Lograr sensibilizar a las sociedades y empoderarlas en el conocimiento de los derechos de las personas con sexualidades no heteronormativas es un objetivo y a la vez el mayor desafío para el activismo LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersex) en la región.
En ello coincidieron participantes de la I Escuela Internacional de Postgrado «Género, Sexualidades y Derechos», organizada por Clacso – Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), durante el Taller sobre activismo político, abogacía de derechos sexuales en Cuba y el trabajo de las redes sociales comunitarias, celebrado el jueves 24 de octubre en la sede del Cenesex.
Manuel Vázquez Seijido, subdirector del Cenesex, se refirió al trabajo de grupos que, en el caso particular de Cuba y en contraste con otros contextos, se han organizado en conexión con el Estado, han sostenido un diálogo continuo con este a través de esta institución y coexisten con otros modos de hacer activismo en la nación caribeña.
Es una forma de visibilizar las realidades de la población LGBTI, desde redes como HxD: Humanidad por la diversidad; Transcuba: red de personas trans, parejas y familias; Alma Azul: red de trans masculinos de Cuba; Red de mujeres lesbianas y bisexuales y la Red de trabajo social por la educación integral de la sexualidad, entre otros espacios, dijo el jurista.
Las mujeres lesbianas y bisexuales en Cuba colocan sus principales demandas en el acceso a la reproducción asistida y en la eliminación de brechas en la atención en los servicios de salud pública, «donde los profesionales con frecuencia las asumen como heterosexuales e incluso indican procederes en algunos casos invasivos para su sexualidad, y por eso deciden no visitar a especialistas», apuntó Niurka Gavilanez, vicecoordinadora nacional de la Red de mujeres lesbianas y bisexuales.
«El Programa de Atención a la Pareja Infértil, que lleva a cabo el Ministerio de Salud Pública, tiene varias limitaciones, no solo para las personas LGBTI, sino para las mujeres heterosexuales que han decidido ser madres no unidas a un hombre, quienes también encuentran barreras para acceder. Esta realidad esperamos que cambie con la aprobación del nuevo Código de las Familias-que se llevará a referéndum antes de 2021, según dispone la recién aprobada Carta Magna, pues la constitución reconoce la filiación a partir de la reproducción asistida», apuntó Vázquez Seijido.
Desde los participantes foráneos, varias preocupaciones en torno a la realidad de las mujeres lesbianas se centraron en la articulación entre este grupo y los movimientos feministas; pues en ocasiones son invisibilizadas al interior de estos, lo cual se traduce en doble discriminación y violencia. Asimismo, la necesidad de derribar mitos como que entre las mujeres lesbianas no hay infecciones de transmisión sexual, y comenzar a estudiar y mostrar la violencia entre las parejas de mujeres, ocupó parte del debate.
Delia Rosa Suárez, especialista del Cenesex, insistió en un aspecto cultural, que trasciende las relaciones heterosexuales: la idea de que entre «marido y mujer nadie se puede meter». Desgraciadamente, esos mismos imaginarios se extrapolan a las relaciones entre mujeres lesbianas, con un velo además de invisibilidad, no solo desde la violencia, sino desde el vínculo afectivo entre estas personas, dijo.
«Es muy común que en nuestro contexto se presenten denuncias que luego se retiran, aunque no tenemos un récord de cómo trascurre entre parejas LGTBI. Sin embargo, en las experiencia que tenemos de los últimos talleres con la red dedicados a la violencia, hemos podido constatar la preponderancia de las violencias económicas, patrimoniales, sicológicas, con el tema de la prostitución
», explicó.
Para Flavia Massenzio, de la Federación Argentina LGBT, es un reto común para todos los países que se entienda el lenguaje de género como una herramienta de cambio social. Es desde ese mismo trabajo en redes que podremos trabajar por una Latinoamérica más profunda y consciente de los derechos humanos en relación con la población LGBTI, refirió.
