Cine cubano aporta nuevas miradas a la transexualidad

Los conflictos históricos que implica ser transexual en Cuba robaron la atención del público en el 36 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano (4-14 de diciembre), con los estrenos de los largometrajes Vestido de novia, de Marilyn Solaya, y Fátima o el parque de la fraternidad, del también actor Jorge Perugorría.

Tanto la transexual reasignada que defiende el derecho de ser una mujer común en la pieza de Solaya, como la travesti dispuesta a lograr su sueño de artista, en la de Perugorría, abren a la gran pantalla el universo interior de grupos tradicionalmente excluidos y marcados por la violencia transfóbica.

«Son películas con argumentos diferentes, pero ayudan a que la gente entienda lo que sufren homosexuales, travestis y transexuales por la discriminación», expuso a SEMlac Fabián Martínez, un joven gay de 26 años, a la salida de una de las abarrotadas proyecciones de Fátima……

Para Aida Acevedo, de 70 años, son problemas que siempre han existido, pero que no se ven aunque impliquen un dolor muy fuerte para esas personas.

«Sentí mucha amargura al pensar en cómo la sociedad y hasta la propia familia maltrata a esas personas por vivir como quieren, sin hacer daño a nadie», refiere la jubilada, quien pasó más de tres horas en la fila para ver Vestido de novia, ganadora del premio de la popularidad en el Festival.

La película fue reconocida, además, con una mención especial del jurado de Ópera Prima del certamen y obtuvo los premios colaterales del Centro Memorial Martin Luther King, la Red de Realizadoras Cubanas y el Cibervoto del Portal del Cine y el Audiovisual Latinoamericano y Caribeño, de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, en la categoría de ópera prima.

 

El esperado estreno de Solaya obtuvo mención especial como ópera prima y tres premios colaterales, además del esperado Premio de la PopularidadVestido de Novia

 

La ópera prima de la documentalista y actriz Marilyn Solaya es también el tercer largometraje de ficción dirigido por una mujer en los 55 años del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), única productora oficial de la industria nacional de cine.

Narra la historia de amor entre los recién casados Rosa Elena (Laura de la Uz) y Ernesto (Luis Alberto García), entorpecida cuando sale a la luz la condición transexual de ella, quien se operó para cambiar de sexo en el pasado.

En paralelo, transcurre el conflicto de Sissy (Isabel Santos), que también se siente mujer aunque haya nacido en un cuerpo de hombre. Esta amiga incondicional de la protagonista se niega a encajar como Rosa en los moldes sociales de la feminidad sumisa y se enfrenta con fuerza a los que la discriminan.

Solaya basó el argumento en las experiencias de Mavi Susel, primera persona transexual reasignada en Cuba en 1988, así como en la vida de otras transexuales que fue conociendo durante el proceso investigativo entre su primer guión y el estreno de la obra, que duró más de una década.

Así encontró su punto de vista, preocupado en mostrar las vicisitudes de ser mujer en una sociedad machista y hacer visible las disyuntivas de los hombres que también padecen estos prejuicios.

«Quise contar lo que ellas más demandaban cuando las entrevisté: que se les mire como personas y se reconozcan sus derechos y humanidad; reflejarlas tal y como son, mujeres, de ahí que eligiera a actrices para interpretarlas», declara a SEMlac la realizadora.

En el estreno mundial, Solaya dedicó su película a todas las mujeres maltratadas, difamadas de locas y vejadas, además de a los hombres sensibles, «que son muchos más de los que parece».

«Me interesó que el personaje se percatara de que ser mujer era más que tener un sexo biológico hembra», describe la realizadora del documental En el Cuerpo Equivocado (2010).

Las múltiples manifestaciones de la violencia por motivos de género (estructural, física, psicológica, sexual) y su interrelación con otras formas de extremismo ideológico encuentran denuncia en el filme, que transcurre en 1994, uno de los más complejos años de la crisis vigente desde hace dos décadas en la isla caribeña.

«Por entonces se inició un conflicto de valores cuyas consecuencias determinan el presente, pero quería demostrar que también en medio de esa situación las personas batallaban por ser felices», manifestó la directora.

Varias transexuales formaron parte del reparto de la película, entre ellas Sissy, de azul a la izquierda.Para la Sissy que inspiró el personaje homónimo, interpretado con maestría por Isabel Santos, ha resultado impactante reconocerse en las escenas de maltrato por parte de la policía o el personal médico.

«Yo viví esa violencia por expresarme como era, pero no pudieron conmigo, porque como digo en la película ‘soy más fuerte que la cascarilla*«, confirmó a SEMlac.

La obra transmite un mensaje de respeto hacia las personas trans, consideró la peluquera, quien tras una de las proyecciones del filme compartió fotografías y autógrafos con el público, incluyendo a agentes policiales que organizaban la multitudinaria fila para entrar.

Paloma, una transexual de 44 años, sintió conmoción porque, al igual que los personajes, experimentó en carne propia insultos, persecuciones y encarcelamiento durante la pasada década de los noventa, debido a su identidad de género.

«Independientemente de las campañas contra la homofobia y la transfobia que existen en los últimos años, queda mucho por hacer y es importante que el arte trate de ir sensibilizando a la gente sobre nuestros derechos», advirtió a SEMlac.

