El universo femenino en el Caribe, presentado en gran medida mediante la literatura, se ha constituido como un medio para contextualizar y enriquecer la problemática de las mujeres en este espacio singular, exteriorizando características propias de la condición cultural del Caribe. Es una premisa a tener en cuenta,
si se trata de hacer las lecturas desde el feminismo como expresión de lucha universal, pues para el Caribe este constituye un marco de referencia y no la medida con la cual podemos leer todas sus narrativas.
No obstante, se asume la condición femenina –participando de la militancia feminista2 o no–, dado el interés por el enfoque de género y la lucha por un espacio femenino en clave descolonial, mostrada a partir de los protagónicos literarios, donde se desarrolla el papel de la mujer antillana en sus múltiples facetas.
A su vez, este universo reafirma el valor de las sabidurías ancestrales en estrecho vínculo/conocimiento con/de la naturaleza, el arte culinario, la sabiduría simbólica, ritual; es decir, desde prácticas otras de conocimiento, de producción cultural y de comunicación; desde la sensibilidad de los pueblos que nos habitan, no tenidas en cuenta por la racionalidad científica contemporánea.
Se trata de un universo femenino interconectado, pero que no se desarrolla al unísono, ni en un devenir lineal; más bien es entendido desde las marcas propias del tiempo en el Caribe. Es meritorio mencionar el propósito que persigue Maryse Condé en el ensayo La paroles des femmes….3, centrado en mostrar una narrativa femenina que emerge antes del movimiento de la negritud, evidenciando de este modo un camino propio en la construcción de la identidad femenina. De ahí, el valor teórico que tiene para el estudio de las narrativas del Caribe, sobre todo para el Caribe francófono.
Por otra parte, es interesante la mirada de Barriteau4 a los desafíos que enfrenta el feminismo en la región antillana. Cabe destacar el mayor peso al tratamiento de la mujer desde una condición afrocéntrica, más que multicultural; un elemento que Maryse Condé resalta en cuanto a su distancia del movimiento de la negritud.
Esta autora invita a reflexionar sobre cómo las mujeres se relacionan con el poder, para evitar el reacomodo en las cartografías que las arrojan al extrañamiento pero que, si no ejercen una práctica decolonial continua, caen en la trampa del patriarcado y, por tanto, las relaciones sociales que pretenden transformar son reproducidas.
De este análisis también resulta importante la creación de espacios de diálogo con las masculinidades y las diferentes intersecciones de raza/etnicidad/clase, etc.; además de enfocar la atención a la condición de fragilidad y vulnerabilidad con que las mujeres caribeñas se convierten en sujeto de enfrentamiento por el movimiento feminista. Sigue estando latente la invisibilidad de la producción femenina del Caribe en las reflexiones contemporáneas de la decolonialidad; ya sea por la distancia lingüística, por la complejidad que revisten las confluencias coloniales o por la concepción de espacios territoriales pequeños y fragmentados que no tienen mucho que aportar, y se mantiene la mención del Caribe como la “cola” de América Latina.
Se trata de un pensamiento femenino que emana de la fortaleza física y espiritual de la mujer negra de ancestros africanos, que es presentada con dignidad y rechaza la imagen de la mujer víctima, doblegada y resignada por su doble destino marginal: ser mujer y negra5 . Ellas son transmisoras de una filosofía del hacer, estar, ser y sentir particular, en correspondencia con la construcción de un camino emancipador distante en acción, respecto a otros espacios geográficos.
En la introducción de su estudio Les femmes antillaises, Claudie Beauvue-Fougeyrollas6 entiende que, para comprender su condición, debe ser aprehendido el examen de tres dimensiones: lo que opone las mujeres a los hombres en general; lo que opone los colonizados a los colonizadores; así como lo que opone a los miembros de las clases explotadas en relación con las clases dominantes.
Con ello, da la medida de un marco complejo de las relaciones sociales en los espacios coloniales, donde el poder es ejercido de distintos modos y por varios sujetos. Esto ocurre incluso al interior de las familias, esencialmente matrifocales, donde se evidencian las conflictividades generacionales7, reproducidas sistemáticamente, en tanto que las madres encargadas de la educación de sus hijas, de sus funciones maternales o el amor y su relación con los hombres, transmiten en cierto modo un campo cultural hostil a la realización de las jóvenes generaciones, que se reproduce con otros códigos de interpretación y asimilación de la realidad cambiante.
