Por el debate y la convivencia respetuosa

Por Raquel Sierra

Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), abogó por el debate sobre diversidad sexual, la convivencia respetuosa de las personas con diferentes orientaciones sexuales y la adopción de leyes que defiendan sus derechos.
Al intervenir en el taller por el XXV aniversario del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero, la master en sexología señaló que los derechos sexuales de las personas homosexuales deben ser contemplados en todas las iniciativas de justicia que se hagan en un país que pretende cambiar todas esas normas históricas establecidas en la construcción de la sociedad. El Cenesex, que  desarrolla un programa integral de defensa de la diversidad y de los derechos de personas de diferentes orientaciones sexuales, es el principal promotor de la jornada por el Día Internacional contra la Homofobia en la isla, iniciada el 11 de mayo hasta hoy, lunes 17 de mayo, con un amplio programa de acciones y actividades.
Ese día, en 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS), a propuesta de la Asociación Americana de Psiquiatría, eliminó la homosexualidad y la bisexualidad de su Manual de Clasificación de Enfermedades Mentales.
“Vamos a discutir, vamos a debatir y hablar, porque el silencio no permite el aprendizaje”, dijo Castro Espín.
Esos son elementos “que tenemos que ir introduciendo en los valores educativos, transmitiéndoles a nuestros niñas y niños”, agregó la experta, “porque ese temor de que se enamoren de una persona de su mismo sexo no tendría que constituir temor, deberían temer a que sus hijos sean homofóbicos, discriminen a otras personas, sean violentos y miserables”, consideró. 
“Los que discriminamos tendríamos que tener vergüenza y decir: `a partir de ahora vamos a tomar un camino de aprendizaje para convivir respetuosamente´”, insistió.
La directora del Cenesex hizo un recuento histórico de los caminos que condujeron a la discriminación e inferiorización que subsiste hoy día, tanto hacia las mujeres como hacia los hombres homosexuales.
“De la manera más primitiva se fue gestando una cultura de la diferencia sobre la base del desbalance de poder, y el que quedó con las mayores prerrogativas, estableció las reglas del juego y su control,  a través de la violencia, principalmente”.
A su juicio, se fueron estableciendo esos argumentos de la diferencia para justificar las relaciones de poder desbalanceadas, con una ecuación simple: diferente es igual a inferior.
“En esas relaciones de explotación hay que justificar por qué a ti te toca menos pan que a mí. Si no hay suficientes peces para multiplicar, tenemos que repartirnos los que hay y a algunos les tocan menos: porque no tienes alma, eres hereje, primitivo, mujer”, dijo.
Se inventaron “un montón de justificaciones para poder decir te toca menos pan, y como digo pan digo: te tocan menos derechos, menos oportunidades”, explicó.
Castro indicó que desde que se decidió que nuestra sexualidad era solo para reproducirnos y no para proporcionarnos placer, amor y comunicación “no permitimos que sea derecho de las personas del mismo sexo, porque siempre nos enseñaron que el sexo es para reproducirnos”.
Para Mariela, “si entendiéramos que la sexualidad tiene no solo un fin reproductivo,   por qué entonces excluir a las personas de un mismo sexo en su capacidad de amarse, de convivir, de ser madres y ser padres”.
Actualmente “se siguen reproduciendo un montón de sutilezas que tienen grandes consecuencias  individuales, grupales, sociales, familiares y ambientales, que traen además una gran infelicidad y establecen un orden que propicia y crea desigualdad”, comentó al intervenir en el taller por el aniversario 25 de OAR, celebrado del 11 al 13 de mayo.
OAR  es una organización de inspiración cristiana, sin ánimo de lucro ni proselitismo religioso, que se integra dentro de la sociedad civil socialista cubana. Durante su cuarto de siglo ha dirigido sus esfuerzos a la contribución consciente y permanente del desarrollo social, con una labor encaminada al fortalecimiento, la participación y la integración de hombres y mujeres a la vida socioeconómica y cultural del país.
Según declaró a SEMlac Gabriel Coderch, coordinador general de OAR, el taller propició “un momento de encuentro entre personas  de diferentes cosmovisiones, todas encaminadas hacia el buen vivir”.
 “Es algo fundamental para nosotros el poder aglutinar a tantas personas y buscar plataformas comunes para trabajar en la sociedad cubana y en las iglesias cubanas”, dijo.

Mayo 2010
(Solicite el trabajo completo a semcuba@ceniai.inf.cu)

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