaciones nos confirman la necesidad de continuar nuestro trabajo de capacitación y sensibilización en el ICRT. Los prejuicios no se superan rápidamente, es por ello que requieren una incidencia formativa permanente”, refiere el comunicado de la institución cubana que, desde 2008, ha intensificado sus acciones en la lucha contra la homofobia.

Al respecto, el activista Alberto Roque propone que la educación de personas decisoras y dirigentes políticos en temas de sexualidad sea permanente, pues “hace más de 15 años que las políticas contra la homofobia son de dominio público”.

Roque, al igual que otras voces solidarias de la comunidad LGBTIQ, insiste en que la carga cultural heteropatriarcal no puede ser una justificación. “La homofobia es discriminación y es un crimen”, afirma el activista.

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