Exposición interactiva denuncia sexismo cotidiano

Los piropos callejeros, los altos tacones diseñados para las mujeres, las burlas hacia las conductoras de vehículos o las frases con que se reprende a un niño cuando llora son actos que se repiten cotidianamente, sin notar que expresan sexismo.

Para develar esos sutiles modos en que nuestras acciones toleran y reproducen la discriminación basada en el sexo, la joven artista brasileña Larissa Bezerra concibió un proyecto transmedia que denuncia estos comportamientos en sus manifestaciones más comunes.

«En los detalles/ Retrato interactivo del sexismo cotidiano» vincula una plataforma web con cápsulas audiovisuales, una página en Facebook y una exposición que se presentó a la prensa el pasado 10 de julio y se mantendrá hasta el 15 en la Escuela Internacional de Cine y TV (Eictv) de San Antonio de los Baños, al suroeste de La Habana.

«El sexismo está en la manera en que uno piensa y es enseñado a pensar, en lo cotidiano», comentó a SEMlac la comunicadora social.

La idea de realizar este trabajo surgió al caminar por el Malecón y notar cómo los hombres se referían a las mujeres. Pero, al decir de la directora, es una temática internacional que puede ser abordada desde cualquier país.

La asunción natural de ese sexismo cotidiano frena el avance social de las mujeres y por eso no resulta inofensivo, consideró la creativa.

«Cuando alguien dice a una niña que no se ensucie el vestido, en el futuro provoca que haya menos niñas ingenieras. Cuando a un niño pequeño le preguntan cuántas novias tiene, se está formando un hombre que valora poco a sus compañeras», significó.

Con esta iniciativa, la realizadora se gradúa de la Cátedra de Televisión y Nuevos Medios de la Eictv, luego de tres años de estudios especializados en la formación de productores creativos para los medios de comunicación llegados con la era digital.

La expo combina en varios cubículos mensajes audiovisuales con otros escritos en las paredes o en pantallas de computadoras, que llaman la atención sobre la tolerancia a este tipo de manifestaciones.

A la entrada, un cartel invita a los hombres a cambiar sus zapatos por tacones femeninos y con ellos recorrer la exposición, en símbolo de la carga y molestia que representa para las mujeres mantener el canon de belleza que se les exige.

Luego se muestran grabaciones de hombres asediando con vulgaridad a mujeres en la calle, al tiempo que se proyectan los resultados estereotipados de búsquedas automáticas en el buscador de internet Google ante vocablos como «mujer» u «hombre».

El acoso callejero resulta una de esas expresiones más comunes y nocivas del sexismo cotidiano. Según datos ofrecidos en la exposición, 98 por ciento de las mujeres ha padecido este tipo de violencia durante su vida y 83 por ciento ha dejado de transitar por alguna calle debido al asedio.

Otro compartimento invita a las personas a escribir con tiza sobre los paneles sus propias experiencias, al convivir con el sexismo.

Bezerra quiso propiciar así una experiencia física que logre impactar a las personas, al ponerlas frente a sucesos de su día a día para privilegiar la emoción humana como generadora de cambios, por encima de los escenarios virtuales tan de moda.

Un aspecto novedoso en la exposición lo aportan los cortos audiovisuales de hombres contando pequeñas historias de sexismo que habitualmente suceden a las mujeres bajo la premisa «¿Y si lo que consideras normal fuera al revés?».

El ser subvaloradas en el trabajo, cuestionadas por su habilidad para conducir, ignoradas por sus parejas, asediadas en la calle y luego culpadas por ello son vivencias habituales entre las mujeres.

Sin embargo, al narrar estas experiencias en masculino, la realizadora transforma el sentido de los relatos y cuestiona a quien recibe el mensaje con la pregunta: «¿Si te parece raro que le pase a un hombre, por qué es normal que le suceda a una mujer?».

Además de funcionar como su tesis de graduación, Bezerra quisiera continuar el proyecto y mantener viva la página de redes sociales creada en mayo pasado, además de llevar la exposición a un espacio más amplio.

«El proyecto vive y se mueve con la participación de los usuarios, así que pudiera terminar en un corto o un documental», añadió.

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