Mónica y Elizabeth son dos jóvenes cubanas que defienden su amor por sobre intolerancias y discriminaciones homofóbicas. Aunque las uniones entre personas de un mismo sexo no se han legalizado en el país, en 2007 ellas decidieron unirse en un matrimonio simbólico, celebrado en el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), primera institución en acoger una iniciativa de este tipo.
La historia sentimental y romántica entre estas muchachas sirvió de inspiración para el corto documental Easy Sailing, de la joven realizadora cubana Hanny Marín. El material estuvo entre los exhibidos durante la Muestra Joven ICAIC, principal festival que promociona la nueva generación de cineastas de Cuba, que tuvo lugar del 3 al 8 de abril en La Habana.
En solo siete minutos, la obra condensa la intensidad de la relación sentimental entre las protagonistas, quienes prefieren eludir el rechazo recibido por ciertos sectores sociales, y hasta por sus propias familias, para defender de manera natural la posibilidad de ser felices.
La evocación del encuentro entre ambas, el enamoramiento y la decisión de unir sus vidas para conquistar sueños comunes son ejes centrales de la entrevista que sostiene la línea dramática del material, apoyado en un montaje simbólico e intimista.
Según la realizadora, el interés partió de visibilizar la realidad de las mujeres lesbianas en el cine, pues le preocupa que el tema de la diversidad sexual, tanto en el documental como en la ficción, casi siempre se represente desde la homosexualidad masculina.
En consideración de la especialista en género y audiovisuales Danae C. Diéguez, aunque hoy día los rostros de la diversidad sexual representados en el cine son varios: transexuales, gays, travestis, las lesbianas siguen estando en minoría, lo que continúa hablando de una doble discriminación.
«El patriarcado y su ideología machista tranza con los hombres gay, esa trangresión la acepta, pero las mujeres lesbianas son demasiada provocación a un orden falocentrista. Creo que aún las diversidades del sujeto(s) mujer(es) no ha calado en nuestro cine», acentuó la experta en recientes declaraciones a SEMlac.
En busca de información, la directora del corto se acercó al grupo de mujeres lesbianas Oremi, del Cenesex, donde encontró a sus protagonistas. Atendiendo a la historia de vida de las muchachas, eligió mostrar la naturalidad con que pueden vivirse estas relaciones, contrario a la imagen mayormente victimizada que se ofrece de las personas no heterosexuales en el cine cubano contemporáneo.
Diéguez advirtió que «el peligro en esas representaciones está en reproducir los estereotipos y clichés que pueden generar otro discurso hegemónico, dominante».
«Se ha privilegiado un punto de vista que expone a estos personajes como víctimas de la sociedad, los prejuicios y las represiones, algo válido y relevante, pero faltan otros acercamientos», opinó por su parte Marín.
El proceso investigativo y de filmación de Easy Sailing incluyó a personas con criterios diversos sobre el tema, pero finalmente la directora prefirió excluirlos, pues Elizabeth y Mónica se sobreponen a esta homofobia social y defienden su libertad de casarse y ser felices en su matrimonio, aunque no sea legal.
«Me enamoré de estos personajes porque son mujeres que rompen todos los estereotipos sobre la diversidad sexual y están por encima de las leyes y conflictos familiares», afirmó la cineasta.
Sin embargo, ello no implica que no tengan contradicciones, pues ambas se refieren al rechazo directo o solapado de sus respectivas familias, ausentes en la boda.
A criterio de Marín, todavía en Cuba falta conciencia y desarrollo para aceptar la diversidad sexual. «Hay que legalizar el matrimonio gay, la adopción y tomar como natural el amor entre personas del mismo sexo», declaró.
Desde hace varios años se discute en Cuba el anteproyecto de un nuevo Código de Familia, con la idea de que sustituya al vigente, de 1975. La propuesta, promovida por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y la Unión de Juristas de Cuba (UJC), incluye un nuevo capítulo sobre diversidad sexual, en el cual se reconocen, entre otros aspectos, las uniones legales entre personas del mismo sexo, con los mismos derechos que los del matrimonio tradicional.
Rostros diversos en la gran pantalla
Desde la década del noventa del siglo pasado aparecen en Cuba producciones audiovisuales alternativas a la industria del cine nacional, con lo cual se han diversificado las miradas y cuestionamientos a la realidad desde el séptimo arte.
A ello contribuye la irrupción de nuevas generaciones creativas egresadas de las escuelas de cine, mucho más desprejuiciadas.
La Muestra de Nuevos Realizadores, llamada Muestra Joven ICAIC, desde hace dos años ha sido el espacio por excelencia para mostrar estas obras. En sus 11 ediciones pueden encontrarse documentales y cortos de ficción sobre temas como la homofobia, la transfobia, la violencia de género, la inequidad entre hombres y mujeres, el machismo, entre otros.
En esta ocasión se presentaron otros materiales que transversalizan el enfoque de género, entre ellos Universo miniatura: Las Caobas y Madre, la tierra de Ernesto Pérez Zambrano, que abordan las complejidades en la construcción de la identidad de género y las relaciones entre hombres y mujeres en dos comunidades rurales cubanas donde se implementan proyectos que promueven la equidad.
Asimismo, el mediometraje de ficción Camionero, de Sebastián Miló, que visibiliza la socialización de la masculinidad hegemónica desde la violencia, sobre todo en edades adolescentes; El evangelio según Ramiro, de Juan Carlos Calahorra, sobre una joven transexual que profesa la fe religiosa; entre otros.
Para Diéguez, los múltiples rostros de la diversidad sexual que hoy encontramos en la cinematografía cubana, «son el resultado de los avances en esta discusión y la necesidad de acabar de asumir que la idea de una sociedad más justa significa la no discriminación por ninguna razón, incluida las opciones sexuales», sostuvo.
«Creo que la eticidad de nuestro cine debe pasar por la representación de esos rostros diversos de la nación cubana y desde una mirada que marque un punto de vista alejado de dominaciones, estereotipos y en el que el humanismo dignifique las historias», subrayó.