Activistas LGBTI enfrentan homofobia religiosa

Acusadas de enfermas, depravadas o pecaminosas, las personas no heterosexuales siguen sufriendo el rechazo de las iglesias cristianas que, en su mayoría, censuran las sexualidades no tradicionales y les excluyen de ciertas liturgias y gobiernos religiosos.

Noemí Vázquez, unida hace décadas a otra mujer, habla de su amor por Cristo con la misma convicción con que defiende la legitimidad de su orientación sexual diferente a la norma heterosexual vigente.

Sin embargo, por ser lesbianas, ella y su pareja fueron cuestionadas por la directiva de la Iglesia Bautista de El Calvario, en la capital cubana, de donde se marcharon hace varios años.

«Mi pareja cantaba en el coro y yo la acompañaba a los ensayos nocturnos, pero comenzaron a molestarnos con comentarios y miradas incómodas, hasta que decidimos abandonar el templo», cuenta a SEMlac esta mujer de casi 60 años, actual feligresa de la Iglesia Bautista Ebenezer de Marianao, La Habana, donde funciona una pastoral desprejuiciada y abierta a la diversidad humana.

Su testimonio semeja al de otras lesbianas y gays creyentes del cristianismo, que participaron en la III Jornada Socio-teológica «Géneros y Sexualidades no Heteronormativas. La Iglesia frente a estos desafíos», celebrada los días 29 y 30 de abril en el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas, a 105 kilómetros de La Habana.

El evento multidisciplinario reunió a más de 80 especialistas y activistas LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales) de Santiago de Cuba, Cienfuegos, Matanzas y La Habana, para debatir sobre ciudadanía sexual, familias homoparentales y teología feminista y queer, un reciente campo de estudios religiosos que incluye la diversidad sexual.

Durante los debates y paneles, líderes de varias denominaciones protestantes reconocieron la necesidad de superar las discriminaciones por orientación sexual e identidad de género dentro de las iglesias que, a veces, frenan la aceptación social de personas LGBTI y la obtención de políticas públicas que garanticen sus derechos sexuales.

«Me formé en una iglesia bautista de la Convención Occidental, que es una institución religiosa muy conservadora en Cuba, y cuando reconocí mi homosexualidad a los ocho o nueve años opté por reprimirme, porque me habían enseñado que eso se quitaba con el poder de Dios», recuerda el joven Abdiel González Maimó en entrevista con SEMlac.

Con 25 años, el estudioso de teología integra el equipo de coordinación del proyecto «Abriendo brechas de colores», fundado hace un año por lesbianas y gays de fe cristiana en Matanzas, para sensibilizar a la comunidad religiosa sobre el respeto a la libre orientación sexual e identidad de género.

«A los 20 años decidí no luchar más contra lo que yo era, porque entendí que Dios me ama como soy y empecé a ver la vida desde otro punto de vista, sin pensar mi condición como un pecado», reconoce el activista.

Según González, la mayoría de las iglesias protestantes cubanas no acompañan a las personas LGBT, sino que las repudian y las conminan a casarse en matrimonios heterosexuales, lo que violenta sus derechos y autoestima.

«La fe es parte intrínseca de la vida de cada creyente, por eso la opción no puede ser abandonarla, sino sensibilizar a los conservadores para que entiendan que el cristianismo tiene que ser incluyente y no puede despreciar a los demás, porque el amor de Cristo no hace excepciones», enfatizó.

La pastora Raquel Suárez alertó sobre el auge del fundamentalismo religioso en el paísLas lecturas sesgadas de la Biblia, sin ubicarla en contexto, son base para la homofobia religiosa, que se apoya en el tabú hacia la libertad sexual y las prácticas patriarcales de la iglesia, explicó la líder bautista Raquel Suárez en una de las conferencias del evento.

A esto se une el auge de grupos evangélicos fundamentalistas en la isla caribeña, que estigmatizan a las personas amantes de otras de su mismo sexo y desaprueban la autonomía de las mujeres, abundó Suárez, una de las pocas pastoras que en Cuba reconoce abiertamente su condición lesbiana.

«Algunas denominaciones aceptan el derecho de homosexuales y lesbianas a tener fe, pero se les recomienda abstenerse del disfrute pleno de su sexualidad y se les prohíbe acceder a la vocación religiosa de ser pastores», detalló a SEMlac la clériga de la Iglesia Bautista Ebenezer de Marianao.

