Personas transgénero consideran que el contexto cubano actual trae nuevos aires. La reciente elección por voto popular de una mujer transexual a un cargo político muestra que las capacidades y el empeño no distinguen entre identidades de género y orientaciones sexuales.
Pese a la persistencia de la homofobia y la transfobia en la sociedad cubana contemporánea, las historias de vida de mujeres y hombres transexuales ilustran los cambios que se han generado en esta isla del Caribe durante la última década.
«Soy una mujer realizada, me siento feliz, plena. Me he quitado una gran peso de encima», fueron las primeras palabras que dijo Olivia a SEMlac. Esta transexual de 47 años se recupera de una readecuación genital, procedimiento quirúrgico que había esperado por «demasiado tiempo».
Olivia resume quizá la historia de muchas mujeres transexuales en la isla. Hoy ejerce como peluquera, tiene una pareja estable y mantiene buenas relaciones con su familia, pero no siempre fue así. En varios espacios de diálogo ha rememorado los momentos difíciles en los que tuvo que prostituirse para poder sobrevivir. Pero «estos son otros tiempos», asegura.
Pasos hacia la inclusión
El lento pero creciente número de transexuales que son profesionales de la salud, artistas de la escena, estudiantes de nivel medio y universitario, trabajadoras por cuenta propia, promotoras en la prevención del VIH/sida que practican sexo transaccional, entre otras muchas facetas, muestra las nuevas puertas que se abren a la inclusión social.
«La presencia de compañeras en las aulas, universidades y cursos de superación es una muestra de que sí se puede», opina Malú, una de las coordinadoras del Grupo Trans Cuba, red nacional que cuenta con más de una década de trabajo.
Precisamente es el acceso a la educación una de las principales demandas de las personas transexuales. «Muchos opinan que la aprobación de la unión legal entre personas del mismo sexo es la demanda del momento. Pero lo que nosotras necesitamos es evitar que dejemos los estudios producto de la discriminación y el estigma que se sufre en las escuelas», dijo Malú a SEMlac.
Producto de la experiencia de más de 20 años. La psicóloga Mayra Rodríguez Lauzurique ha sido también protagonista de esos cambios. Como coordinadora por el gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) del Grupo Trans Cuba y fundadora del proyecto, Rodríguez rememora que de los talleres sobre imagen personal, peluquería, historia, español y literatura se pasó a la inclusión de muchas jóvenes trans en cursos de superación integral que oferta el Ministerio de Educación e, incluso, algunas han llegado al nivel universitario.
Sin embargo, aún resultan insuficientes los esfuerzos en pos de la aceptación de la transexualidad. La escuela y la comunidad necesitan de personal informado y sensible a estas realidades, un desafío que ha asumido el Cenesex como coordinador del Programa Nacional de Educación Sexual.
«Sigue siendo un reto la sensibilización y la formación de recursos humanos porque, a nivel universitario, los talleres y cursos son lectivos y no forman parte del currículo de la mayoría de las carreras universitarias, mucho menos en el campo de la salud», reconoce Lauzurique.
«Aunque nacionalmente existe en las escuelas el programa Prevenir con Educación, todavía no se ha insertado en el trabajo de los docentes la lucha por la inclusión de la diversidad sexual», agrega.
La atención médica especializada también es un derecho
En 2010 la sección de Diversidad Sexual de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (Socumes) emitió una declaración a favor de la eliminación de la transexualidad de los manuales de enfermedades mentales.
A la par, especialistas y personas transexuales resaltan la importancia del tratamiento y acompañamiento de profesionales de la salud en el largo y complejo proceso de transformación de sus cuerpos.
La Comisión Nacional de Atención Integral a Personas Transexuales del Ministerio de Salud Pública integra servicios de acompañamiento, atención psicológica, tratamiento hormonal, seguimiento a la salud general de las personas transexuales y la valoración según la disposición de cada persona para la cirugía de reasignación sexual. Estos servicios son gratuitos, como parte del sistema de salud que garantiza el Estado cubano.
«El grupo transexual en Cuba sufre mucho la demora en las operaciones. Me alegra saber que cirujanos cubanos estén entrenándose en estos procedimientos», reflexiona Olivia, a quien le preocupan las difíciles condiciones que enfrentan muchas mujeres transexuales a la hora de acceder a implantes de mamas, depilación láser, entre otras transformaciones que consideran también necesidades de salud.
Las dificultades más agudas parecen estar, según diversas fuentes, en los servicios de salud primarios, debido a la falta de formación. «Quizás el personal de la salud mental tengan un poco más de información, pero no lo suficiente porque aún nos seguimos guiando por manuales que consideran al transexualidad un trastorno mental», reconoce Rodríguez Lauzurique.
Los estereotipos y la necesidad social de «encasillar a las personas» constituyen aún fuertes barreras que, según la especialista, han ido cediendo pero aún se mantienen en pie. «Una puede percibir mayor aceptación, pero no en todos los espacios, donde aún existe tolerancia, que es algo muy distinto», reflexiona esta psicóloga.
Acceder a las cirugías de reasignación sexual les permite a las personas transexuales cambiar sus documentos legales y asumir una identidad ciudadana acorde a su identidad de género.
El derecho al cambio de identidad, sin tener que esperar a una operación quirúrgica, es otra de las exigencias de esta población; un reclamo que de ser efectivo les evitaría momentos de bochorno, tristeza y hasta la negación de un puesto de trabajo o la expulsión del centro de estudios.
Otro mundo para las nuevas generaciones
El apoyo de la familia y la solidaridad entre los grupos de la diversidad sexual son fundamentales para las personas trans. Los encuentros entre las redes sociales que aglutina el Cenesex han servido también para el aprendizaje colectivo y la unión de diversas expresiones de la sexualidad.
Los años vividos y las experiencias de sus amistades hacen pensar a Olivia que este es un buen momento que debieran aprovechar las nuevas generaciones.
«A quienes recién empiezan les diría que lo primero es respetar para que nos respeten. Es importante que se eduquen, se quieran y cuiden como personas.
Debemos aprovechar las instituciones, espacios y medios que están a nuestra disposición. Les aconsejaría que busquen ayuda para encontrar los caminos menos vulnerables y que no se automediquen, pues su salud es lo primero. Pero sobre todo, que no pierdan la esperanza».