Censo 2012 no registrará uniones homosexuales o ¿En Cuba no contamos todos?

El Censo 2012 no registrará a las parejas homosexuales que viven juntas en Cuba, incluso aunque estas lo declaren ante el enumerador, pues «solo recogerá las estadísticas de las uniones formadas por hombre y mujer», de acuerdo con el director nacional de esa investigación social.

Juan Carlos Alfonso Fraga, de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, confirmó en fecha reciente esta decisión que ya temíamos, al responder a mi pregunta durante un contacto con directivos de órganos de prensa en el cual tuve que participar.

Tampoco reflejará si una persona transexual se declara como mujer u hombre, de acuerdo con su identidad de género, aun cuando sus órganos sexuales sean de varón o hembra, porque «es un tema muy complejo para explicarlo a los estudiantes que actuarán como enumeradores», de acuerdo con Alfonso Fraga.

Mi preocupación como ciudadano, militante comunista y activista por los derechos sexuales —la cual ya trasmití a las instancias correspondientes— es que tales decisiones técnicas son discriminatorias hacia las personas homosexuales y contradicen la política aprobada en la primera Conferencia Nacional del Partido de enfrentar cualquier tipo de discriminación en Cuba, incluyendo la orientación sexual.

Ello impedirá además que la dirección del país, la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) y la ciudadanía cuente con datos que pueden facilitar la discusión del anteproyecto de nueva ley del Código de Familia.

El plegable indica que a través del Censo podremos conocer «población por estado civil o conyugal (solteros, casados, unidos, viudos y separados». ¿Por qué una pareja de personas homosexuales que vivan juntas no podría registrarse por autodeclaración como «unidos» ante el enumerador y constar luego ese tipo de unión en las estadísticas?

Desde noviembre del 2011 alertamos sobre este asunto, y relacionamos los países de nuestra región y de otras zonas geográficas que sí incluyeron tales aspectos en la presente ronda censal de la ONU, algunos de ellos incluso con una labor menos sólida que Cuba en esta comprensión de la diversidad sexual.

La exclusión injustificada de esta información que saldría espontáneamente de la población cubana sin dudas tendrá un impacto negativo en la imagen de la Revolución, y empaña —ya antes de comenzar— la realización del próximo Censo y la labor que realiza al respecto el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).

Ratifico mi oposición personal a este escamoteo de una parte de la realidad de la familia y la sociedad cubanas, cuya argumentación no nos parece sólida ni bien fundamentada, y más bien parece ser una decisión que reproduce y afianza viejos prejuicios.

También explica que se reflejará «cuántos somos en total, por edades y por sexo», y más adelante que «todas las respuestas se tomarán por declaración; no se pide ninguna prueba documental de lo que esté declarando el ciudadano». ¿Por qué no podría una persona transexual declararse como mujer u hombre, de acuerdo con su identidad de género, aun cuando sus órganos sexuales sean de varón o hembra y constar en las estadísticas este tipo de identidad?

Exhorto además a todas las personas homosexuales que viven en pareja a declarar ante los enumeradores su unión consensual —que la legislación vigente nos impide formalizar—, y a exigir que esta información quede expresa en el cuestionario censal, incluso si primara definitivamente esta negativa a computarla dentro del estado civil o conyugal de la población.

En Cuba todos los tipos de familias debemos contar para el Censo: cualquier otro subterfugio es una expresión de homofobia y discriminación.

Tomado de Paquito el de Cuba

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