Para las personas no heterosexuales sigue siendo un conflicto revelar a sus seres cercanos su orientación sexual, de acuerdo con la experiencia vivida y expuesta por la mayoría de quienes asistieron a un espacio habitual de cine-debate, en la capital cubana.
El argumento del filme Bajo el mismo techo, una comedia ligera dirigida por Todd Wilson y producida en Estados Unidos, dio pie al más reciente videodebate que desarrolla el proyecto de hombres que tienen sexo con hombres (HSH), del Centro Nacional de Prevención de ITS/VIH/sida (CNP), los segundos y cuartos jueves del mes en la sede de la institución y que, en agosto, adquirirá frecuencia semanal.
En el filme, Daniel, un joven de origen chino residente en los Estados Unidos, vive una vida de apariencia tranquila junto a su madre y su abuela. Sin embargo, la supuesta estabilidad familiar se sustenta en el ocultamiento de la homosexualidad del muchacho.
Cuando la madre alquila el piso de abajo a Robert, un estadounidense que acepta sin conflictos su orientación sexual, el amor entre ambos hará estallar la burbuja y la verdad saldrá a flote a pesar de los prejuicios familiares y el temor de Daniel a aceptarse como es.
Raphael M. Caldas, especialista del proyecto HSH y coordinador del espacio, resaltó la manera en que la homofobia permanece como rasgo común en distintas culturas, incluso tan distantes como la asiática y la occidental.
Por lo general, la familia constituye uno de los principales espacios desde los cuales se rechazan y castigan comportamientos homosexuales, de modo que debe favorecerse allí el cambio de pensamiento a favor del respeto y la aceptación.
«A veces los padres ignoran que eres homosexual porque ellos quieren; es una realidad evidente pero que no ven, aunque se la pongas en la cara», expresó un joven asistente al debate, quien prefirió mantener el anonimato.
La imposibilidad de la reproducción entre personas de un mismo sexo fue otro de los asuntos que Caldas refirió como un factor que determina la resistencia de padres y madres para comprender la elección amorosa de sus hijos.
Uno de los convocados, quien tampoco quiso revelar su nombre, consideró que a casi ningún padre le gusta tener un hijo homosexual, pues lo consideran una vergüenza. «En todas esas sociedades tradicionalistas, el asunto problemático es la herencia, la esperanza de que el hijo único mantenga el apellido de la familia», opinó.
Alexis Martínez, joven de 18 años, mostró su preocupación por la manera en que las personas de la tercera edad reaccionan frente a estos temas. «Una de las conductas más comunes es el silencio, pero de lo que no se habla no existe. Es como anularte».
La posibilidad de un final armónico y esperanzador, como promueve el filme, no se encuentra distante si continúa promoviéndose la visibilidad del tema, concordaron algunos.
«La relación entre madre e hijo tiene que tener comprensión y cariño. Si te quiere, la familia termina aceptándote», creyó uno de los presentes. Sin embargo, añadió que en espacios laborales, con los vecinos, o a nivel social, las personas continúan considerando tabú la libre orientación sexual.
«Trabajo en una empresa y soy como un elefante rosado caminando, porque la gente se esfuerza en ignorar que soy gay, aunque no lo oculto», refirió.
La presencia de estos temas en los medios de comunicación, tanto en programas informativos como en los dramatizados, así como las campañas desarrolladas por instituciones como el CNP y el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), han ayudado a ir quebrando barreras de la homofobia en la sociedad cubana, si bien aún permanecen sus lastres.
Para el especialista del CNP, lo importante es que sepamos que todos somos diferentes y que debemos aceptarnos, sin agredir a las demás personas. «Hay que respetar la intimidad de cada quien», concluyó.
Agosto, 2011