Análogamente, se ha empleado en la literatura el recurso de mujer tierra-fértil8 en contraposición con mujer tierra-infértil. Simbólicamente dada a su fortaleza, la capacidad de resistencia y ramificación comparada con el árbol y atendiendo a las funciones maternales y su relación con los hombres, por una parte y, por la otra, caracterizado por los sucesivos abortos provocados con rudimentarios recursos naturales9 o el empleo de plantas abortivas, como lo muestra Joscelyn Gardner10, la artista de la plástica barbadense, en la serie Retratos Creoles III11, evidenciando esta práctica en común a todas las mujeres bajo el dominio del amo. La figura de la violación es recurrente, en tanto, en la narrativa de Marie Vieux-Chauvet12. Ella muestra que la cultura de la violación irriga el mundo colonial y hace del cuerpo de la mujer el lugar de la afirmación violenta del poder, aunque sea este el poder de emancipar.
Mientras que Maryse Condé estaba inclinada a enaltecer la genealogía femenina que presenta en el ensayo La parole des femmes, dada a su condición relativa de privilegio social; Claude Beauvue Fougeyrollas, con su trabajo titulado Les femmes antillaises, y Jules Lirus, con Identité antillaise, persiguen el interés de mostrar el mundo reducido del empleo de la mujer antillana. La progresiva incorporación femenina a las esferas del trabajo público, en el caso antillano, viene ligada a las migraciones hacia las metrópolis y condicionada por el carácter relativo a los cuidados de los nuevos trabajos que se abren a la mujer: de los servicios domésticos a los puestos de auxiliares de sanitarios o enfermeras13. En este sentido, es explorada la condición de la mujer negra forzada al servicio doméstico, dominada por su condición socio-racial, sometida a las humillaciones de su patrona y a la depredación sexual de su patrón.
Además, es recurrente abordar el sufrimiento de las mujeres14 y el tratamiento a las individualidades. De ahí la comprensión de la diferencia y el hecho de no asumir posiciones totalizantes que se expresan desde el discurso de lo común. No obstante, serán experiencias individuales que están interconectadas con las demandas locales que pueden leerse en clave descolonizadora y no como imposiciones. Se está en presencia de autoras que van a romper con el mandato sexista del patrimonio de la dominación patriarcal. Por tanto, van a reflexionar sobre las relaciones de poder que atraviesan y estructuran las relaciones familiares.
Otra constante discursiva es el exilio, junto a los conflictos en los países de acogida15 y la experiencia de la diáspora en las sucesivas migraciones. Además de poner en cuestión el feminismo de la diferencia, también se manifiesta el feminismo de la ruptura, contradictorio y singular. Se hace presente el cuestionamiento de la raza, el género, la sexualidad en una perspectiva feminista, lesbiana y transnacional16, que cuestiona los estereotipos de género, el lugar de la mujer en la sociedad y la relación entre el hombre y la mujer, en una historia siempre marcada por el traumatismo de la esclavitud, la colonización europea y la explotación capitalista manifestada en la actualidad con la explosión de la industria del turismo17.
La experiencia de la esclavitud matizará las grandes problemáticas reflejadas en las luchas políticas de las mujeres en el Caribe. La búsqueda por la libertad femenina ha estado encaminada a librarse del yugo del colonialismo, en particular, y de la dominación impuesta por el patriarcado en sus múltiples expresiones, en general. De este modo, mujeres heroínas, guerreras, cimarronas, lideresas, en su diversidad, rescatadas de la memoria histórica, constituyen el legado de resistencia a las nuevas generaciones, además de asistir a la recomposición de historias locales reparatorias de las comunidades africanas que sufrieron el mayor holocausto de la historia universal, al considerar sus vidas como no humanas. Es central, por tanto, la reconstrucción resistente de una genealogía femenina ancestral, percibida desde las narrativas de Tituba, Telumée o Julia, en los relatos de M. Condé, S. Schwarz-Bart y G. Pineau, respectivamente, entre otras.
El discurso femenino se presenta en aquellas heroínas protagonistas de sucesivas sublevaciones de esclavizados, marcada por la desposesión, la violencia y el abuso sexual18, evidenciado en mujeres que han abandonado la concepción de la reproducción, o bien de la maternidad, para fracturar de esta manera el sistema sostenido gracias a su descendencia. Por tanto, la práctica del aborto, el infanticidio o el abandono como aborto retroactivo vienen a ser recursos de emancipación de la cultura dominante del patriarcado, reproducidos sistemáticamente –tanto por hombres como por mujeres– que ostentan el poder mantuano19.
