Homosexuales establecen parejas cerradas contra homofobia

saramas_2000@yahoo.com

Los homosexuales hombres y mujeres tienden a conformar identidades y parejas muy cerradas en defensa contra la homofobia, poca aceptación y el rechazo social vigentes en la sociedad cubana, reveló una investigación divulgada en La Habana. De acuerdo con un estudio de casos presentado a mediados de julio de 2002 en la Universidad de La Habana, lesbianas y gays con algún tiempo de convivencia suelen construir fuertes lazos en sus relaciones de pareja y no incluyen a terceros en sus núcleos familiares, mientras mantienen relaciones muy formales con sus familias de origen y colegas de trabajo.

«El aislarse de sus vínculos sociales se complementa entonces en los límites internos de la pareja y explica su afán por unirse», explicó Admay Maqueira González, autora de la a investigación «Más allá del género: seis historias de la familia contracultural», con la cual acaba de obtener la máxima puntuación en la defensa de su título de licenciada en Psicología.

Bajo la tutoría de la especialista en Ciencias Psicológicas Patricia Arés Muzio, Maqueira exploró las vivencias y criterios de seis parejas homosexuales masculinas y femeninas que han vencido el nivel medio de enseñanza, comparten espacios habitacionales y superan los dos años de convivencia, para concluir un primer acercamiento a familias de la homosexualidad, tema muy poco investigado hasta ahora.

«Si algún grupo tiene crisis de identidad, son los homosexuales, que están reclamando construir la propia y que ésta sea aceptada», señaló la estudiante.

Según el trabajo, los integrantes de las parejas escogidas no suelen tener un sentido muy claro de pertenencia a determinado género y por lo general han sufrido mucho y vivido un proceso doloroso de reconocimiento individual de la homosexualidad.

Como minoría, no solo tienden a fortalecer sus lazos ante la situación de desventaja, sino que llegan a establecer un lenguaje común para diferenciarse de los heterosexuales, a la par que manifiestan otras diferencias y distancias hacia el interior del grupo.

Para los que hacen vida más estable, fuera de la promiscuidad, eso llega a servir de defensa «respecto a los otros», determina el estudio.

El documento también revela que las mujeres son las peor vistas; entre homosexuales, ser mujer y lesbiana se define con apelativos tan peyorativos como «puerca» y bombero».

La investigación arrojó además que la construcción social de los géneros femenino y masculino sí marca la convivencia al interior de las parejas de homosexuales, así como las diferencias entre familias de gays y lesbianas.

Mientras las mujeres centralizan su relación en el afecto, los hombres mantienen su eje en el sexo, tal y como establece la educación tradicional bajo la cual han sido enseñados históricamente.

Los integrantes pueden o no reproducir los papeles de los matrimonios heterosexuales y lo extienden o no a las labores domésticas, pero en cuanto a los roles domésticos, suelen imitar los culturalmente disponibles, aunque existen también parejas sin una división tan rígida.

En opinión de la autora, quienes se ciñen con los roles tradicionales de género lo hacen a veces por comodidad, como defensa a las amenazas provenientes del medio o por desconocimiento, a falta de un modelo cultural disponible de lo que es ser homosexual.

En aquellas familias que se dividen a sí mismas en marido y mujer, por lo general quien ocupa el lugar del primero detenta la jerarquía familiar. También las personas de mayor nivel cultural y poder económico subordinan a la otra parte de la pareja.

Aun cuando identificó parejas homosexuales muy tradicionales, otras en tránsito y las más flexibles y abiertas, Maqueira insistió en el reclamo de romper con los cánones de la sexualidad polarizada y hacer ver a la sociedad que ellos y ellas son también hombre y mujeres, aunque no se ciñan al modelo de seres heterosexuales.

En opinión de la investigadora del Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana «Juan Marinello» y oponente en la discusión del estudio, Carolina de la Torre, el trabajo de Maqueira es «novedoso y audaz» en el ámbito académico y en el «camino hacia una cubanía menos machista y una sociedad más desprejuiciada».

Julio de 2002

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