Envejecer supone desafíos para personas transgénero

A Ángeli Carmen Bravo el espejo le devuelve sus orgullosos 50 años. Alegre, vivaz y fuerte, no esconde los años vividos porque son la prueba fehaciente de que ha sabido vencer la adversidad. Esta cubana trans reconoce que llegar a la adultez mayor es un sueño que trae desvelos.

«Si el Señor lo permite, quiero cumplir muchos años más mientras tenga la cabeza clara y a mi lado este alguien que me quiera y que se preocupe por mí», dijo Bravo a SEMlac.
El envejecimiento ocupa debates académicos y mediáticos en Cuba. Según datos oficiales, 19 por ciento de la población cubana tiene más 60 años y más.
Sin embargo, se desconoce en ese grupo la proporción de personas LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, intersexuales y queers), particularmente las personas trans. Conocer sobre su esperanza de vida, causas de mortalidad y calidad de vida en la tercera edad es un gran desafío.
Poco se conoce de la población trans, menos aún el grupo de edad mediana. El dato más reciente lo aporta la Encuesta sobre Indicadores de Prevención de VIH-sida de 2013, la cual estima que dentro de la población cubana entre 12 y 49 años, 3.512 son personas trans.
Las historias de vida, criterios de especialistas y el trabajo de redes y grupos sociales suelen ser las principales fuentes sobre envejecimiento, calidad de vida y personas trans.
Como muchas otras cubanas que asumen el cuidado de sus familiares ancianos, Ángeli conoce de los rigores del envejecimiento en Cuba.
«Desde muy joven yo cuido a mi abuelo que ya tiene 94 años y ahora estoy pasando por momentos muy difíciles con mi mamá, que ya es una anciana. Soy una mujer que ha pasado por tantas cosas, por eso estoy muy orgullosa de haber llegado a mi edad. Nunca dejo de arreglarme y me cuido mucho», comenta.
Una dieta balanceada, revisiones periódicas con su endocrino, cuidarse del sol y protegerse de cualquier infección sexual son claves fundamentales para esta habanera que, desde adolescente, fue identificada como mujer trans.
«Tengo un tratamiento de por vida, con hormonas, por eso siempre estoy al día con mis análisis. Además, me protejo mucho del sol porque me mancha la piel y desde hace años trato de alimentarme de manera sana», afirma.
Ángeli vivió su juventud en la pasada década d los noventa y sobrevivió haciendo espectáculos transformistas, que en aquellos años eran ilegales. Desde 2007 trabaja en el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y fue de las primeras en acceder a la cirugía de readecuación genital.
El trabajo estatal estable le garantizará una pensión por los años trabajados, pero no solo la remuneración monetaria la estimula. Ella afirma sentirse realizada por todo lo que ha aprendido como promotora de salud sexual y por lo que ha podido aportar a la lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género en Cuba.
Estabilidad laboral, buena salud, motivación, adecuada autoestima, vivienda propia y aceptación social le ofrecerán a Ángeli mejores posibilidades para envejecer con calidad de vida y cumplir nuevos sueños.

Más allá de las categorías
El doctor Héctor D. Bayarre Vea, especialista en bioestadística, apunta en su artículo «Calidad de vida en la tercera edad y su abordaje desde una perspectiva cubana«, que al indagar sobre este aspecto se deben estudiar cuestiones como el estado de salud del grupo, los factores de riesgo, la predicción de discapacidades, la seguridad económica y material, la protección social y familiar, la participación y el reconocimiento social y el bienestar en las distintas esferas de la vida.
Por su parte, Andy Aquino Agüero, especialista del Cenesex, afirma que si bien desde el punto de vista físico y clínico las personas trans pueden encontrarse en igual condición que el resto de la población, los malestares sociales que provoca la discriminación homofóbica y transfóbica afectan la calidad de vida de estas personas en la tercera edad.
«Para las personas trans es difícil envejecer, por varios motivos. Por lo general no pueden desarrollar proyectos de vida que le permitan una seguridad económica en la adultez mayor, pues sufren bullying homofóbico y no pueden desarrollar una profesión. Suele ser difícil que tengan una vivienda propia y mucho más conformar una familia», declaró Aquino Agüero a SEMlac.
Frente a esta realidad, son comunes sentimientos de soledad, sensación de abandono y depresión.
Victoria Now sabe de esas experiencias, pero a sus 66 años de edad ha encontrado la realización personal; actualmente se encarga del trabajo con la tercera edad como integrante de la Red Trans Cuba.
«Yo estaba encerrada en mi casa y gracias a la Red empecé a salir, a colaborar. A la edad que nosotras tenemos muchas veces se nos tira a un lado como un trapo viejo y hay personas de mi edad que tienen mucho que aportar y compartir con las más jóvenes», afirma Victoria.
Las personas mayores también sufren incomprensión al interior del grupo, pues la vejez no encaja con los mandatos patriarcales que deben enfrentar las jóvenes trans.
«Me encargo de que las personas trans adultas como yo sepan que pueden encontrar un espacio donde sentirse bien. Es muy importante tener incentivo para asumir nuevos proyectos y no sentirnos rechazados. Hoy me siento con más vida», reflexiona la activista sexagenaria.

Envejecer con salud
…
En las redes sociales puede encontrarse la noticia de la muerte de una joven trans por complicaciones debido a la inoculación de biopolímeros o producto de complicaciones a raíz de cirugías estéticas realizadas fuera del sistema de salud pública.
El tránsito hacia la identidad de género autopercibida suele implicar riesgos para la salud y la vida de la población trans de cualquier edad.
La Comisión Nacional de atención integral a personas transexuales, coordinada por el Cenesex, radica en La Habana y ofrece un acompañamiento sistemático a cubanas y cubanos de todo el país.
La comisión está conformada por un equipo médico que incluye a especialistas en endocrinología, psicología, medicina general, entre otras especialidades. El tratamiento hormonal es prescrito de manera individualizada y se adquiere de manera gratuita.
Sin embargo, acceder a las cirugías estéticas que culminarían la transición no se encuentra entre los servicios de salud garantizados. Solo la cirugía de readecuación genital forma parte de los servicios de salud públicos.
«Sin salud y vida no es posible nada. Yo les aconsejaría a las más jóvenes que lo pensaran muy bien. En mis tiempos de juventud no existía nada de lo que hoy tenemos, atención especializada, mas reconocimiento», reflexiona Victoria.
También la alta prevalencia del VIH-sida en esta población cobra vidas de jóvenes y adultos.
Según cifras oficiales, hasta mayo de 2014 en Cuba existían 20.654 personas diagnosticadas con VIH, de ellas 83,9 por ciento son HSH (hombres que tienen sexo con otros hombres) población dentro de la cual se incluye a las personas trans.
«Yo siempre les digo a todas mis amigas que la única herramienta existente para evitar cualquier ITS (infección de transmisión sexual) es el condón. Por falta de información no es, esto es una campaña que se viene haciendo hace muchísimos años», opina Bravo.
Como ciudadanas y ciudadanos del país, las personas trans acceden a los servicios de salud gratuitos, uno de los estandartes de la política social cubana. Activistas y personas trans valoran positivamente los pasos hacia el reconocimiento de sus derechos, a la vez que continúan reclamando políticas de salud acordes a sus necesidades específicas.

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