Especialistas coinciden en que garantizar el ejercicio pleno de los derechos sexuales redundará en un mayor disfrute de los derechos humanos para todas las personas en Cuba.
«La sexualidad en la juventud, la violencia hacia las mujeres y la diversidad sexual hay que verlas en el contexto de los derechos humanos, pues son realidades y problemáticas que resulta necesario apreciar desde su dimensión social, de salud y de derecho», afirmó a SEMlac la doctora Ada Alfonso, especialista del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
Alfonso intervino en el panel Sexualidad y Derechos Humanos, junto a la investigadora Natividad Guerrero, el médico y especialista en transidentidades Alberto Roque y los juristas Yamila González y Manuel Vázquez Seijido, como parte del programa organizado por el Cenesex a propósito del Día Mundial de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre.
Casi al cierre de una intensa Jornada por la No Violencia contra las Mujeres realizada por más de un mes en la isla, Alfonso opina que el trabajo en esta área debe ser permanente, pues todavía constituye un reto reconocer la trascendencia de la violencia que sufren las cubanas como un «fenómeno estructural» que tiene múltiples expresiones y dimensiones.
Agregó polémica al encuentro al exponer sus puntos de vista sobre la pertinencia o no de una ley de violencia contra las mujeres en Cuba. «Hay quienes piensan que las normas jurídicas existentes son suficientes para el abordaje de la violencia contra las mujeres. Otras personas, entre las cuales me encuentro, opinan que sí es necesario una ley específica para abordar una problemática tan compleja», dijo a SEMlac.
Según la experta, la situación actual demuestra la inoperancia de los mecanismos vigentes y afirmó que «si las estructuras existentes resolvieran el problema, no tendríamos que contar con hombres que agreden a sus compañeras y que, como sanción, pueden pagar una multa tan irrisoria de 30 o 45 pesos cubanos (equivalente a poco más de uno o dos dólares)».
Para la psiquiatra, estudiosa de este tema, la ausencia de una legislación que obligue la continuidad del progreso investigativo, aun cuando la víctima retire la denuncia, resulta otra de las razones por las cuales se debe pensar en una norma que aborde de manera específica la violencia contra las mujeres.
En tanto, la jurista Yamila González apuesta por optimizar los mecanismos existentes en las distintas legislaciones cubanas e insiste en la importancia de la sensibilización y formación de quienes operan el derecho.
«No podemos sentir satisfacción y menos seguridad cuando tenemos normas avanzadas y/o específicas, porque siempre su interpretación y la práctica profesional pueden generar retrocesos. Esta es una lucha de todos los días, en la que debemos participar todas y todos», aseguró.
Ambas expertas sí coinciden en la relevancia de un conocimiento que debe tener en cuenta las diferencias de género. «Si no se domina ese tema y todo el marco conceptual de la violencia contra las mujeres, entonces el ejercicio como operario de la justicia -ya sea como juez fiscal, en la abogacía o procesos notariales- estará muy alejado de las necesidades estratégicas y las soluciones más factibles», declaró la doctora Alfonso a SEMlac.
Para el doctor Alberto Roque, debiera alarmar la continua violación a nivel mundial de los derechos sexuales de las personas homosexuales y en especial de mujeres y hombres transgénero.
Aún resultan cuestiones no resueltas para estas poblaciones que sus sexualidades se traten como casos patológicos, la discriminación social, los estigmas y el acoso escolar, además de la difícil situación laboral, señaló.
Durante su presentación, Roque subrayó la existencia de normas que proscriben estos comportamientos e identidades sexuales. En 21 países del orbe se penaliza la transexualidad y son frecuentes en muchos de ellos los crímenes de odio.
El activista por los derechos sexuales resaltó que los derechos de la diversidad sexual sufren de los «silencios que encontramos en las normas jurídicas», pues «no existe el reconocimiento de necesidades específicas de los diversos grupos poblacionales», lo cual constituye una forma de discriminación.
Que aún no se discuta en Cuba el anteproyecto de Código de Familia -que entre otros adelantos incluye el reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo- trae nuevos retos a la sociedad cubana respecto al reconocimiento de los derechos de la diversidad sexual. A pesar del silencio mediático en torno al tema, Mariela Castro, directora del Cenesex, afirmó en su cuenta de Twitter que «Cuba está lista para el matrimonio gay».
La apuesta por las nuevas generaciones tiene repercusión en el contexto nacional, pues cada vez más los jóvenes estudiantes y profesionales se interesan en la sexualidad y los derechos sexuales. La sala del institucional Cenesex estuvo atestada de estudiantes de derecho, algunos de ellos miembros de la Red de Juristas que coordina la institución.
«Los jóvenes dinamizan el desarrollo poblacional y le imprimen su propio sello. El desafío actual de los adultos y las juventudes cubanas es seguir creando espacios de participación y convergencia en los cuales las palabras, decisiones y acciones de todos y todas propicien la construcción de nuevas obras», reflexionó durante el encuentro la investigadora Natividad Guerrero.
La estudiosa de los temas de juventudes aportó varios elementos sobre la importancia de la participación ciudadana y la construcción colectiva de políticas, otro de los ejes centrales de la discusión.
«Para influir en las políticas públicas se necesitaría conocer la magnitud del problema, documentarlo y hacer las propuestas pertinentes. Yo creo que las personas en Cuba no entendemos el ejercicio de la ciudadanía y de la participación en su totalidad. Muchas veces no se colocan estos temas en los espacios que existen para el debate público», opina Ada Alfonso.
Si bien especialistas y activistas reconocen el impacto de la homofobia y la persistencia de prejuicios en decisores políticos, para profesionales comprometidos, como Yamila González, el país cuenta con varias fortalezas que pueden dinamizar los cambios que se requieren en materia de derechos sexuales.
En declaraciones a SEMlac, la jurista afirmó que «existe voluntad política, aunque esa voluntad no significa que mañana se vayan a cambiar todas las leyes, pues aún perviven manifestaciones de discriminación y muchos estereotipos sexistas que influyen también en legisladores y decidores».
No obstante, cree que haber identificado la eliminación de todos los tipos de discriminaciones como un asunto que todavía está pendiente en nuestra sociedad «es un paso sumamente importante que tendrá una repercusión positiva en el tema de los derechos sexuales.»