Violencia escolar homofóbica puertas adentro

Burlas, insultos, amenazas y motes suelen ser las agresiones más frecuentes de la violencia escolar por homofobia y transfobia, aunque pueden darse también agresiones físicas y otras formas de maltrato, como el patrimonial e incluso el institucional.

Estas situaciones ocasionan daños psicológicos y físicos a estudiantes que no cumplen con los patrones heteronormativos, e incluso son motivo para el abandono de los estudios.
La especialista y profesora de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona (UCP) reconoce el valor de investigaciones cualitativas provenientes de la psicología, la psiquiatría y la sociología, como punto de partida para identificar las manifestaciones de acoso escolar homofóbico en aulas cubanas y tomar medidas desde el sistema educativo.
No obstante, «son insuficientes los estudios en el marco educativo basados en evidencias que permitan conocer la magnitud, naturaleza y repercusión del bullying o acoso escolar homofóbico. Por eso, algunos docentes pueden tener la percepción de que esto no sucede en sus aulas», comenta Yohanka Rodney a SEMlac.
Si bien en la sociedad cubana la escuela es reconocida por ser un espacio seguro, los estudios revelan situaciones de acoso por homofobia y transfobia que afectan a personas homosexuales y trans durante su paso por el sistema educativo nacional.
«La violencia institucional a veces pasa un poco inadvertida, pero también puede ocurrir», reconoció Delia Rosa Suárez, especialista del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), durante el programa televisivo «La Mesa Redonda», en su emisión del pasado 10 de mayo.
Suárez precisó que la violencia institucional por homofobia y transfobia se expresa en medidas institucionales que reproducen estereotipos y roles heteronormativos en los contextos escolares. Tal es el caso de la invisibilidad de relaciones y expresiones no heterosexuales en los contenidos y textos escolares.
Para el activista Alberto Roque, la deficiente formación del profesorado es fundamental, pues la ausencia de herramientas para reconocer a los grupos vulnerables y las manifestaciones de violencia homofóbica y transfóbica agravan la problemática.
«De hecho, si las concepciones de género de las y los educadores son binarias, reproductivas y heteronormativas, se corre el riesgo de legitimar el bullying por orientación sexual e identidad de género», dijo Roque durante un intercambio de experiencias con familias y agentes comunitarios sobre bullying homofóbico.
Organizado por la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona (UCP), ese encuentro se realizó del 9 al 11 de mayo como parte de la 11 Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia, que se extiende en la nación caribeña hasta al próximo 18 de mayo, bajo el lema «¡Me incluyo! Por escuelas sin homofobia ni transfobia».
Con el proyecto «Estudio sobre el bullying homofóbico en algunas instituciones educativas cubanas», la UCP «propone un sistema de acciones desde la educación para la paz y los derechos humanos que contribuya a la prevención del bullying y en particular del homofóbico en la formación del profesional de la educación», explica Rodney.
Entre otras acciones, incluye temas relativos a la orientación sexual e identidad de género desde primer año de estudios, con la intención de integrar esos contenidos, de manera transversal, en las 23 especialidades que se cursan en el centro.
«Como resultado de ese trabajo, hoy están en proceso 12 tesis de pregrado sobre esta problemática», añade Rodney.
Además de acciones formativas y actividades curriculares, el proyecto incluye la publicación de materiales educativos dirigidos a la familia, el estudiantado y profesionales de la educación.
Otras iniciativas también promueven la prevención del acoso escolar, incluido el homofóbico y transfóbico, como el programa que coordina la Unesco en 76 escuelas de distintos niveles de enseñanza de todo el país.
«Existen diferentes proyectos que tienen en común vincular a la familia y la comunidad. Creo que en la solución a esta problemática tienen que participar todos los actores sociales», reconoce Miguel Jorge Llivina Lavigne, oficial del Programa de Educación de la Oficina Regional de la Unesco en La Habana.
Entre los desafíos actuales está visibilizar esas experiencias y ampliar las acciones al sistema nacional de enseñanza, que incluye a más de 200.000 profesores.
Uno de los mecanismos para promoverlo es el Programa de Educación Integral de la Sexualidad con enfoque de género y derecho que coordina el Cenesex, junto a distintas instituciones y organizaciones cubanas, en vigor desde 2011.
La colaboración entre el Cenesex y el Mined incluye la revisión de políticas y acciones en materia de diversidad sexual, a partir de resultados científicos, cambios del contexto sociopolítico nacional y necesidades sentidas de la población LBGTIQ (lesbianas, bisexuales, gays, trans, intersexuales y queers).
«Está teniendo lugar una discusión muy interesante que permitirá asegurar el reconocimiento y garantía de los derechos sexuales a la libre orientación sexual e identidad de género de niñas, niños y estudiantes en el contexto educativo cubano», adelantó Manuel Vázquez Seijido, subdirector del Cenesex, durante la conferencia de prensa de la 11 Jornada.

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