En otras palabras, parafraseando a Meyby Ugüeto Ponce20, el aborto se enuncia como estrategia o respuesta de resistencia ante el desarrollo material del sistema esclavista en la escala más pequeña y, en consecuencia, del avance del capitalismo, para así evitar conscientemente la reproducción de mano de obra esclavizada. Es decir, cesar con la vida de una futura persona esclavizada para liberar el alma de un futuro hijo o hija. Se trata de una narrativa presente en las poéticas de las autoras que ostentan determinado privilegio social, pero que también forman parte de las experiencias locales expresadas en sus obras. En consecuencia, el aborto se expresa como una posición política de control sobre sus cuerpos, puesto al servicio de todo un colectivo en contra de un sistema opresor.21
Como se ha podido apreciar en las reflexiones anteriores, para los pueblos colonizados, Olympe de Gouges no es la figura mítica que impulsa las acciones femeninas. Tampoco es Soujorner Truth el referente simbólico para el Caribe22. Por varias razones, amén de poner en contexto la categoría de mujer negra ante el discurso moderno-colonial, como reclamo de sus derechos civiles, y de ser expresión de un pasado común, indicando experiencias de vida similares, pero su discurso no da cuenta de la realidad vivida en la región, ni de su condición cultural.
No responde a la estética caribeña en cuanto a procesos de reparación y memoria históricas. No da muestra de la condición cimarrona y libertaria como hecho fundante de los pueblos que nos habitan, en su reconstrucción
permanente.
Para empezar, porque en el momento declaratorio del discurso de S. Truth ya se había vivido la revolución de independencia de las Trece colonias del imperio británico en 1776. En cambio, para los pueblos del Caribe, como expresión de una geografía fragmentada ante las distintas salidas de la esclavitud y de la colonización, ha sido el cimarronaje el medio emancipatorio constitutivo del ser colonial/colonizado, dados los conflictos de violencia, apropiación y desposesión sistémica/sistemática. En consecuencia, la figura simbólica viene a ser la esclava cimarrona, lideresa de sublevaciones importantes.
No se trata acá de un discurso común, puesto que niega la existencia de otras figuras devenidas símbolos, las cuales permanecerán intactas, parafraseando a Márquez23, como memoria viva en los altares de las luchas presentes, unas redimidas del olvido y otras que aún permanecen en el anonimato, en la medida en que sea reparada su imagen. Esta tesis es dialogante, en este sentido, con las bases teóricas del feminismo descolonial, en la medida en que se contribuye de este modo a una descolonización epistémica, contra todas las formas de opresión, mediante la creación de imaginarios descoloniales garantes de una praxis transformadora.
Se trata, entonces, de Reina Nanny24 (Jamaica-Caribe inglés); de Mulâtresse Solitude25 (Guadalupe-Caribe francés); de Carlota Lucumí26 (Cuba-Caribe hispano). Todas ellas mujeres rebeldes que no pasan a la historia del mundo desde la concepción de un discurso al estilo occidental, sino que trascienden a la memoria histórica, fundamentalmente, desde la oralidad. Son genuinos ejemplos de lucha contra el sistema jerárquico del patriarcado, donde aún hay elementos codificados que mucho han de aportar a las luchas en el presente.
1 Lic. Filosofía Marxista-Leninista. MsC. Estudios Caribeños. Especialista de Relaciones Internacionales para África y Medio Oriente, en la Dirección Nacional de la Federación de Mujeres Cubans (FMC). E-mail: nanylafca@gmail.com
2 Muestra de ello es Marie-Thérèse Colimon Hall miembro activa de la primera liga feminista haitiana «Ligue Féminine de l’Action Social».
3 Condé, Maryse (1979). La Parole des femmes. Essai sur les romancières des Antilles de langue française. París: L’Harmattan.
4 Barriteau, Violet Eudine (2007). Aportaciones del feminismo negro al pensamiento feminista: una perspectiva caribeña. Disponible en: http://www.feministafrica.org/uploads/File/Issue_7/04_issue7_feature_article1.pdf. Recuperado el 15/04/17.
5 Simone Schwart-Bart (Guadeloupe) «Un plat de porc aux bananes vertes» (1967) «Pluie et vent sur Telumée Miracle» (1972) «Hommage a la femme noire» (1989), obra presentada en 6 volúmenes que pueden calificarse como la enciclopedia afrofeminista. Con el propósito de rendir homenaje a la madre genética africana. Desde las trascendentes reinas africanas hasta las mujeres negras contemporáneas que han hecho contribuciones importantes. Además de abordar la herencia de mujeres negras; se distingue por mostrar un camino de respeto y dignidad. De búsqueda amorosa con el otro de la comunidad; así como, la vida amorosa entre el hombre y la mujer negros después de la esclavitud.