Luis Alberto García, excepcional en el rol del esposo, afirmó en conferencia de prensa que es injusto «seguir machucando a quien tiene una opción sexual o identidad de género diferente a la mayoría».

Por su parte, la co-protagonista Laura de la Uz defendió la valentía de las mujeres trans, cuyas vidas tienen en común el maltrato de la sociedad. «Es hora de romper las diferencias para ser un país más solidario», sentenció.

A criterio del historiador Julio César González, asesor de género de Vestido de Novia, la película resume como ninguna otra obra cinematográfica hasta el momento los dilemas de las personas transexuales, tanto por el acceso a los espacios laborales, la discriminación social, la relación con la familia y con la comunidad.

 

Fátima o el Parque de la Fraternidad

Inspirada en el cuento homónimo con que el escritor cubano Miguel Barnet obtuvo el Premio Juan Rulfo en 2006, Fátima o el Parque de la Fraternidad cuenta el tránsito vital de Manuel García, desde la niñez hasta convertirse en la glamorosa artista de los cabarets clandestinos de travestis en La Habana nocturna.

La versión, dirigida por Jorge Perugorría, describe las presiones familiares sobre las personas con una identidad de género diferente a la esperada por su sexo biológico, y muestra la interacción de estos grupos confinados a espacios marginales de la sociedad.

Resulta transgresora también por narrar la relación sentimental y erótica entre Fátima (Carlos Enrique Almirante) y el proxeneta Vaselina (Tomás Cao), matizada por la violencia.

Ambas películas motivaron largas filas de público en los cines.

No obstante, el director aclaró a SEMlac en conferencia de prensa que no desea que su película sea valorada solo por tratar «un tema de travestis y homosexuales», ni fue concebida como una denuncia, aunque no descarta que contribuya al respeto hacia estas poblaciones.

«La fascinación que me motivó esta historia viene de la psicología y personalidad de Fátima, por esa voluntad de caerse y levantarse, de luchar contra los obstáculos y no rendirse, que nos puede enseñar a todos», acotó el célebre actor por su rol de Diego, el homosexual de Fresa y Chocolate (Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío).

«Es una historia dramática de alguien que vive en la angustia diaria de sentirse atrapado en un cuerpo que no siente como suyo, y vive esa dualidad, esa tragedia», aportó Barnet en la presentación de la película, también aclarando que no es «una película de gays».

Mirtha Ibarra, Broselianda Hernández, Néstor Jiménez, Patricio Wood, Jazz Vilá y Cucú Diamantes comparten roles secundarios en la puesta audiovisual que, según críticos, resalta por el nivel histriónico.

 

Cambios en la representación

 

Si bien la «otredad erótica» fue ganando desde hace décadas espacio en las artes latinoamericanas, a tono con los logros sociales de estos grupos, su abordaje en la ficción cinematográfica de Cuba llegó con retraso hasta el estreno, en 1994, de Fresa y chocolate.

Esta obra abrió el debate sobre la intolerancia social a las diferencias, al describir la amistad entre un homosexual y un joven comunista, que el crítico de cine Frank Padrón valora como «una metáfora de las posibilidades de diálogo e interacción entre ‘diferentes’ de cualquier bando».

Casi dos décadas después, en 2012, los largometrajes Fábula (Léster Hamlet), Verde verde (Enrique Pineda Barnet) y Chamaco (Juan Carlos Cremata) aportaron nuevos enfoques del universo homoerótico masculino en la realidad contemporánea cubana, insistiendo en sus espacios más sórdidos y marginales.

Especialistas consultados por SEMlac sostienen que, pese a sus diferencias argumentales, de rigor y compromiso al acercarse al universo transgénero, Fátima… y Vestido de Novia amplían el diapasón de representaciones de las sexualidades no heteronormativas en el cine de la isla.

Según ha escrito el crítico Antonio Enrique González en la revista La Jiribilla, la historia de la «antiheronía» trágica transexual trabajada por Perugorría busca abarcar «todo lo referente a esta zona, otrora desterrada del sistema oficial de representaciones audiovisuales».

Para la experta en género y cine Danae C. Diéguez, Vestido de Novia marca un cambio de perspectiva, porque se abstiene de discutir lo anecdótico o mostrar a sus personajes como caricaturas.

«Solaya se posiciona en las causas de esa discriminación, poniendo en crisis la dominación masculina que genera una doble moral y afecta a la nación en todos sus espacios», explicó a SEMlac la profesora universitaria.

«Sus personajes son, ante todo, seres humanos que llevan a cuestionarse las construcciones reduccionistas de ser mujer y ser hombre en este país», agregó.

Diéguez subrayó el cuestionamiento a la construcción de la masculinidad tradicional en Vestido……, con personajes masculinos en los que se manifiesta la hipocresía y violencia del machismo, pero también con un protagonista capaz de superar las contradicciones y defender a la mujer que ama.

A su juicio, referentes anteriores del tratamiento de la diversidad sexual en el cine cubano hablan de la tolerancia, pero en este caso se llega más lejos porque se denuncia el sistema patriarcal que provoca las inequidades.

 

* Polvo utilizado en algunos rituales de la religión afrocubana.

 

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