Otras estructuras eclesiales conciben la homosexualidad como un pecado que se puede revertir con la devoción religiosa o mantienen preceptos que niegan la posibilidad de la fe en quienes no siguen la conducta erótica tradicional, lo cual, según Suárez, viola derechos humanos elementales.

Grupos evangélicos de Cuba han comenzado a utilizar los nuevos medios audiovisuales para promover mensajes homofóbicos y, de manera alternativa, distribuyen entre sus comunidades testimonios de personas homosexuales supuestamente redimidas por la fe cristiana, que las hizo «cambiar» y casarse.

Sobre este asunto, advirtió la teóloga Elaine Saralegui, coordinadora general del proyecto «Abriendo brechas» y organizadora de la jornada socio-teológica.

«Lesbianas y gays de fe cristiana llevamos el espacio eclesial también como otro ladrillo en la espalda, que se une al rechazo familiar y social que soportamos», declaró la integrante de la Primera Iglesia Bautista de Matanzas, donde desde 2012 funciona el grupo «Somos», de apoyo y autoayuda a personas LGBTI.

En su opinión, lesbianas, gays y trans que profesan esta fe deben reaccionar de manera más activa para exigir su espacio dentro de las iglesias, al tiempo que los estudios teológicos de la isla deberían incluir los enfoques feministas y queer, para desarticular la censura bíblica a la sexualidad.

Saralegui asegura que las escrituras sagradas no presentan claras desaprobaciones a las sexualidades diversas y no existe mención al tema homosexual en las palabras de Jesús de Nazaret recogidas por la Biblia.

La amplia diversidad del cristianismo, que va desde la tradicional iglesia católica hasta las numerosas vertientes protestantes con distintos estatutos y formas de gobierno, favorece la ausencia de una posición común entre las comunidad religiosa que sea conveniente a la aceptación de múltiples identidades sexuales.

Si bien ciertas denominaciones han realizado avances en temas de equidad de género, especialmente iglesias bautistas y presbiterianas que ordenan a mujeres pastoras, no existe hasta el momento una declaración oficial del movimiento ecuménico cubano sobre la inclusión de personas LGBTI.

«Las iglesias más abiertas dependen de la manera en que las congregaciones, líderes laicos y pastores asuman el tema, desde su conciencia de inclusividad», opinó a SEMlac Ary Fernández, pastor de la Iglesia Presbiteriana de Matanzas.

Fundadas en su mayoría por misioneros estadounidenses en los últimos años del siglo XIX, estas teologías heredaron el puritanismo anglosajón que norma la sexualidad.

Demandas de la comunidad LGBTI, como el matrimonio o unión legal entre personas del mismo sexo, la adopción y reproducción asistida para formar familias entre parejas homosexuales, la aceptación de la transexualidad y el travestismo o la exhibición pública de gestos amorosos en este tipo de parejas siguen estando entre lo más cuestionado por la religión protestante en Cuba.

Incluso, durante la II Jornada Cubana contra la Homofobia realizada en 2008, algunas congregaciones reaccionaron desfavorablemente frente a los reclamos antihomofóbicos de la comunidad LGBTI cubana.

En Villa Clara, al centro del país, grupos fundamentalistas salieron a la calle para protestar contra la presencia pública de parejas del mismo sexo y oponerse a la obtención de derechos como la unión legal entre parejas del mismo sexo.

Especialistas de distintas disciplinas de las ciencias sociales que participaron en la Jornada Socio-teológica reconocieron que el problema no está en la fe religiosa, sino en los dogmas y prejuicios con que esta puede ser asumida.

Al respecto, la psicóloga Adriana Agramonte consideró que las religiones y la teología también pueden reducir la violencia contra quienes se salen del molde binario del género y la heterosexualidad, si estos proporcionan entornos de apoyo.

«El desafío es reforzar que la lucha a favor de los derechos sexuales y reproductivos engloba también actores y discursos religiosos, en los que es preciso rescatar el pluralismo que caracteriza el campo ecuménico», abundó la especialista en atención a personas intersexuales.

Representantes del activismo LGBTI desde el ámbito académico hasta el comunitario celebraron la articulación con incipientes grupos cristianos defensores de la diversidad sexual en la isla.

Juntos participarán en actividades previstas para la VIII Jornada Cubana contra la Homofobia que se extenderá desde el 5 al 17 de mayo en varias provincias del país e incluirá un culto ecuménico para bendecir a parejas no heterosexuales.

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