6 En Cremades, Isaac (2014). Oralidad e identidad femenina en la obra narrativa de Maryse Condé. Dir. Antonia López Pagán, Murcia, Universidad de Murcia, Dpto. de Filología Francesa, Románica, Italiana y Árabe. Disponible en: https://digitum.um.es/digitum/handle/10201/41626 Recuperado el 5/3/20.
7 Elaine Potter Richardson (Antigua 1949) conocida como Jamaica Kincaid. Autora de «Girl» (1978); «L’autobiographie de ma mére»
(1996); «Mon frère» (1997); «Monsieur Potter» (2002). Destaca por los relatos de conflictividad de la relación de la madre con su hija. Quien debe seguir consejos ajustados a una estrecha feminidad, recibiendo órdenes e insultos, resignada a una amarga dominación y al aprendizaje en la supervivencia y la independencia. Sin embargo, le proporciona saberes populares (sobre las plantas y remedios medicinales, así como de la cocina) que la aproximan a su realidad caribeña.
8 Tiene la tendencia a asociarse con el árbol, los ciclos, sus floraciones, sus frutos o su ausencia de míticas raíces. Compleja diversidad de arquetipos maternales y los caminos de la crianza en las no menos complejas y desiguales sociedades criollas (Alonso, 2017: 166-167)
9 Pineau, 1998: 208 en Alonso Moreno, Marta Asunción (2017): “Negritud, sororidad y memoria: poéticas y políticas de la diferencia en la narrativa de Maryse Condé” (Tesis doctoral). Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Filología. Disponible en: https://eprints.ucm.es/46463/1/T40572.pdf. Recuperado el 06/05/19.
10 (Barbados, 1961) Artista visual contemporánea, radicada en Canadá desde el 2001. Profesora de Arte en Fanshawe College en Ontario. Se inspira en la propia experiencia de mujer criolla blanca en el Caribe, mostrando el vínculo con las mujeres negras caribeñas con el propósito de rescatar del silencio a las ancestras y comprender así su experiencia de vida.
11 Ugüeto-Ponce, Meyby (2018). Interrumpir la vida esclavizada-liberar el alma de un(a) hijo(a): uso político del cuerpo de la mujer negra en condición de sujeción. Ponencia del mismo nombre presentada en la I Jornada de Historia Feminista. Centro Nacional de Historia. Caracas, 22 de noviembre de 2018. (Texto inédito).
12 (1916/Port-au-Prince, Haití – 1973/ New York), autora de las novelas «Fille d’Haïti» (1954) «La danse sur le volcan» (1957) et «Amour, colère et folie» (1968), perteneciente a la alta burguesía mulata, de familia de tradición política. Pionera de la novela haitiana, escritora silenciada por el poder del dictador Francois Duvalier, alias Papa Doc., el cual anticipa en el análisis visionario que propone en su primera
novela.
13Alonso Moreno, Marta Asunción (2017): “Negritud, sororidad y memoria: poéticas y políticas de la diferencia en la narrativa de Maryse Condé” (Tesis doctoral). Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Filología. Disponible en: https://eprints.ucm.es/46463/1/T40572.pdf. Recuperado el 06/05/19.
14 En ello coinciden Maryse Condé y Gisèle Pineau (Guadalupe); esta última, enmarcada en una segunda generación de escritoras antillanas, cercana al movimiento de la Créolité. Considerada al igual que Condé, por Cremades como una autora más intimista que feminista (2014: 329). Autora de «Un Papillon dans la cité» (1992/2009), “L’exil, selon Julia» (1996), «Le Cyclone Marilyn» (1998), «L’ame pretées aux oiseaux» (1998),»Fleur de Barberie» (2005), «L’espérance macadam» (2006), «L’Odyssée d’Alizée» (2010), «Morne
capresse» (2008).
15 Entre ellas destacan Edwigde Danticat, Michelle Cliff y Jamaica Kincaid. Exiliadas a los Estados Unidos. Confrontadas con la lengua materna y la lengua de escritura; así como, en los espacios de realización laboral destinadas a las labores de servicio y cuidado, al reproducir desde occidente el estereotipo de mujer negra migrante en condición de desventaja. Ver Stecher, L. (2016) “Narrativas migrantes del Caribe.”
