El envejecimiento de la población llegó para quedarse en Cuba, pero a menudo los medios de comunicación siguen manejando estereotipos que impiden ver a las personas que sobrepasan los 60 años no solo como dependientes de cuidado, sino también como protagonistas activas de la cotidianidad.
«A menudo en la prensa se repiten visiones negativas de la vejez, como equipararla con el final, la depresión, la soledad o la enfermedad», explicó la profesora Teresa Orosa Fraíz, presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana, a un grupo de periodistas reunidos la pasada semana en la capital cubana. A ello se añade la naturalización de otros estereotipos que podrían parecer positivos, como identificar la ancianidad como «la mejor edad o la edad dorada», u otros muy confusos como considerarla un retorno a la niñez o una etapa de «juventud acumulada», detalló la también presidenta de la Sección de Psicogerontología de la Sociedad Cubana de Psicología.
Para Orosa, esas imágenes no responden a la realidad e impiden a las personas tomar conciencia de que se necesita aprender a vivir «en una sociedad para todas las edades» y, sobre todo, prepararse para poder vivir una vejez activa, comentó la profesora durante la de clausura de un Diplomado de Periodismo y Demografía, el viernes 28 de septiembre.
Organizado por séptimo año por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí (IIPJM), con apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas y asesoramiento técnico del Centro de Estudios Demográficos (Cedem) de la Universidad de la Habana, el curso exploró la actual dinámica demográfica cubana.
La población de la nación caribeña se caracteriza por un elevado índice de envejecimiento demográfico, lo que conlleva diversos retos para la sociedad en el orden económico, social, familiar y, por supuesto, comunicativo.
Al cierre de 2017, el envejecimiento en la isla alcanzó 20,1 por ciento, lo que quiere decir que, aproximadamente, una quinta parte de la población cubana tiene 60 o más años.
Actualmente Cuba tiene 11 millones 221.060 habitantes, 18.164 menos que en 2016, según datos del Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE), de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
«La población de Cuba disminuye en términos absolutos y ello intensifica su proceso de envejecimiento», explicó el demógrafo Juan Carlos Alfonso Fraga, director del CEPDE.
En ese contexto, las visiones estereotipadas de los medios, en lugar de favorecer un proceso de integración intergeneracional a nivel social, suelen configurar sentimientos de devaluación entre las personas mayores en relación con sus competencias, estatus social y funcional, sostuvo la profesora Orosa.
Un estudio métrico y de contenido realizado este año por el observatorio temático del IIPJM sobre Dinámica Demográfica en Medios de Comunicación reveló que, aunque se aprecian algunos avances en el tratamiento del envejecimiento en la prensa, aún persisten desafíos que respaldan las opiniones de esta experta.
Realizado en cinco medios de comunicación, los periódicos Juventud Rebelde, Granma, Vanguardia y Sierra Maestra, y el sitio web Cubadebate, entre julio de 2017 y enero de 2018, el estudio indica que «el envejecimiento comienza a presentarse como reto y oportunidad, y no tanto como un problema a enfrentar», explicó la periodista Lisandra Fariñas a SEMlac.
«Se observa una mayor presencia del tema en la agenda de los medios de prensa y mayor jerarquía en las planas», precisó Fariñas, coordinadora de la Cátedra de Periodismo y Demografía del IIPJM, y detalló que aunque el número más alto de trabajos aparece en el espacio digital de los medios estudiados.
Curiosamente, el periódico que menos publicó sobre envejecimiento en el período fue Vanguardia, de la central provincia del Villa Clara, territorio de mayor envejecimiento del país. «Y muchos de los trabajos fueron replicados de Granma o de otro medio», explicó Fariñas.
Varios de los especialistas que compartieron sus experiencias y conocimientos con los periodistas alertaron justamente acerca de que, además del envejecimiento demográfico, otras temáticas derivadas de la dinámica demográfica no suelen estar en las agendas de los medios.
Entre ellas, enumeraron el impacto de las migraciones internas en la vida económica, social y cultural de pequeñas localidades rurales, o la relación entre el envejecimiento y la disponibilidad y ordenamiento de la fuerza laboral del país.
«Sigue predominando la enunciación del envejecimiento, con prevalencia de cifras y estadísticas oficiales del aumento del indicador y otras determinantes; por encima del análisis de las causas y otros desafíos que supone este proceso», confirmó Fariñas.
Asimismo, según la periodista, ya asoman temas como los del cuidado, donde el enfoque de género comienza a percibirse, aunque de manera muy pobre aún, sobre todo vinculado al impacto mayoritario que este representa para las mujeres.
«Aún predominan en nuestros medios los aspectos de las pérdidas, las nostalgias, la brecha digital, los aislamientos, las depresiones, las demencias, cuando en realidad esta es solo una expresión del tema de la vejez», precisa el informe del observatorio del IIPJM.
«Falta ponderar en los medios esa otra parte de la vejez como una etapa del desarrollo, con todo el respeto y la coherencia que conlleva», agrega el texto.
A juicio de Fariñas, son necesarias historias que reconozcan el envejecimiento como un proceso que abarca la vida entera -desde el nacimiento hasta la muerte-; y la vejez como período cada vez más extenso y significativo de la vida».
Y además, «que se tenga en cuenta la diversidad de las personas adultas mayores; que se integren las dimensiones de género y generaciones; y que se superen estereotipos y prejuicios», precisó.