Justicia patriarcal. Así es como llaman las asociaciones feministas a lo sucedido con en el juicio de La Manada, el grupo de cinco jóvenes acusados de haber violado en grupo a una chica de 18 años en San Fermín en 2016. El movimiento feminista ha sido muy crítico con algunos medios de comunicación y algunos actores judiciales porque consideran que se está cuestionando y juzgando el comportamiento de la víctima y no de los agresores. Cientos de personas se han concentrado frente al Ministerio de Justicia de Madrid y han recorrido varias de las calles más céntricas de la capital para protestar contra el tratamiento del caso con lemas como #LaManadaSomosNosotras o #YoSíTeCreo.
En el juicio contra La Manada la Fiscalía pidió para ellos 22 años y 10 meses de prisión. La rabia e indignación en algunos sectores feministas y en las redes sociales ha crecido cuando el juez ha admitido como prueba un informe de un detective privado sobre la vida de la víctima después de ser violada. También se ha cuestionado su comportamiento o su estado de ánimo: colgaba fotos y canciones en Facebook y hacía viajes con sus amigas.
«Imagina que te roban en casa. Lo denuncias y te cuestionan si te has dejado la ventana abierta. ¿A que eso no pasa? Pues con una víctima de violación sí», cuenta Beatriz Bonete, socióloga experta en género, «¿qué pasa? ¿Qué tiene que quedarse en casa llorando?», se pregunta. «Si todas las mujeres que hemos sufrido alguna agresión sexual tuviésemos que quedarnos en casa llorando el mundo se pararía», asegura. Se siente «enfadada y decepcionada», igual que mucha gente, «por un sistema que perpetúa el cuestionar a la víctima tras haber sufrido una agresión».
Bonete opina que hay que poner el foco en los agresores y no en la víctima. «Mostrar sus caras como se está haciendo estos días en las redes sociales es una forma de bajarnos a la realidad», asegura. Considera que se tiene una visión muy negativa de las mujeres violadas o maltratadas: «En los juicios, a veces parece necesario ver a la víctima destrozada cuando habla, llorando. No se las da la oportunidad de ir seguras y fuertes», porque entonces es menos creíble, señala.
En esta línea, la experta en Género Celia Garrido, considera que «la justicia no responde de la misma manera ante los desmanes de los hombres contra las mujeres. A las mujeres se las sigue juzgando. Aquí ha habido una violación y se culpabiliza a la víctima». Garrido opina que es «escandaloso» que los focos estén puestos en la reacción posterior de la víctima. «Ha habido una violación y lo que tienen que comprobar es que ella ha sido clara o firme en su negativa pero, ¿qué se está juzgando? ¿La violación? ¿Si se le puede violar o
no? ¿Tienes que tener una conducta moral irreprochable para que no te violen?», se pregunta.
La cultura de la violación presente en las sociedades
Asegura que la cultura de la violación está muy presente en las sociedades de hoy en día. Es decir, se justifican o normalizan las agresiones sexuales en base a la ropa que llevan las mujeres, su actitud o su estado, como cuando se bebe alcohol. «Parece que se puede violar a las putas, a las que llevan minifalda, a las que van borrachas… Y en ocasiones la justicia legitima eso. Eso, en una sociedad, es sangrante y dañino. Y es un escarnio más al que está siendo sometida la víctima, además de haber sido violada».
Ella y sus compañeras feministas se sitúan en el lado contrario a esta afirmación: «Nosotras vemos bueno que una víctima rehaga su vida. Esa recuperación es buena». Critica que se ponga a las mujeres siempre en el papel de víctimas porque «durante un tiempo es necesario, pero es algo transitorio y las mujeres deben recuperar su vida». Cree que ese papel de mujer débil y víctima «es otra muestra más de dónde nos quieren a las mujeres».
También puede violarte tu novio
Otra de las razones por las que se ha cuestionado a la víctima de San Fermín, es el hecho de que conociese a los chicos antes y entablase una conversación amigable con ellos. Incluso besó a uno. Pero eso no significa que luego no pudiese sufrir una agresión sexual. «Consideramos violación a un tipo de abuso, con una mujer que se resiste», cuenta Garrido, «pero muchas veces no se tienen en cuenta los abusos que se producen en entornos considerados «seguros» para las mujeres, «con el agravante de que en estos entornos también existe el chantaje emocional. Y son las violaciones en estos entornos las que siguen siendo un tabú». Las agresiones sexuales dentro de la pareja «no salen a la luz y son los más peligrosos y los que más daño hacen. Y de esto no se habla nunca».
No son monstruos, son “hijos sanos del patriarcado”
Como contaba la escritora feminista Diana López Varela, «el maltrato a la mujer y el machismo están muy normalizados». Para ella, «no hay enfermos casi nunca en la violencia machista, son hijos sanos del patriarcado. Se creen que las mujeres son suyas, que se pueden apropiar de ellas cuando quieran y que además es todo una broma, forma parte de la diversión. Violar tampoco es para tanto, mientras no las matemos». Esto, López lo achaca a «una sociedad educada en la cultura de la violación».
Bonete opina en la misma línea: «Me parece curioso que hablen de Harvey Weinstein como depredador y que estos chicos se han de llamar La Manada». Para ella, este tipo de adjetivos o motes tratan de hacer ver que estos agresores «son como animales». Pero no. «Estos chicos eran normales. Entre ellos hay, incluso, un guardia civil. Parece que son unos locos que tienen problemas psicológicos pero no».
Una estrategia del abogado “para desviar la atención”
El informe del detective privado sobre la vida de la víctima después de que ocurriesen los hechos es «la única estrategia del abogado defensor para desviar la atención». Así lo considera la abogada Marta Macho de ABA ABOGADAS, que explica que «es un informe que el juez puede admitir, pero luego hay que ver el caso que le hacen o cómo lo interpretan».
Macho considera que «parte de la sociedad puede pensar que, al llevar una vida normal, igual lo que pasó no es para tanto». Pero defiende que «la chica no va a quedarse llorando en casa. Tiene que pasarlo y superarlo». Recuerda, además, que hay otras pruebas en el juicio como los mensajes que se mandaba La Manada con el resto de sus amigos en los que decían que querían «violar» y que llevarían «burundanga o cloroformo».
La exdiputada de Podemos y magistrada Victoria Rosell, hizo un hilo en Twitter en la misma línea, en el que afirmaba que «la vida posterior de la víctima tiene incidencia cero en la credibilidad de su testimonio como prueba de los hechos. Incluso si dice que está bien. Faltaría más». Además, explica también que el hecho de que el juez haya admitido el informe del detective privado «significa sólo que la une. Igual luego valora que es nula por violar Derechos Fundamentales o considera que no demuestra nada. Admitir no es estimar».
De momento, a pesar de que muchos sectores de la sociedad entre los que se encuentran muchos usuarios de Forocoches o algunos medios conservadores la han atacado, la víctima de La Manada está teniendo mucho apoyo en las redes sociales, así como en las distintas concentraciones que ha habido en contra de la Justicia patriarcal. «Hermana, yo sí te creo», coreaban en las manifestaciones para que la joven no se sienta sola.
Fuente: Huffington Post