La activista Ana Pérez Declercq, secretaria de Infancias y Adolescentes Trans y sus familias de la de la Federación Argentina LGBT, opinó que es momento de dejar de hablar de fobias, porque las fobias implican tratamiento psiquiátrico. «La persona que odia a otra por su identidad de género u orientación sexual no tiene fobia, es odio, es discriminatorio y tiene una raíz social», apuntó.
Mujeres Trans, un grupo muy vulnerable
De la realidad de las mujeres trans habló Malú Cano Valladares, Coordinadora Nacional de TransCuba, quien subrayó que esta red apuesta por un cambio desde las personas. «Nuestra intención es hacerle entender a la sociedad que somos parte de ella y que estamos aquí para incorporarnos plenamente».
La experiencia de 17 años de trabajo nos ha llevado no solo a trabajar por disminuir las enfermedades de transmisión sexual en este grupo tan vulnerable, sino a reconocer otros elementos hacia los cuales dirigir la atención, como el hecho de que las personas trans son mucho más rechazadas, comenzando desde los ambientes familiares, con los disímiles costos que ello implica en la vida futura de esta persona.
«En nuestro caso tenemos una tercera edad mucho más adelantada que otros grupos, porque quemamos etapas, la vida nos da golpes mucho más fuertes y envejecemos mucho más rápido», dijo la activista.
Cano refirió que, en Latinoamérica, la edad promedio de muerte de una persona trans es de 25 a 40 años. «No llegamos mucho más lejos y esto tiene varios factores: la sociedad, la familia, el Estado», dijo la activista.
Subrayó que, generalmente, las personas trans se ven conducidas a la prostitución desde tempranas edades, pierden la adolescencia y la niñez que debían disfrutar como el resto de las personas y están más expuestas al VIH, otro elemento para acortar su vida y calidad de vida.
«La gran mayoría no logra acceder a unos estudios dignos. Cuando sacan las estadísticas a niveles internacionales de cuáles son las trans que llegan a la universidad, somos muy poquitas y no porque no queramos, sino porque nos lo ha prohibido de alguna manera la sociedad, que ha puesto numerosos obstáculos», ejemplificó Cano Valladares.
La activista trans argentina Patricia Enmanuele señaló que la muerte de mujeres trans a edades muy jóvenes en el mundo guarda una relación grande con sus necesidades afectivas en su entorno más inmediato. «Es fundamental el apoyo emocional que deben tener y las relaciones con otras comunidades que le brindan a la persona el apoyo y la aceptación», sostuvo.
Para la cubana Angie Castillo, aún hay mucho que hacer para lograr una plena articulación entre los diferentes grupos de la comunidad LGBTI, no exenta de discriminaciones hacia lo interno.
Niñez LGBTI, una cuenta pendiente
Los derechos de las personas que tienen una orientación sexual distinta desde la infancia, la adolescencia y la juventud fue otra de las inquietudes compartidas por activistas.
Raúl Valdés, profesor de la Universidad de la Habana, de la Facultad de Biología y miembro del grupo Humanidad por la Diversidad, comentó que el bullying escolar continúa siendo una preocupación; sobre todo «hacia esos niños que empiezan a dar signos de tener un comportamiento que no está de acuerdo a su sexo biológico, lo cual se agrava en quienes desde muy pequeños empiezan a manifestar rasgos más femeninos», recalcó.
«Esos niños se sienten amenazados en las escuelas por otros niños y algunas veces por los profesores, que son los que deberían darles apoyo y los rechazan y apartan en numerosas ocasiones».
La preparación y educación de las familias es un pendiente común en la región. «Tal vez nos agrupamos para visibilizarnos en la marcha, entender lo que nos pasa a cada uno y una, pero esa organización tendría que tener un impacto en ese segundo hogar que es la escuela y que es una institución tan difícil de transformar», reflexionó la activista colombiana Francy Franco.
A su juicio, es preciso «dirigir acciones hacia ese escenario que posibilite no solo garantizar nuestros derechos, sino que nos reconozcamos en nuestra dimensión humana, diversa, desde el ámbito escolar, para poder también superar esa experiencia traumática que una vez tuvimos a la hora de asumir nuestras identidades», dijo.