16 Dionne Brand (Trinidad y Tobago 1953) «Military Occupation» (1983), «No Language is neutral» (1990), «Sisters in the struggle» (1991), «In Another place not here» (1996, su 1ra novela), «A Land to light on» (1997), «What we all long for» (2005). Tiene una obra rica, singular y variada que merece ser leída, difundida y estudiada. Sisters in the Struggle es un documental militante y pionero en el que pone en perspectiva las experiencias y los análisis de una decena de militantes negros de la época; así como, el rastro de mujeres negras en Canadá, donde ellas alternativamente explican cómo cruzan los múltiples combates contra el racismo y el sexismo. Igualmente aborda los problemas de salud, las violencias policiales, la sexualidad, el trabajo y la migración.
17 Jamaica Kincaid.
18 Marie-Célie Agnant (Haití) «Balafres» (1994) libro de poemas que hace referencia a las secuelas derivadas de la esclavitud: torturas, mutilaciones, abusos sexuales, etc. «Le livre d’Emma» (2001), «Et puis parfois quelques fois» (2009) comparte con Maryse Condé la maldición de la raza que acompaña al negro durante toda su vida, y se expresa de diferentes formas hasta la actualidad. Refleja el pasado de humillación, maldición, maltrato, etc, que se expresa en la actualidad en desigualdades sociales, hecho compartido también con Pineau. Esta autora es considerada por Cremades como una de las más representativas en la actualidad.
19 Ejercido por mujeres blancas que en el ejercicio del poder oprimen por su condición superior a mujeres negras que se encuentran a su servicio. Poéticamente representado en la película venezolana “Azu, alma de princesa” (2013), dirigida por Luis Alberto Lamata. La cual contó con el asesoramiento de la Cátedra Libre de África de la Universidad Bolivariana de Venezuela; además de tener varios reconocimientos nacionales e internacionales.
20 Afiliada al Laboratorio de antropología del Desarrollo, en el Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Es docente del Diplomado en Estudios del Caribe Insular en el Instituto de Investigaciones sobre África y su Diáspora. Hace parte de “Trenzas Insurgentes”. Colectivo de Mujeres Negras, Afrovenezolanas y Afrodescendientes y dirige el “Trama Danza”, Colectivo de Investigación, Creación y Promoción sobre danzas de origen afro y su diáspora.
21 Ugüeto-Ponce, Meyby (2018). Interrumpir la vida esclavizada-liberar el alma de un(a) hijo(a): uso político del cuerpo de la mujer negra en condición de sujeción. Ponencia del mismo nombre presentada en la I Jornada de Historia Feminista. Centro Nacional de Historia. Caracas, 22 de noviembre de 2018. (Texto inédito).
22 Válido también para África; que tiene sus propias figuras míticas. Mujeres guerreras devenidas en símbolo de batallas libradas y que acompañan en espíritu las luchas que aún quedan por librar. Por sólo citar dos ejemplos trascendentales para la cultura y la memoria histórica de África, se hace referencia a Njinga Mbandi y a Yaa Asantewaa.
23 Márquez, Lilia A. (2018). Aproximaciones a la idea del matriarcado africano en la madre cultural afrovenezolana. Mujeres pensando la afrovenezolanidad. Conferencia realizada en la Casa de La Historia Insurgente de Caracas, noviembre de 2018, en el marco de las Jornadas para una Historia feminista en Venezuela. Centro Nacional de Historia. Ministerio del Poder Popular para la Cultura. (Texto
inédito)
24 Nanny (1686-1755), mítica esclava revolucionaria de origen ghanés, lideresa de negros cimarrones en la gran batalla de 1734, considerada una auténtica divinidad en Jamaica. Elevada a heroína nacional por el gobierno jamaicano en los años 70 (Alonso, 2017: 93). Reina Nanny, Abuela Nanny, Nanny de los cimarrones, única mujer devenida en símbolo.
25 (1780-1802) figura histórica de las rebeliones de 1802 en contra del restablecimiento de la autoridad de Lacrosse, capitán general de la Guadalupe, nombrado por Napoleón Bonaparte (Unesco, 2014: 7). Destaca, además, por encarnar a las mujeres y madres del Caribe que han defendido sus ideas de libertad e igualdad en el contexto del sistema esclavista. Devenida en heroína fundadora del espíritu de rebelión y emancipación de Guadalupe.
26 Protagonista de las sublevaciones del 5 de noviembre de 1843, en los ingenios Triunvirato y Acana, respectivamente, (Bidaseca, 2017:122-123), para el caso de Cuba.