Avances y estereotipos conviven en los medios de comunicación en Cuba a la hora de mostrar a mujeres y hombres, muchas veces anclados en roles tradicionales y sexistas, señalaron participantes en el Coloquio Internacional “Mujeres y medios masivos de comunicación en la historia y la cultura de América Latina y el Caribe”, realizado del 20 al 24 de febrero en la Casa de las Américas.

Un recorrido por diversas épocas y medios confirma que, por ejemplo, que las páginas de la revista Mujeres fueron escenario de los cambios sociales entre 1961 y 1972, en particular del cambio en la vida de las trabajadoras domésticas, explicó la socióloga Magela Romero, profesora de la Universidad de La Habana.

Los rostros de las mujeres dedicadas entonces al cuidado del hogar y el trabajo doméstico, la gran mayoría mujeres negras y mestizas, irrumpieron en la publicación de la Federación de Mujeres Cubanas, que sustituía la circulación en Cuba de la revista Vanidades.

Además de testimonios e historias personales del cambio, la revista se hizo parte de esa transformación social y abrió espacio a la divulgación de convocatorias, imágenes e informaciones que dan cuenta de la superación de esas mujeres que ganaron experiencias y conocimientos para asumir nuevos empleos, mejor remunerados y valorados.

Pero si bien esos y otros procesos de cambio ayudaron a transformar sustancialmente la situación de las mujeres en el país, hoy persisten prácticas sociales y mediáticas discriminatorias, agregó por su parte Carlos Alejando Rodríguez Martínez, periodista de Villa Clara.

Pese al trabajo educativo y cultural desplegado en el ámbito social, en el privado todavía sobreviven ideas y tradiciones que cargan a las mujeres con las mayores responsabilidades del hogar y la familia, para asegurar la reproducción y bienestar del grupo familiar, sostuvo. Y ello se expresa también en la prensa.

“A juzgar por una considerable parte de las opiniones sobre género en la prensa cubana, la emancipación simbólica y práctica de las mujeres no ocurre tan de prisa como necesitamos o queremos”, dijo Rodríguez, quien estudió la construcción discursiva del género femenino en los periódicos de circulación nacional Granma y Juventud Rebelde, de 2015 a la fecha.

Entre los estereotipos que emergen están los que asocian a la mujer profesional como encargada inevitable del hogar, pautan que son femeninas y elegantes o asumen que ellas, por naturaleza, realizan las labores domésticas mejor que los hombres, señaló.

Rodríguez Martínez también detectó diferencias entre periodistas mujeres y hombres a la hora de elaborar sus discursos. “Cuando ellas construyen su propio yo discursivo desde una posición de empoderamiento, también proponen una construcción de género femenina, donde las mujeres cumplen un rol activo y, sobre todo, son capaces de cuestionar las problemáticas sociales”, apuntó.

No obstante, la mayoría de las veces los intentos por construir mujeres empoderadas resultan en construcciones de género intermedias y se mantiene el prejuicio que pauta que ellas son y tienen que ser femeninas y elegantes.

Una experiencia que busca romper con esas dinámicas y establecer nuevas reglas para habar de mujeres y hombres de un modo más inclusivo es el de la corresponsalía en La Habana del Servicio de Noticias de la Mujer (SEMlac), agencia regional que emite información desde la labor de mujeres periodistas con perspectiva de género.

“Hacer periodismo de género no es escribir de las mujeres y para las mujeres o tratar temas de mujeres; tiene que ver con el punto de vista que adoptamos o el tamiz a través del cual vemos la realidad, la captamos y la volcamos a los medios; con ir más allá de los hechos, adentrarse en los procesos y favorecer el cambio hacia una vida más justa y equitativa”, precisó la periodista Sara Más, colaboradora de SEMlac.

“Ya ha sido un paso importante lograr medios alternativos que, como SEMlac, practican el periodismo de género o periodismo no sexista, pero el ideal sería que no haya prensa, televisión, radio ni ningún otro medio sexista. Que ese pensamiento democrático alcanzara a todos los medios”, agregó.

Al final de la sesión fue presentado el libro Magín, tiempo de contar esta historia, que reúne testimonios de varias comunicadoras agrupadas en torno a un proyecto que, de 1993 a 1996, se mantuvo activo y realizó una labor de capacitación y trabajo en torno a estas preocupaciones.

Estos temas de hoy, como la comunicación con enfoque de género, los estereotipos sexistas y el feminismo, entre otros, fueron algunos de los que ya en la pasada década del noventa habían puesto sobre la mesa varias de esas comunicadoras, con diversidad de profesiones, reunidas en Magín, comentó la periodista Mirta Rodríguez Calderón, una de sus fundadoras, al presentar el volumen.

En la primera jornada del coloquio se rindió homenaje a la realizadora cubana Gloria Rolando, “una de las grandes documentalistas del país, que ha dedicado su trabajo, esfuerzos extraordinarios, empeños y decisión a tratar temas de mucho valor e interés sobre la historia étnica, las migraciones y otros procesos sociales en Cuba”, al decir de Luisa Campuzano, directora del Programa de Estudios de la Mujer de Casa de las Américas.

Rolando hizo un recorrido por su obra, desde Oggún (1991), su primer documental, hasta el último realizado hasta el momento, Diálogo con mi abuela (2016). En ella emerge la investigación de temas y episodios poco explorados y a veces ignorados de la historia cubana, en los cuales ha reivindicado de forma particular la participación de las mujeres.

“Siempre he sentido la necesidad de mostrar la dignidad de las mujeres negras, que es también la dignidad de las cubanas”, comentó la artista ante el público asistente al encuentro, que este año dedica sus jornadas a la figura de la cineasta, guionista y periodista Sara Gómez (1942-1974).
La creadora explicó que no ha tratado de hacer una historia diferente, la de las mujeres negras, sino de visibilizar esa parte menos conocida y enriquecer así la historia nacional.

El programa del encuentro incluyó, entre otros temas, la presencia de las mujeres en la radio, los estereotipos asociados a las mujeres negras en los medios de comunicación y la publicidad, la violencia hacia las mujeres en las redes sociales y el cine documental feminista.

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