La creación de alianzas entre la diversidad de personas que integran los grupos trans en Cuba ha sido uno de los avances esenciales en la lucha por la libre expresión de la diversidad sexual e identidad de género.

Así lo reconocieron activistas de esa red social en Bayamo, ciudad capital de la oriental provincia de Granma, a más de 740 kilómetros de La Habana, durante uno de los talleres realizados como parte de la VII Jornada contra la Homofobia y la Transfobia.

«El apoyo y la integración de la familia, si se entiende esta como concepto extendido a amigos, vecinos o cualquiera que comparta afectos, es fundamental para que un grupo trans funcione y se fortalezca», expresó Mayra Rodríguez, subdirectora del gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

Por eso nuestros espacios son abiertos a quienes sirven de soporte y protección a personas transexuales, transgéneros y travestis, muy discriminadas y poco visibilizadas por romper con los esquemas estructurados socialmente en la construcción de géneros, agregó la también coordinadora del proyecto Transcuba.

Para Margot Rodríguez, una de las activistas del grupo trans de Bayamo, el primero en constituirse en la provincia, el apoyo de su abuela ante la incomprensión de otros familiares determinó que hoy se sienta una mujer feliz, plena y con ganas de hacer por las demás personas trans que aún no son reconocidas y respetadas por la sociedad.

El encuentro motivó, además, la reflexión en torno a desafíos en la consolidación de las redes sociales comunitarias, donde se articula la comunidad LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales).

Compartir roles de liderazgo, lograr mayor sistematicidad en el trabajo y motivar a la gente para que participe en un proceso de transformación individual-colectivo fueron algunas de las acciones pactadas para aunar voluntades en pos de la equidad y la justicia social.

En el diálogo sobresalió la función orientadora y educativa del Cenesex y las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, de la Federación de Mujeres Cubanas, como facilitadoras de cursos de superación diseñados en consonancia con las expectativas y necesidades particulares de ese grupo social.

La implementación de la estrategia de trabajo a nivel nacional ha garantizado la reinserción de varias muchachas trans que hoy trabajan y estudian, dijo Mayra Rodríguez a SEMlac.

Deconstruir el mito de que ellas solo sirven para el espectáculo, cuando pueden ocuparse de cualquier oficio o profesión, implica romper el binarismo de lo entendido culturalmente como roles de hombres o de mujeres, apuntó.

Las y los participantes del taller reconocieron también el impacto que ha significado pertenecer a grupos trans en sus historias individuales y reconocieron que ha crecido el número de personas incorporadas en casi todas las provincias del país.

El grupo Transcuba fue fundado en 2001 y comenzó por los territorios de La Habana, Sancti Spíritus, Santiago de Cuba y Matanzas, con la formación de promotoras de salud que no solo trataban temáticas relacionadas con el VIH/sida, sino de sexualidad en general.

Luego vino el activismo con incidencia política, lo cual permitió un empoderamiento más rápido de muchachas y muchachos para defender las particularidades del grupo trans en su interacción con otras redes sociales, subrayó la subdirectora del Cenesex.

La transfobia termina provocando malestares y problemas de saludEstigmas de la transexualidad

Las personas transexuales, transgéneros y travestis padecen de malestares y situaciones personales difíciles, producto de la homofobia, la transfobia y otras conductas discriminatorias, además de la vigencia de mitos, desconocimiento y prejuicios.

Un diagnóstico de necesidades de estas poblaciones realizado por el Cenesex hace unos años determinó que muchas carecían de conocimientos sobre los riesgos de infecciones de transmisión sexual y el Virus de Inmunodeficiencia Humana causante del sida.

Por lo general, tampoco negociaban el condón por temor a perder la pareja, apuntó la psicóloga Rodríguez, encargada desde 2001 del trabajo con estos grupos en el Cenesex.

La autoadministración de productos musculares no cosméticos para mejorar su imagen corporal ?como aceites vegetales, de avión, entre otros?, pone en riesgo la salud de estas personas, con poca cultura del autocuidado, advirtió también la terapeuta, al intervenir en un panel celebrado el pasado 12 de mayo en La Habana.

Cuando intentan modificar su cuerpo con hormonas, pocas reciben orientación médica y psicológica, especialmente en lugares alejados de las capitales provinciales, aseguró.

Otro conflicto se produce cuando tienen que ser hospitalizadas, pues se les exige permanecer en salas para hombres cuando su identidad de género es femenina.

Esto les motiva a marcharse de la institución de salud, aunque no sean totalmente atendidas; lo mismo que, cuando en consultas externas, son llamadas por el nombre de su identificación legal y no por el que corresponde a su identidad de género.

Aunque desde 2011 una resolución del Ministerio de Salud Pública cubano regula la atención a personas transexuales, especialmente en lo referido a operaciones de adecuación sexual, falta sensibilizar a profesionales de la salud para que las entiendan como personas con identidad de género diferente y no como enfermas.

«No todas las transexuales quieren pasar por la cirugía, muchas se conforman con el cambio de identidad», advirtió Rodríguez.

La Comisión Nacional de Atención a Personas Transexuales ofrece tratamiento psicológico y defiende la despatologización de estas identidades, pero cuesta transformar el pensamiento del personal de salud, acentuó.

La baja escolaridad de las transexuales, producto del rechazo social y familiar, les deja en desventaja para reclamar ante las instituciones, en caso de ser excluidas.

Faltan también servicios como tratamientos faciales y hormonales demandados por estas mujeres.

Para Rodríguez, estos son derechos que deben ser defendidos, porque en Cuba la salud es gratuita para todos y todas.

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