Abriendo caminos de equidad desde la comunicación

La visión crítica y contrapuesta al canon patriarcal se ha ido abriendo paso lentamente en la literatura, la comunicación y la enseñanza en esta isla del Caribe en medio de resistencias, dificultades e incomprensiones, subrayan especialistas.

«Declarar que se es feminista en Cuba supone un acto de transgresión», aseguró la periodista Helen Hernández Hormilla, quien ha investigado la narrativa de las cubanas contemporáneas.

«No importa si nuestra práctica cotidiana defiende presupuestos fundamentales de esta ideología, si rechazamos abiertamente el machismo; pero asumirse como tal nos pone ante la sospecha, la ironía y, en muchos casos, la marginación», agregó la estudiosa durante el panel «En el bicentenario de la Avellaneda: Comunicar con género», organizado el 12 de febrero por el Grupo Interagencial de Género del Sistema de las Naciones Unidas.

Además de su obra literaria, la escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda (Camagüey, Cuba; 23 de marzo de 1814 – Madrid, España; 1 de febrero de 1873) simboliza, como mujer transgresora de su época, el espíritu de libertad y creación femeninas en una sociedad patriarcal y discriminatoria, abundó la investigadora Cira Romero, al disertar sobre la vida y obra de la también conocida como «Tula» o «La Peregrina», y a quien está dedicada la 23 Feria Internacional del Libro en la isla.

«Una mirada feminista desde las artes supone cuestionar el canon, reescribir la historia, explorar nuevos lenguajes creativos, romper los silencios de la representación, otorgar protagonismo a los seres tradicionalmente excluidos, ampliar los estándares morales para entender la sexualidad, el amor, las relaciones familiares», precisó Hernández Hormilla al referirse al panorama actual de las letras cubanas.

Consideró que el arte ha sido uno de los objetos fundamentales de atención del feminismo en tanto contribuye a perpetuar imaginarios, dirimir conflictos ideológicos e impulsar cambios simbólicos y estructurales.

«Especialmente en Cuba, han sido los discursos artísticos de las mujeres los que han ayudado a poner luz sobre las desigualdades de género presentes en la sociedad cubana, con énfasis en la doble jornada, la maternidad asfixiante y la violencia machista», precisó.

No obstante, advierte entre las escritoras cierta tendencia recurrente a contradecir el feminismo o a ser estudiadas como parte del «arte femenino», a la par que reconoce también la falta de referencias actualizadas, de bibliografía sobre feminismo y género, así como la débil cohesión entre las feministas cubanas y la inexistencia en los medios de un verdadero debate nacional sobre estos temas.

El camino no ha estado exento de tropiezos, tampoco, en el campo de la literatura infantil. Aunque presente siempre como protagonista, no será hasta nuestro siglo que la mujer, según se consolida una estética en la escritura para niños y adolescentes, ocupe un lugar de vanguardia y a veces dominante, señaló el escritor y crítico Enrique Pérez Díaz.

Nombres como los de Selma Lagerloff, con su Premio Nobel en l909; Louise May Alcote, Astrid Lindaren, Jane Webster, Úrsula Wölfell y María Gripe se han inscrito en ese campo literario, a nivel internacional, mientras en Cuba destacan Hilda Perera, Iliana Prieto y Teresa Cárdenas Angulo, entre otras mencionadas por Pérez Díaz.

Otro gran desafío se enfoca en los medios de comunicación y el tratamiento que hacen a temas como la violencia hacia las mujeres por motivo de género, incluida la violencia simbólica.

A juicio de la periodista Isabel Moya, directora de la Editorial de la Mujer, las perspectivas desde las cuales se enfoca el tema, de manera general, no ayudan a problematizar sus causas.

«Por el contrario, muchas veces contribuyen a naturalizar los mitos que sostienen o justifican la violencia hacia las mujeres», suscribe la experta en el folleto «Letra con género», una propuesta para el tratamiento de la violencia de género en los medios de comunicación, presentado igualmente durante la realización del panel.

No se trata de fórmulas o recetas, remarcó, sino de renovar las formas de mirar y contar, de hacer una revisión crítica del proceso comunicativo, desde la recolección de información, las construcción del discurso, la difusión de los mensajes y las relaciones con las audiencias.

Llevar a las aulas propuestas teóricas y metodológicas que contribuyan a desarrollar la perspectiva de género en los futuros profesionales es, igualmente, un reto vigente, aun cuando trabajan en el país casi una treintena de cátedras de estudio de la mujer vinculadas a la enseñanza superior y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Todavía falta introducir la teoría y los conocimientos de género en los estudios de pregrado en ese nivel de aprendizaje, remarcó Mayda Álvarez, directora del Centro de Estudios de la Mujer de la FMC.

Solamente la carrera de Sociología los ha incorporado en la actualidad como parte del plan director, en el currículo de grado, puntualizó Álvarez, una de las compiladoras del libro Buenas prácticas en la introducción del enfoque de género en la Educación Superior, texto que recoge las memorias del taller nacional de las Cátedras de la Mujer.

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