Al ritmo de la conga santiaguera, cientos de personas desfilaron por la calle 23, una de las principales arterias de la capital cubana, acompañadas de zanqueros, banderas y tambores, para abrir las celebraciones por el Día Mundial contra la Homofobia y la Transfobia, que este año centró sus debates en la familia. La master en Sexualidad Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), organizador de las actividades, explicó que «esta conga arrollando por la Rampa no es una marcha por el orgullo gay», sino una manera de distinguir el 17 de mayo como Día Mundial contra la Homofobia.
Hay que «llamar la atención sobre esta realidad silenciada, desconocida, temida y mal interpretada, que conduce al odio, a la falta de respeto, de solidaridad, a la falta de amor entre las personas, por desconocimiento. Esta jornada es parte de una estrategia educativa más amplia, que durará todo el año», detalló Castro.
Esta es la tercera ocasión, segunda de manera multitudinaria, en que Cuba celebra la jornada que recuerda el 17 de mayo de 1990, cuando la Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.
En la sesión teórica estuvo presente el presidente del parlamento cubano, Ricardo Alarcón, quien dijo que la isla ha experimentado «avances» en cuanto a los derechos de las minorías sexuales, aunque se trata de «un proceso complejo y largo».
La familia bajo la lupa
Según el doctor Alberto Roque, colaborador del proyecto de Diversidad Sexual, del Cenesex, y conductor del panel teórico «La diversidad sexual en la familia cubana», la incomprensión e intolerancia provocan a diario sufrimiento y desajustes en las familias, «porque ponen en tela de juicio las rígidas normas culturales que condicionan su estructura y funcionamiento».
Pero el panel no intenta «cuestionar el modelo de familia legal y tradicionalmente aceptado en nuestra sociedad», sino «visibilizar y legitimar otros modelos de familia que también son válidos y forman parte de nuestra realidad diversa», especificó Roque, médico de profesión.
En ese camino fue significativa la participación de Teresa Martínez, lesbiana y madre de familia, y de Maritza González, madre de un transexual, quienes narraron sus historias ante las muchísimas personas reunidas en el Pabellón Cuba, instalación cultural recreativa, en el centro de la ciudad.
Martínez, integrante del proyecto Oremi, que reúne a un grupo de lesbianas en el Cenesex, contó cómo ha criado, en compañía de su pareja, a una familia de cuatro hijos y seis nietos. «Dos mujeres también pueden hacer una familia», aseguró.
En tanto, Maritza González relató los trabajos que pasó desde que su hijo era muy pequeño, frente a la incomprensión y el rechazo de maestros, compañeros de estudio, vecinos y hasta de la propia familia: «Me quedé sola con mi hijo», aseguró.
No es casual que se le dedicara esta jornada al tema de la familia. A juicio de la psicóloga Norma Guillard, vice-presidenta de la Sección de Diversidad Sexual, de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria de Estudios de la Sexualidad (Socumes) y coordinadora de Oremi, «la familia es, sin dudas, el mayor núcleo de amor con que cada persona cuenta para desarrollar su personalidad desde su nacimiento».
Por eso, cuando no es capaz de asimilar en su núcleo una orientación diferente de sus hijos, «es la peor realidad que puede enfrentar un ser humano. El hecho de no sentirse respetado dentro de su núcleo familiar lo hace sentir trastornos diversos, entre ellos la pérdida de la autoestima», detalló Guillard.
De ahí la validez del trabajo que el Cenesex viene realizando, desde hace varios años, con grupos de familias de transexuales, trasvestis y transformistas, explicado en el taller por la psicóloga Mayra Rodríguez Lauzurique.
Los grupos proporcionan a las familias información acerca de los manejos con hijas e hijos cuando comienzan a travestirse, cómo manejar a los padres o a las parejas de las madres; y al resto de los familiares.
Rodríguez precisó que en ese programa participan hoy personas de todo el país y explicó que, al inicio, solo se acercaban mujeres, pero por la misma gestión de sensibilización «han empezado a venir padres, padrastros, hermanos, que hasta hace un tiempo marginaban a las personas transexuales en su familia, las estigmatizaban y hasta las sacaban del hogar».
Testigo de ese esfuerzo, Maritza González llamó a continuarlo porque «la falta de conocimiento hace que las personas se vuelvan insensibles. Yo caminaba por la calle con la cabeza baja, abochornada y, cuando conocí el grupo, me dije: ‘de ahora en adelante camino con la frente muy alta». El centro (Cenesex) nos dio vida y nos dio esperanza», sentenció.
Un momento de particular interés durante el panel fue la intervención de la reverenda Raquel Suárez Rodés, pastora de la Fraternidad de Iglesias Bautistas de Cuba y coordinadora del programa de mujer y género del Consejo de Iglesias.
En su intervención, especificó que la práctica pastoral es la manera en que una iglesia trata de vivir cotidianamente «la buena noticia del reino de Dios», que no es más que otro tipo de realidad posible, de justicia, igualdad y amor entre los seres humanos.
«De la manera en que una comunidad creyente interpreta el texto bíblico y entiende la voluntad de Dios para su contexto, dependen entonces sus acciones y la promoción de determinados valores, a veces antivalores, hábitos de convivencia y los compromisos que promueve su sociedad y su cultura», definió.
Para la reverenda, un factor determinante en este asunto «surge de la interpretación parcial y superficial que se aplica desde hace siglos a aquellos pasajes bíblicos que tienen alusiones a determinados aspectos de la sexualidad humana.
«Hoy, una interpretación literalista propicia la exclusión, la discriminación, el irrespeto a los derechos sexuales de las personas, yendo en contra de lo que Jesús mismo dijo, que había venido para traer vida, y vida en abundancia», explicó Suárez.
En ese sentido, la reverenda llamó a lograr, en las comunidades cristianas, un «real acompañamiento pastoral liberador que promueva la responsabilidad y la unión amorosa entre las personas, sean de un mismo sexo o no».
La jornada cubana contra la homofobia y la transfobia, con subsedes en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y el cine teatro Astral; y actividades colaterales en otras instituciones culturales y salas de teatro, integró espectáculos artísticos, presentación de libros, revistas y lecturas de poesías; y un espectáculo artístico nocturno, con la participación de travestis.
También fue espacio para presentar películas y documentales y las campañas por el respeto a la libre orientación sexual, del Cenesex y Homofobia y VIH, del proyecto de Hombres que tienen sexo con hombres (HSH), del Centro Nacional de Prevención de ITS/ VIH/sida.
«Estamos convocando a la población cubana a sumarse a este espacio educativo de reflexión, amistad y solidaridad, para que haya más personas participando y colaborando en este proceso tan importante para que la Revolución sea más profunda y abarque más ampliamente todos los aspectos de las necesidades del ser humano», precisó Mariela Castro, directora del Cenesex.
«Los gays no son un problema, el problema es la homofobia», aseveró.
Mayo de 2009