Madres y padres con infantes sobre los hombros, junto a carteles con declaraciones como «Tengo un hijo homosexual y es maravilloso» o «No perdí una hija, gané dos», acompañaron la conga contra la homofobia, celebrada en La Habana el sábado 11 de mayo.
Como toda la VI Jornada Cubana contra la Homofobia, el pasacalle capitalino fue dedicado a la familia, porque «en ella no debe existir ninguna forma de discriminación basada en prejuicios heredados», al decir de Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), entidad que organiza la celebración.
«Queremos una familia que sea consciente de su responsabilidad social. Abogamos por una familia libre de homofobia y transfobia», aseveró Castro, también activista por los derechos sexuales, poco antes de iniciar la marcha.
Al ritmo de trompetas y tambores arrolló el movimiento cubano LGBT-HI (lesbianas, gays, bisexuales, personas tránsgenero, heterosexuales e intersexuales), desde la intersección de la calle 23 y Malecón, en El Vedado, hasta el Pabellón Cuba, sede de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que agrupa a artistas en la isla.
Por sobre las cabezas de la concurrencia sobresalían los zanqueros del proyecto Giganterías, del centro histórico habanero, banderas cubanas, pancartas y las conocidas banderolas multicolores, símbolo de unidad e inclusión.
Acompañada de su pequeño hijo Roly, de nueve años, Yanella Argudín, una joven heterosexual de 36 años, explicó que se sumó a la fiesta contra la homofobia por el bien de su familia.
«Yo perdí a mi hermana mayor porque mis padres nunca entendieron que ella fuera lesbiana. La sacaron de la casa y ella terminó dejando el país. Nos comunicamos, yo trato de darle apoyo, pero hace 10 años que no la veo. No conoce a mi hijo», contó a SEMlac.
«Por eso quiero que Roly sepa que va a poder contar conmigo siempre, sea lo que sea que haga con su vida, en cualquier aspecto», agregó mientras marcaba el paso de la contagiosa conga oriental.
Para Castro, uno de los principales retos de las campañas educativas que impulsa el Cenesex es que personas como Argudín sean parte del diálogo que propone el centro que dirige.
La actual edición de la jornada también sirve como un llamado de atención acerca de la necesidad de aprobar modificaciones al Código de Familia, un debate que lleva varios años en suspenso en la isla por la fuerte controversia que genera en diversos ámbitos de la sociedad.
«Creo que esta es una manera responsable en que el movimiento cubano LGBTHI, junto a otras instituciones tanto del Estado como de la sociedad civil, puede llamar la atención de nuestro pueblo, y como parte de él, de legisladores y legisladoras, sobre la importancia de la familia como un espacio para transmitir amor y respeto», detalló Castro en entrevista con SEMlac.
En ese camino, el Cenesex está abriendo en estos días un taller para trabajar con las madres y padres de hijos o hijas homosexuales, una experiencia que ya la psicóloga Mayra Rodríguez Lauzurique, máster en Sexualidad y subdirectora del centro, lleva varios años desarrollando con familiares de personas transgénero.
«Consideramos que desde las primeras edades la relación y los vínculos que se establecen con los hijos e hijas son esenciales para su desarrollo como personas», dijo a SEMlac la también psicóloga del Cenesex Ana María Cano, especialista en el trabajo con adolescentes.
Según Cano, trabajar con las familias es la vía para promover un modo de relación que sea sano, estable y placentero para las personas con orientación sexual diferente, de manera tal que crezcan con un nivel de aceptación que les permita desarrollarse como seres humanos tan naturales e importantes como cualquiera.
«Somos personas que debemos aprender, desarticularnos de aquellos prejuicios que hemos heredado de una cultura tan dominadora como fue la española. Eso es lo que queremos transmitir a la familia, darle elementos de análisis, elementos para dialogar», apuntó Castro