Nadie les preguntó a la entrada su preferencia o identidad sexual, pero las personas que acudieron la pasada semana al cine 23 y 12, en una céntrica calle de La Habana, sabían que allí encontrarían una propuesta particular desde la pantalla grande: los conflictos, verdades, mitos y amenazas que rodean la vida de homosexuales, travestis, transexuales y bisexuales. La primera semana de cine sobre «Diversidad sexual masculina» en la isla no se anunció por los grandes medios de comunicación ni tuvo demasiada promoción pública; sin embargo, logró convocar a un numeroso grupo de personas que, por cinco días, asistieron a la función diaria de la muestra.
La iniciativa, promovida por el Centro Nacional de Prevención de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), VIH/Sida y su proyecto dirigido a los hombres que tienen sexo con hombres (HSH), contó con el apoyo del Centro Provincial de Educación para la Salud de la capital cubana y el Proyecto 23 del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
Surgido hace cinco años, el proyecto de HSH desarrolla acciones diversas para ayudar a elevar la responsabilidad sexual y disminuir los riesgos y exposición a las infecciones de transmisión sexual y el Sida.
En Cuba se ha elevado el número de mujeres contagiadas con el virus de inmunodeficiencia humana, causante del Sida, desde que en 1986 se detectó el primer caso en la isla, pero la epidemia sigue siendo desde entonces eminentemente masculina.
Hasta la fecha, el 80, 2 por ciento de las personas infectadas por el virus son hombres y de ellos 85, 4 por ciento han tenido relaciones sexuales con otros hombres, informaron los organizadores del certamen.
Además de «mostrar algunos de los diferentes matices de la diversidad sexual masculina», el ciclo cinematográfico es una más entre las acciones enfocadas a «disminuir la vulnerabilidad social de los hombres que tienen sexo con hombres, con el objetivo de lograr la aceptación social y su autoconfianza», señaló Raúl Regueiro Segura, coordinador nacional del proyecto HSH.
Después de esta semana de cine en la capital cubana, la primera de este tipo en la historia de la isla, ya empiezan a extenderse encuentros similares en otros espacios del país, como Pinar del Río, en el extremo occidental, y Granma, en el oriental.
«Para mí ha sido toda una revelación, porque yo no sabía que existía ese proyecto ni el trabajo que estaba haciendo», comentó a SEM Benigno García, de 61 años, quien supo de la muestra cinematográfica por el aviso de una amiga, que a su vez se enteró por un mensaje de correo electrónico.
El anuncio había circulado de boca en boca y el mismo día inaugural por vía digital, mediante avisos emitidos desde el sitio de Diversidad Sexual que mantiene en Internet el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).
Partidario de que se sigan abriendo espacios para la reflexión y el intercambio, García lamenta, sin embargo, que la muestra se haya programado en un horario tan poco apropiado como el de las dos de la tarde, cuando las personas están en su trabajo y hay menos posibilidades de asistir al cine.
«También existen muchos prejuicios. No niego que hay más comprensión, sobre todo entre los jóvenes, y que se han abierto más espacios para ellos, pero la sociedad cubana es muy homofóbica y no ha sido fácil cambiar eso», comentó a SEM Irina Domínguez, una estudiante universitaria que asistió a la muestra.
Domínguez contó a SEM que al comentar el suceso entre algunos conocidos, «gente supuestamente instruida y preparada», enseguida hubo quien dijo que «por allí ni pasaba».
«Hay personas todavía muy prejuiciadas con estos temas, por eso me parece más importante todavía que se siga promoviendo este tipo de actividad. Es una vía para ayudar a pensar y entender, desde lo afectivo, que se trata de personas igual que nosotros, los heterosexuales, con sus alegrías y sus tristezas», comentó.
El proyecto de HSH ya había promovido acciones similares en el ámbito cultural y social, como debates en casas comunitarias de cultura y la sede de su institución, pero la muestra cinematográfica es posiblemente la que más personas ha logrado convocar en el afán de «lograr más alcance, salir a los espacios públicos», indicó Regueiro.
Junto a la exhibición de películas, las jornadas contaron permanentemente con la participación de promotores que, a la entrada de la sala, entregaban materiales de prevención, condones, folletos y afiches sobre VIH/Sida.
A la semana se estima que asistieron más de 1.400 personas y en ella se distribuyeron más de 14.000 condones, 6.000 estuches de lubricantes y cientos de afiches.
La programación se inició con «Juego de lágrimas», una película del inglés Neil Jordan que ganó un Oscar por mejor guión original en 1992 y se adentra en la relación que establece un «hombre rudo de proyección social heterosexual» con su pareja transexual, una «dama atrapada en un cuerpo masculino que es su idolatrado amor», al decir de Regueiro.
«Historias con personajes como estos podemos encontrar en las calles de nuestra ciudad», comentó el promotor ante el público, el primer día, y aclaró que la idea no busca que esos hombres se reconozcan como homosexuales ni que travestis y transexuales se vistan de hombres, sino «que cada uno se sienta feliz consigo mismo y con la sociedad que lo rodea, que en muchos casos somos nosotros mismos, los hombres homosexuales».
La primera semana de cine sobre diversidad sexual masculina incluyó también el filme «Amores Locos», el documental cubano «Donde no habita el olvido» y lo que muchos consideraron su «plato fuerte», la miniserie estadounidense «Ángeles en Norteamérica», dirigida por Mike Nichols, protagonizada por Al Pacino, Meryl Streep y Emma Thompson y merecedora de siete premios Emma.
«La complacencia con nuestra sexualidad aumentará nuestra calidad de vida y nos pondrá en mejores condiciones de enfrentar con responsabilidad y protección epidemias como el Sida», señaló Regueiro.
Integrantes del proyecto HSH informaron que a una campaña anterior del equipo dirigida a la familia, le seguirá otra destinada específicamente a la población joven, uno de los segmentos poblacionales más expuestos a enfermedades e infecciones sexuales y con una baja percepción de riesgo.
Al final de la muestra, Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), consideró que así «se está abriendo un camino muy importante para nuestro país». Una apertura necesaria porque «generalmente de lo que no se sabe, se teme».
Septiembre de 2005